Ana de Armas podría hacer historia este domingo. La actriz hispano-cubana aspira a ganar su primer Oscar por su alabada interpretación en ‘Blonde‘, el filme de Netflix dirigido por Andrew Dominik en el que encarna a la mismísima Marilyn Monroe. “Estoy en la luna. Gracias por todo el cariño y apoyo, qué honor. Gracias a la Academia por hacer que este sueño sea real”, celebraba la intérprete tras conocer su primera nominación en los premios por excelencia del cine.
En España, la mayoría conocemos a la actriz por su icónico papel en ‘El Internado‘, una de las series más populares de los años 2000, en la que interpretaba a Carolina. Pero lo cierto es que De Armas lleva años viviendo en Estados Unidos, donde ha intentado y logrado con éxito labrarse su propio camino en Hollywood. Lo ha hecho paso a paso, hasta conseguir trabajar en producciones de primera línea. Pero, ¿cómo ha sido su ascenso al estrellato?
Se mudó a Madrid con apenas 18 años
De Armas (La Habana, 1988) comenzó su carrera como intérprete en su Cuba natal. Con 16 años y después de estudiar durante dos años en la Escuela Nacional de Arte de Cuba, debutó con un papel protagonista en la película ‘Una rosa de Francia‘ (2005), rodada en Cuba y España. Fue durante las grabaciones cuando ya le propusieron trasladarse a nuestro país, aunque continuó durante un tiempo trabajando al otro lado del charco, donde trabajó en las películas ‘El edén perdido‘ (2007) y ‘Madrigal‘ (2007).
Finalmente, se mudó a Madrid y en 2008 se estrenó como miembro del elenco principal de ‘El Internado’, que se convirtió en un auténtico éxito juvenil y catapultó a la actriz a la fama. También participó en la película ‘Mentiras y gordas‘ (2009). Sin embargo, no tardó en sentirse encasillada y, a pesar de que se mantuvo en ‘El Internado’ hasta su sexta temporada, en 2010, terminó marchándose a Estados Unidos con la vista puesta en el cine.
Periodo de transición: a caballo entre España y Estados Unidos
A partir de entonces, la actriz comenzó su andadura por Estados Unidos. Si bien regresó a España después de pasar unos meses en Nueva York aprendiendo inglés, idioma que no dominaba y que tardó en perfeccionar, la actriz ya comenzó a hacer castings para participar en producciones estadounidenses.
Sin embargo, estuvo mucho tiempo sin tener suerte. Aunque en España salieron varias oportunidades, no trabajó en su primera película americana hasta 2014, cuando se mudó a Los Ángeles -después de realizar varias películas en España-. Allí tuvo que empezar de cero, hasta que en 2015 estrenó ‘Knock Knock‘, thriller en el que trabajó junto a Keanu Reeves. Con este filme debutó oficialmente en Hollywood.
Primera etapa en Los Ángeles
A partir de entonces, la actriz hispano-cubana no ha dejado de trabajar. Su buena relación con Reeves dio sus frutos y el actor contó con ella para un papel en español en ‘Exposed’ (2016). Ese mismo año, la intérprete estrenó ‘War Dogs’, donde tuvo un papel secundario, y ‘Manos de piedra’ (que grabó en realidad cuando todavía vivía en Madrid).
Poco después llegaría un título muy potente, ‘Blade Runner 2049’ (2017), y aunque tuvo un papel secundario y la película no obtuvo los resultados esperados, ella sí recibió buenos comentarios de la crítica. Algo que, de hecho, ha sido una constante en su carrera, independientemente de cuál fuera su papel.
El gran salto en la carrera de Ana de Armas: ‘Puñales por la espalda’ (2019)
Después de la secuela de ‘Blade Runner’, la actriz ha reconocido en entrevistas que, aunque no paró, estuvo una temporada sin recibir proyectos que le entusiasmaran. Aquello cambió con un proyecto que marcaría un antes y un después en su carrera: ‘Puñales por la espalda‘ (‘Knives Out’, 2019), donde interpretó al personaje de Marta Cabrera. Un trabajo que recibió de nuevo elogios de la crítica y que le valió una nominación en los Globos de Oro en la categoría de Mejor actriz de comedia. “Hasta que la hice, no tenía ni idea de mi vis cómica”, comentaba en una entrevista con ‘Fotogramas’.
Más proyectos importantes surgieron a partir de ahí, como ‘Sin tiempo para morir’ (2021), donde volvió a trabajar con Daniel Craig y se convirtió en la nueva ‘chica Bond’, y ‘Deep Water’ (2022), el thriller erótico que protagonizó junto a Ben Affleck.
Ovacionada durante 15 minutos tras el estreno de ‘Blonde’
El 2022 también fue el año en el que se estrenó de ‘Blonde’. Con esta producción de Netflix (plataforma con la que la actriz ya había trabajado varias veces), De Armas ha vuelto a dar un gran salto en su carrera, llegando a los premios Oscar 2023. A pesar de que hay quienes criticaron duramente el acento de la actriz, su actuación ha sido alabada y en el Festival Internacional de Cine de Venecia, donde se estrenó en primicia ‘Blonde’, recibió una ovación de 15 minutos.
“Esta película es un poema de tres horas. Hacer ‘Blonde’ fue superagotador y duro y trabajoso y estresante. Rodamos en 48 días y había muy poco presupuesto y, además, Andrew es un director supermeticuloso y perfeccionista, y yo también… así que fue una pesadilla para todo el mundo trabajar con nosotros”, explicaba a ‘Fotogramas’ la interprete, que compite en los Oscar con Michelle Williams, Cate Blanchett, Andrea Riseborouh y Michelle Yeoh.
Y ahora, ¿qué?
Aunque puede ser que Ana de Armas no gane el Oscar, la actriz ya puede decir que ha llegado a lo más alto. Pero, ¿y ahora qué? En una entrevista reciente con ‘Vanity Fair’, la intérprete confirmaba que, tras el estreno de ‘Blonde’, ha recibido “una suerte de oleada de papeles en películas de acción“. “Elegí los que me parecieron más estimulantes o con gente con la que quería trabajar”, desvelaba la actriz, que protagonizará próximamente ‘Ballerina’, spin-off de la franquicia ‘John Wick’.
Eso sí, De Armas también dejaba claro que ahora quiere trabajar en películas más “al estilo de ‘Blonde’”. “Quiero trabajar con los directores y trabajar en mis personajes. He tenido la oportunidad de conocer a directores con los que me gustaría trabajar. La gente a la que tengo acceso está cambiando, y eso me hace mucha ilusión“, explicaba a la mencionada revista.
La actriz quiere tomárselo ahora con más calma, volcarse en proyectos que de verdad le interesen. Trabajar, si es posible, mano a mano con la dirección. O encontrar “alguna pequeña historia” y hacerse cargo de la producción de la película. En definitiva, seguir creciendo como artista en la industria del cine y explorar nuevas facetas.