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¿Dejará AMLO el barco a la deriva? (Artículo)

“Hoy día la amenaza del fracaso es visible ante un somero diagnóstico de la realidad”, escribe Heinz Dieterich.

Por Heinz Dieterich

  1. ¿Cómo terminará la 4ta transformación?

El debate de las élites nacionales y globales se centra en la pregunta de cómo posicionarse ante la difícil situación de la 4ta Transformación. Tres escenarios de desenlace son posibles: 1. Dirimir la crisis por la vía institucional, como propone el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Carlos Salazar Lomelín; 2. Aprovecharla, como en Bolivia, por vía de la “revolución de color”, tal como plantean sectores más radicales; 3. Reencauzar el proyecto con la necesaria rectificación de errores y una renovada visión estratégica y pragmática, encabezada por Andrés Manuel López Obrador. En gran medida, el destino de la nación está en manos del principal protagonista de la 4ta transformación.

  1. Estragos en el  Barco de la Esperanza

Cuando el 1 de julio del 2018 más de 30 millones de mexicanos votaron por la coalición Juntos Haremos Historia, seguramente no pensaban que este poderoso proyecto histórico podría estar a punto de naufragar apenas 22 meses después. Hoy día la amenaza del fracaso es visible ante un somero diagnóstico de la realidad.  

En apenas un año, la 4ta Transformación ha perdido la organización política nacional de masas (Morena) que la llevó al triunfo; pese a tener mil millones de pesos para la formación de cuadros, los funcionarios responsables fueron incapaces de establecer un solo centro de formación de cuadros que merezca el nombre; los jóvenes mileniales jugaron un papel importante en el triunfo electoral, aun así no se organizó este “capital político” que es fundamental para el futuro; no se han creado organizaciones estudiantiles en las grandes universidades públicas que hubieran sido claves para contrarrestar la manifiesta hostilidad de las nomenclaturas doradas; no se ha creado un sistema mediático que merezca el nombre y, en consecuencia, no se ha conquistado la hegemonía mediática, que, hoy día, decide el éxito de un proyecto gubernamental vía las conocidas estratagemas científicas del:  manufacture of consentperception management, truth decay, social identity theory y el ahogo mental del receptor con información irrelevante, fake news y un diluvio de trivia, para bloquear decisiones razonadas. El mismo Trump ilustra la vital importancia de un sistema mediático poderoso para la sobrevivencia de un proyecto gubernamental. Pese a ser carismático y telegénico, sin su echo chamber nacional, la cadena Fox News, probablemente ya no estaría en la Casa Blanca. 

Durante la primera derrota estratégica social de la 4ta, el 8 y 9 de marzo y después, con mucha más fuerza durante el advenimiento de la pandemia, se notó una muy sentida falta de liderazgo presidencial y una escasa eficacia de la actuación del Estado en los gabinetes federal y estatales, incluido la Capital del país. En términos de sectores sociales, no es aventurado decir, que la 4ta ha perdido importantes cohortes de la clase media y que poderosos sectores del gran capital y del empresariado se vuelven crecientemente hostiles.

  1. Tierra de nadie y Transformación

La relación de poder entre una fuerza protagónica transformadora y sus fuerzas antagónicas es comparable a una balanza. Lo que se quita en un lado se acumula en el otro. Esto explica, porque en la política –a diferencia de lo militar–   la “tierra de nadie” no existe. En la batalla de ideas el terreno ideológico que no es ocupado por ideas progresistas cae bajo el control del adversario. Esta es la profunda implicación de aseverar que la 4ta transformación no ha logrado crear un sistema mediático que merezca el nombre y que, en consecuencia, carece de hegemonía mediática: que cede el campo de batalla por las ideas y corazones –the battle for hearts and minds—  a las fuerzas adversas.

  1. Final institucional, violento o continuismo refundado

La evolución del noble proyecto de la 4ta Transformación –cuya descripción genómica sería: socialcristiano-socialdemócrata en sus valores (ética); centrista en su posicionamiento político; antigua en su visión G-5 e híbridamente keynesiano-monetarista en lo económico– tuvo su época de oro durante los años 2018-2019. De ahí ha transitado hacia una profunda crisis estructural que amenaza su existencia en el 2020-21. 

Durante su época de oro logró enormes triunfos políticos, como, por ejemplo, la alianza con cinco mega-empresarios aztecas, entre ellos el decano del Gran Capital mexicano, Carlos Slim, y un modus vivendi posible con el difícil decisor del hemisferio, Donald Trump. Esos triunfos fueron posibles, porque el presidente practicó la única política objetivamente posible para avanzar el proyecto, sin tropezar con los obstáculos que hicieron naufragar al desarrollismo socialdemócrata suramericana (Kirchner, Lula, Correa, Evo).

Para definir esa lógica de gobernanza del presidente y defenderla contra las críticas sectaristas de la ultraderecha y ultraizquierda, acuñe el concepto de “el centro como vanguardia” (Aristegui Noticias, septiembre 3, 2018).  Pero, como advirtió Napoleón respecto a Federico el Grande, los laureles se marchitan rápidamente. Es por eso, que hoy día, el gran debate en México gira en torno a los tres escenarios posibles del futuro: 1. la rotación institucional del poder; 2. la re-escenificación de la operación “anti-Evo” en Bolivia; 3. el aggornamiento del Segundo Concilio de Juan Pablo XXIII: la refundación de la 4ta transformación.

  1. Falta de liderazgo nacional

A la luz de los hechos objetivos es innegable que en los últimos cuatro meses la 4ta Transformación ha sufrido un dramático declive de su capacidad transicional. Este declive es, esencialmente, el resultado de errores estratégicos de conducción del proyecto y su insuficiente adaptación a las cambiantes condiciones nacionales e internacionales. En términos teóricos se trata de una desviación de la política del “centro como vanguardia”. Dicho de otra manera, un alejamiento del centro de gravitación del sistema.  La consecuencia de este cambio es una peligrosa pérdida de fuerzas y un vacío de poder, que pone en peligro el rumbo estratégico del proyecto y del país, en medio de una profunda crisis estructural relacionada con el Covid-19. Con el centro de masas del proceso debilitado las fuerzas centrífugas amenazan de manera creciente su estabilidad sistémica.

  1. AMLO sí puede triunfar si logra cambiar el rumbo

Lo positivo de la crisis es que está hecha en casa (home made) y que todavía se mantienen los apoyos de Trump y de Slim-Lomelí. Al tratarse de errores estratégicos generados en casa, el presidente puede enmendar todavía el rumbo del barco. Sin embargo, queda poco tiempo para realizar los cambios necesarios, porque el debilitamiento de lo que era la 4ta transformación, es sustancial. 

El debate público de las fuerzas progresistas que apoyan el proyecto del presidente revela el perfil de las medidas más deseadas. Entre ellas, una renovación del gabinete y una política de rectificación de errores, que incluye la restitución y reactivación del partido de masas (Morena); la formación sistemática de cuadros y activistas; un paquete económico keynesiano amplio e incluyente, sin monetarismo rígido y con el Estado cuál Estado benefactor para todos (¡!); y la creación de un sistema mediático capaz de concientizar y defender el mandato de los treinta millones de mexicanos ante la “subversión de color”.

  1. La lección de Bolivia

Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard salvaron la vida de Evo Morales y otros líderes andinos, cuando una “insurrección lumpen-plutocrática” (I. Galtin, Harvard) nacional-global acabó con su proyecto popular democrático desarrollista en la tierra de la Pacha Mama.

¡Nunca, desde la Tierra del Fuego hasta el Rio Grande, ningún líder progresista de América Latina debe perder de vista esta experiencia – bajo pena de su propia perdición!




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