Dani Alves junto al presidente de Pumas, Leopoldo SIlva, este sábado en su presentación en las instalaciones de Pumas.LUIS CORTES (REUTERS)
Del rumor más marciano a tener a Dani Alves en el césped de Ciudad Universitaria. Los Pumas han presentado este sábado al fichaje más importante de su historia en un día de jolgorio. El brasileño, de 39 años, eligió de forma inverosímil a un equipo acostumbrado a producir futbolistas en vez de comprarlos.
“Muchísimas gracias al presidente [de Pumas, Leopoldo Silva] por traerme a este lugar. Soy una persona que va más allá del fútbol, soy una persona que le gusta dejar un legado a la gente más joven”, dijo Alves, enfundado con el uniforme universitario. “¡Vamos, Pumas!”, lanzó en una presentación donde estuvo escoltado por jóvenes futbolistas del club representativo de la Universidad Nacional Autónoma de México, la mayor de América Latina.
El primer gesto de Dani Alves en México fue ponerse la máscara de El Santo, la leyenda de la lucha libre mexicana. El país le dio una bienvenida con una estampida de aficionados en busca de una selfi, o algo parecido en el aeropuerto de Ciudad de México. La primera gambeta de Alves no ocurrió sobre el césped, sino en el suelo pulido de la terminal uno, donde burló a todos los aficionados y salió por una puerta alterna. Su conductor privado le llevó a dar un paseo por el exterior del estadio Olímpico Universitario y el mural en relieve del artista Diego Rivera que adorna el campo de los Pumas.
A menos de 24 horas de llegar a México, Dani Alves se presentó en las instalaciones de su nuevo club a las 9.00 horas de un sábado. A más de uno de los periodistas deportivos les agarró en plena resaca. Alves, visto por los empleados del club mexicano como el mejor fichaje de su historia, firmó su contrato y realizó su primera práctica con sus nuevos compañeros. La sonrisa magnética del brasileño nunca claudicó bajo el intenso calor de Ciudad de México de mediodía. Los empleados del club coincidían en una cosa: en la amabilidad del brasileño.
El defensa brasileño Dani Alves practicó unos pases con los juveniles de Pumas.México (EFE)
“Vengo de un pueblo chiquito [Juazeiro, en el Estado de Bahía] donde sale mucha gente con ganas de triunfo. El fútbol ha transformado mi vida. He aceptado el desafío de la universidad, como les dije en privado, porque es la unión de la sociedad, donde podemos soñar”, comentó Alves, dueño de la dorsal número 33.
Alves fue cobijado por la Rebel, una de las barras bravas más peligrosas de México, con la batucada, trompetas y banderas gigantes. La euforia del grupo de hinchas de los Pumas era de esos días de partido cuando el club gana por goleada al rival más odiado. “Dani viene a aportar más allá de su fútbol con su personalidad, experiencia, su sed de triunfo y sus ganas de triunfar. Eso se transmite”, comentó el presidente de Pumas, Leopoldo Silva.
Los Pumas pudieron negociar con Alves gracias a que el brasileño quedó libre del Barcelona. El equipo universitario estuvo sobre él todo el tiempo hasta que le sedujeron en las últimas semanas.
“Es raro que viniera a Pumas, nunca trae figuras y, además, ¡es brasileño! Es un jugadorazo”, cuenta la señora Yolanda Montaño, de 57 años, que se coló a la presentación de Alves gracias a que su hija, Mar Moya, juega en el equipo juvenil femenino. “Nosotras teníamos el rumor desde antes, pero no creíamos que llegara un hombre de su talla”, agregó. Santiago Acosta, jugador de Pumas de 14 años, logró que el brasileño, aún con el jet lag en el cuerpo, le firmara unas espinilleras. “No a todos les firmó, eh”, contó. La presentación del futbolista duró cinco minutos, los suficientes para fortalecer las esperanzas en Pumas de volver a ganar tras 11 años sin conquistar una Liga.
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