Desde tiempos inmemoriales, la humanidad se ha sentido fascinada no sólo por aquellos elementos que le rodeaban, sino también por los otros, los inalcanzables, que se observan allá en el cielo. Nos detenemos en descubrir de qué están hechas las estrellas.
Ya que los avances científicos en cuanto a los cuerpos celestes que rodean la Tierra son más bien recientes, y si bien algunos coinciden con las apreciaciones de estudiosos de hace siglos, no es sino hasta ahora que podemos afirmar ciertas teorías.
Ya determinada la posición de nuestro planeta dentro del Sistema Solar, una de las cuestiones que desvelaba a los astrónomos era de qué están hechas las estrellas, cuál es la composición de esos objetos espaciales que vemos pequeños, pero con la certeza de que son mucho mayores.
Y la respuesta a esa pregunta tiene poco menos de un siglo, y se la debemos a Cecilia Payne, quien en su tesis doctoral de 1925 se propuso contestar a todas las dudas planteadas, explicando de qué están hechas las estrellas, y qué compuestos las mantienen allí, moviéndose alrededor de su propia fuerza de gravedad, y brillando por las noches, cuando la oscuridad nos permite apreciarlas.
En líneas generales, ella planteó que las estrellas están formadas mayoritariamente por hidrógeno, aunque también poseen porcentajes importantes de helio en estado gaseoso, siendo la combinación de ambos “ingredientes” la que da como resultado un cuerpo celeste brillante, siendo ésta su principal característica. Asimismo, se sabe que poseen mínimas cantidades de nitrógeno, hierro y carbono.
Las estrellas producen ese brillo porque están constantemente consumiendo hidrógeno, que se transforma en helio por el mismo proceso, emitiendo esa energía en forma de radiaciones electromagnéticas que, por la distancia a la que nos hallamos, se ve como una luz.
Por otro lado, se debe aclarar que las estrellas nacen y mueren cuando precisamente consumen toda su energía, lo que significa que todas ellas pasan por diferentes estadios a lo largo de un ciclo de vida completo, si bien duran millones de años, y sobreviven a miles de generaciones humanas.
Las estrellas se originan como protoestrellas y, al alcanzar la madurez, se convierten en estrellas de una secuencia principal, aumentando tanto su temperatura como luminosidad.
Cuando las estrellas mueren, todos sus restos serán reutilizados como reciclaje espacial, y colaborarán en la formación de nuevas estrellas o, incluso, en la formación de nuevos planetas.
Por eso mismo se les considera esenciales para comprender cómo actúa el Sistema Solar y sabes de qué están hechas las estrellas.
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