Presiones del crimen organizado por derecho de piso, corrupción para cualquier trámite, falta de apoyo …y el coronavirus orillaron al recinto cultural a cerrar.
La economía, la corrupción, la delincuencia y hasta el Covid-19 acabaron con el Foto Museo Cuatro Caminos, que este jueves anunció su cierre.
“Cuando la violencia física llega a las puertas del museo se nubla la pertinencia de para qué seguir operando”, informan en un comunicado el fotógrafo Pedro Meyer, titular de la fundación que lleva su nombre, y Guadalupe Lara, directora del recinto.
No se trata de culpar a nadie, todo mundo hizo lo que pudo y lo que quiso, dicen, pero se vieron rebasados, desde asuntos de seguridad con el crimen organizado pidiendo derecho de piso, corrupción para todos y cada uno de los trámites necesarios para operar una institución como esta, compromisos por escrito para brindar apoyos que no se cumplieron ni en tiempo ni en forma, y cancelaciones de eventos por razones del coronavirus.
“Es tal la descomposición social, que los mismos policías contratados por nosotros para resguardar la integridad tanto de propios como visitantes, eran los que nos robaban”, agregan.
Para Meyer y Lara, es prudente reconocer cuando los vientos están en contra, y si no se busca el puerto más cercano para resguardarse, lo más seguro es que te ahogues en esa aventura.
“Nos toca a nosotros reconocer la poca imaginación que hemos tenido para afrontar tantos embates viniendo desde tantas partes”, señalan en el comunicado circulado en redes sociales. “Tenemos que hacer valer nuestra responsabilidad y asumir la triste tarea de informarles que es la hora en que hay que abandonar el barco”.
El Foto Museo Cuatro Caminos, que celebró cuatro años en septiembre, fue creado como un lugar donde la educación y comprensión de la imagen contemporánea estuvieran al alcance de todos, por lo que ofrecía exposiciones, cursos y talleres.
“Llamarnos Foto Museo era un acto de provocación, pero solo para crear un diálogo acerca de los significados, no para descalificar a nadie. Ese esfuerzo se ha quedado trunco y las preguntas siguen en pie”, dicen Meyer y Lara.
El espacio, ubicado entre la delegación Miguel Hidalgo y el municipio de Naucalpan, mide 5 mil metros cuadrados. Originalmente, era una fábrica de plásticos, en los años 40. En 2012, el inmueble fue remodelado por el arquitecto Mauricio Rocha. Finalmente, el museo fue inaugurado en septiembre de 2015, con tres galerías para exhibición, un auditorio para 180 personas, cuatro salas de usos múltiples, cafetería, tienda, restaurante y terraza abierta al público.
“No sabemos si nuestro barco vuelva a navegar algún día, en estos tiempos de incertidumbre ni nuestras propias vidas están a salvo de cualquier especulación”, señala el comunicado. “Esperamos que cada uno de ustedes guarde en su memoria algo positivo que se llevó de esta breve travesía. Nos daría mucha satisfacción que así fuera y que los cuatro años de su existencia no hayan sido en vano”.
El museo no especifica en el texto cuándo concluirá sus actividades, pero en su página web anuncia varios talleres sobre diseño, fotografía plástica, montaje cinematográfico, narrativa en el diseño y dimensión sonora de la imagen, programados para mayo y junio.
“En nuestra grata memoria quedan consignadas historias valiosas y profundas”, concluyen. “Y sí de eso se trataba, eso sí se logró”.