Es una “tormenta perfecta” porque tiene componentes políticos, corrupción, monopolio en la distribución de medicamentos y niños que necesitan medicamentos, consideró el escritor.
El desabasto de medicinas, sobre todo el que tiene que ver con fármacos contra el cáncer, se convirtió en uno de los temas de la semana, porque no se quedó en un asunto de falta de medicamentos o coordinación entre el nuevo Sistema de Salud Pública y los hospitales, sino que sacó a la luz nombres de los monopolios de distribución y la relación que estos tenían con hospitales públicos y directivos.
“Todo esto empezó con la protesta de los padres de niños con cáncer que no habían recibido tratamientos y tenías la tormenta perfecta: por un lado estaban los pacientes sin recibir y por otro el gobierno diciendo ‘sí existen, ya fueron entregados’; lo que faltaba en medio era saber cómo se administra la salud”, explicó Fabrizio Mejía durante la Mesa de Análisis de Aristegui En Vivo.
El pasado 22 de enero, madres y padres de niños con cáncer cerraron el acceso a la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) en protesta ante el supuesto abasto de tratamiento contra esta enfermedad.
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“Empezó un nuevo tema de corrupción en los hospitales públicos”, consideró el escritor.
Y agregó que esta cuestión es una “tormenta perfecta” porque tiene componentes políticos, corrupción, monopolio en la distribución de medicamentos y niños que necesitan medicamentos.
“Lo que sabemos al final de la semana, es que existe un tráfico de medicinas completamente ilegal pues deberían ser gratuitas y se están revendiendo”, expresó.
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“Todo un cuadro donde nuevamente la corrupción está por encima de una cosa tan grave como lo es la salud de los mexicanos”, añadió.
Mejía consideró que tras lo revelado estos días, “lo principal sería atender a la población que ha sufrido las consecuencias de la extorsión de los monopolios de la distribución de medicinas contra el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi)”.
Recordó que algo parecido sucedió en Estados Unidos con el Obamacare, contra el cual las farmacéuticas también fueron muy activas porque se les rompían los monopolios de la distribución.
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Fabrizio Mejía sostuvo que ahora se sabe que el sistema de salud de México no solo estaba mal porque solo estaba dirigido a personas que tenían un trabajo y un patrón que pagaba por sus servicios de salud, sino que a esto se le agrega la mala distribución que practicaban los monopolios, el hecho de que aún 14 gobiernos estatales no se han adherido al Insabi y que los médicos que dirigen hospitales o son administrativos de la salud pública estuvieran coludidos en redes de robo de medicamentos que son parte de los bienes públicos de la nación.
“Me parece que esta era una batalla del gobierno que se veía venir, pero no sabíamos hasta que punto estaban involucrados los propios profesionales de la salud”, acotó.