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De la leyenda a la realidad de la planta milagrosa

La mandrágora es una planta que ha tenido muchas controversias a lo largo de la historia. Se encuentra en la zona de Eurasia y en algunas regiones de África, en lugares con temperaturas muy altas. En Europa tuvo una gran importancia por sus aplicaciones curativas, aunque también ha sido utilizada para realizar rituales satánicos. Esto se debe a que sus raíces pueden tener una forma que puede parecerse a la humana.

Esto queda reflejado de forma muy clara en la saga Harry Potter. Aunque Rowling lo escribió primero en los libros, en las películas, la segunda para ser exactos, se muestra a la mandrágora en todo su ser. La profesora de herbología les advierte a los estudiantes ante de nada que se pongan protección en los oídos. Después, deben coger la planta y tirar con fuerza, arrancando la raíz. Para sorpresa de ellos que lo que sale de la tierra es una especie de niño que chilla muy fuerte.

La leyenda y la verdad de la mandrágora

Ilustración de la Edad Media sobre cómo extraer una mandrágora

La mandrágora pertenece a la familia de las solanáceas, como la patata o el tomate. Contiene solanina y otros alcaloides, que pueden resultar tóxicas y que la dieron mala fama en el pasado. En la Biblia, en el libro del Génesis se hace referencia a ellas, pero en la época de los romanos ya se hablaba de que podía matar. Por ello se recomendaba atar un perro negro que tirase de ella, pues al salir de la tierra lanzaría un grito que matará al animal.

La mandrágora ha tenido numerosas historias a su alrededor. En la época de las Cruzadas se llegó a afirmar que crecían de una eyaculación postmortem que realizaban los ahorcados. También era un símbolo asociado a la brujería.

Lo único cierto de todo esto es su toxicidad, que se traspasa con solo tocarla. Puede provocar mareos, dificultades al respirar y bradicardia. Su raíz, que tanto ha dado de qué hablar a lo largo de la historia, tiene efectos alucinógenos y narcóticos. En dosis pequeñas se utilizaba para crear un efecto anestésico o como laxante. Pero en cantidades altas puede llegar a ser mortal.


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