Ya se porque te gusta cocinar o porque no te queda más remedio, una de las primeras cosas que debes saber hacer bien se corresponde con el proceso de descongelación de los alimentos y en especial la carne. Descongela bien la carne con las pauta que te damos a continuación y de este modo evitarás un error al respecto que por otro lado, es bastante común.
Descongela bien la carne
Por comodidad o quizás simplemente por las prisas, muchas personas colocan la carne a descongelar directamente sobre la superficie de trabajo . Debes saber sin embargo que no hay nada más malo que puedas hacer. Si dejas bistecs y pechugas de pollo sobre el mármol, la encimera o mesa donde vas a preparar el resto de la comida, corres el riesgo de ayudar a que proliferen las bacterias .
Estos microorganismos, de hecho, crecen considerablemente a temperatura ambiente y se asentarán en la superficie donde posteriormente podríamos colocar otros alimentos.
Para evitar infectar todos los ingredientes de nuestra comida, es recomendable colocar la carne a descongelar directamente en el frigorífico. Otra solución es colocarlo en un recipiente, sumergido en agua fría.
En este caso, una vez se haya descongelado la carne, hay que tener cuidado de lavar bien el recipiente para evitar posibles contaminaciones con otros alimentos.
El mismo riesgo de infección se aplica si enjuagamos la carne directamente en el fregadero o si procedemos a un posible adobo directamente sobre la superficie de trabajo.
Cómo congelar las sobras de carne
Una vez hecho nuestro plato, puede ocurrir que te sobre alguna cantidad que merezca la pena conservar. No te apresures y espera a que la carne se haya enfriado bien antes de introducirla en la nevera. Deberás hacerlo además en un recipiente especial cerrado herméticamente, teniendo en cuenta los tiempos máximos de conservación.
También presta atención cuando lo calientas: para asegurarte de que no haya partes frías, potencialmente una fuente de bacterias, es mejor que calientes la carne en la cocina antes que en el microondas y que cubras la olla o sartén con una tapa para garantizar una temperatura uniforme mientras se calienta.
Por último, un último consejo: antes, durante y después de cualquier tipo de actividad en la cocina es buena costumbre lavarse las manos, y hacerlo preferiblemente con agua fría . Un gesto sencillo y eficaz para combatir la suciedad y evitar que se contagie la comida que vamos a preparar.
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