Joseph James DeAngelo, más conocido como el Asesino del Estado Dorado, fue condenado este viernes a cadena perpetua sin libertad condicional por al menos 13 asesinados y 13 violaciones de mujeres que perpetró en California entre 1970 y 1980.
Su sentencia se da luego
de tres días en los que varias víctimas encararon al expolicía de 74 años y lo
describieron como un “hombre enfermo, horrible y subhumano”, mientras DeAngelo
se limitó a permanecer en silencio.
DeAngelo, considerado uno de los peores asesinos en serie de las últimas décadas en Estados Unidos, habló por primera vez este viernes desde que empezó el juicio y se limitó a pedir perdón a cada una de las víctimas.
El asesino en serie no fue sentenciado a pena de muerte tras haberse declarado culpable en junio y haber llegado a un acuerdo con la Fiscalía, algo que las víctimas cuestionaron y rechazaron vehementemente.
Prófugo por décadas
De Angelo fue uno de los peores y más temidos asesinos en serie y violadores de California durante las décadas de 1970 y 1980, antes de desaparecer y dejar desconcertadas a las autoridades durante más de tres décadas.
A pesar de las miles de
pistas que se recibieron durante años, el nombre de DeAngelo nunca estuvo en el
radar de las autoridades hasta abril del 2018, hasta que los investigadores utilizaron
una nueva forma de rastreo de ADN y lo arrestaron en su casa en Sacramento.
DeAngelo, quien también estuvo en la Marina, fue agente de policía en Exeter, en el Valle de San Joaquín, entre 1973 y 1976. Luego fue transferido a la policía de Auburn, cerca de Sacramento, hasta que fue despedido en 1979 luego de ser arrestado por robar una lata de repelente para perros y un martillo de una farmacia. Fue condenado por robo y multado con 100 dólares.
Peggy fue una de las víctimas que habloó en el primer día de audiencias de Joseph DeAngelo.
Desgarradores testimonios
El juicio contra
DeAngelo estuvo marcado por los estremecedores testimonios de varias de sus víctimas
y familiares, quienes se enfrentaron cara a cara con su violador después de décadas
de sufrimiento.
“Deberían enviarlo a la prisión más dura de California. Qué despreciable pieza de humanidad eres”, le dijo a DeAngelo en la corte Dolly Kreis, la madre de la víctima de violación Debbie Strauss, quien murió en 2016. “Se merece el peor entorno posible, donde pueda vivir con miedo como lo hicieron sus víctimas”, dijo Strauss.
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