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Defienden con arte y educación al río Espíritu Santo en Oaxaca

Defienden con arte y educación al río Espíritu Santo en Oaxaca

“Vale la pena insistir y seguir”, confiesa Víctor Fuentes mientras realiza un tequio -trabajo o tributo como expresión de solidaridad- desde el río Espíritu Santo, donde lleva 17 años de hacer conciencia ambiental y artística para la defensa de este cuerpo de agua nativo de Unión Hidalgo, Oaxaca.

El río Espíritu Santo nace en los altos de los Chimalapas, pasa por el lado poniente de esta población y en su recorrido, para desembocar a la laguna superior, cruza las poblaciones de La Venta y Chicapa de Castro, agencias municipales de Juchitán; además cruza el poblado de Unión Hidalgo en donde se ha contaminado de forma alarmante.

“Tequio por el río” es una de las actividades que realiza Víctor, de forma constante, y lo acompañan amigos, niña, niños y vecinos del lugar, cuya intención es cuidar este espacio natural amenazado por todos, pues para los lugareños es un basurero y un lugar para extraer agua y piedra.

Víctor se dedicó más de 30 años a la educación primaria, actualmente es dueño de una galería de arte independiente “Gubidxa”; también es escritor en su lengua indígena, el zapoteco; no se considera ecologista pero sí defensor de este espacio natural desde el 2005, cuando decidió hacer un alto  a sus actividades personales y luchar para que las aguas del  río que atraviesa su  localidad retornen a su estado natural de limpieza.

“La gente no le ha dado el lugar al río, la gente piensa que es un espacio donde pueden arrojar sus desechos, donde pueden extraer todo tipo de piedra y agua también; entonces ven al río como algo que les da, pero ninguno se atreve a proteger”.

Aunque por años ha trabajado contra la corriente, Víctor no se detiene, al contrario, tiene puesta la mirada en cuidar y defender al río Espíritu Santo.

Sin pensar que llegaría a cumplir 17 años de lucha, Víctor recordó cómo comenzó a cuidar y proteger al río, entonces nació la primera exposición artística y no se detiene.

Recuerdo muy bien cuando inauguramos la primera exposición en la ribera del Río y desde entonces no nos detenemos, considero que el río nos ha dado mucho y es una forma de retribuirle todo; cuidarlo no nos cuesta nada, pero mucha gente aún no tiene conciencia y sigue tirando basura, 17 años después de que les hemos dicho que no lo hagan.

Junto con niñas, niños y personas altruistas, han limpiado y cuidado 400 metros de la ribera de este espacio natural, porque la intención no solo es cuidarlo y protegerlo, sino que sea un espacio donde el arte fluya de forma libre.

Víctor es feliz caminando en el río, sembrando plantas, quitando otras y reforestando; lo que más le sorprende es que se ha despertado una conciencia, si no de la mayoría, sí de unas cuantas personas, y eso es un logro.

El activista ambiental emplea su tiempo completo entre la galería y el río, no lo hace porque no tenga otra cosa qué hacer, sino porque para él, es elemental despertar la conciencia ambiental desde un enfoque artístico.

Habría que relacionar el entorno con el arte, eso es indispensable, quizá ahorita los niños vayan porque sus padres los manden, pero estoy seguro que no faltará un niño que defienda el río en su adultez, y con eso ya tengo pagado todo, ese es el valor.

De cabello negro, tez media clara y ojos negros, Victor no pierde la sonrisa nunca, y aunque hay acciones que lo decepcionan, su mayor sueño es que exista una colectividad por el río, pues hay acciones individuales para hacerlo, pero cree que juntos sería mejor.

“Creo que la amenaza más fuerte del cuidado del río, es el ego, y eso no debería estar siendo el protagonista, porque nuestra misión es el río, cuidarlo y protegerlo, en nuestro caso es hacer conciencia ambiental, ojalá nos juntemos y trabajemos en esa debilidad que hoy por hoy afecta nuestro espacio natural”, recalcó.

En estos 17 años, a Víctor le ha costado concientizar a las personas, pero resiste, sabe que la perseverancia algún día dará frutos; recordó que algunos vecinos, a modo de burla, arrojaban basura en los espacios que se limpiaban, sin embargo nada lo detuvo y fue cuando decidió involucrar el arte.

En Unión Hidalgo no existe un espacio para depositar los desechos sólidos, no hay un basurero municipal y tampoco planta de tratamiento de aguas residuales, los vecinos de la rivera del río usan el espacio para quemar, tirar basura y arrojar sus aguas contaminadas.

Tampoco existe un rastro municipal y los vendedores de carne depositan los desechos de los animales sacrificados en el río Espíritu Santo, porque no hay otra opción.

Este río aguarda todo tipo de desechos, desde botes de plástico hasta papel, pasando por llantas de vehículos, pilas y también vísceras de animales en estado de descomposición, pero también resguarda a árboles endémicos como Gula Bere’ , Biongoo, Yana’ y otros como el Roble.

Victor seguirá. Estos 17 años le han dado el impulso para seguir y no detenerse, su sueño es quizá lograr un espacio para un mercado orgánico, o para que las personas pasen una tarde agradable viendo la puesta del sol, también para poder lograr una convivencia sana y limpia.

“Lo que no tiene vida, hay que devolvérsela, y ese es nuestro impulso en estos 17 años, sí me preguntan cómo he llegado hasta acá, mi respuesta es que no sé cómo, pero seguiré, resistiré y no me detendré”.


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