Por si no te suena, te damos a conocer quién fue el escritor ruso Fiódor Dostoievski a través de sus frases, pues nos deja un buen legado que vale la pena conocer. Te diremos que fue un escritor ruso que tuvo una gran importancia en la vida política de su país. Es el autor de novelas tan importantes como Crimen y Castigo, pero tiene mucho más.
Conoce sus citas más importantes y así tienes más información de este escritor.
Las citas de Fiódor Dostoievski
El secreto de la existencia humana no sólo está en vivir, sino también en saber para qué se vive.
Es muy fácil vivir haciendo el tonto. De haberlo sabido antes me habría declarado idiota desde mi juventud, y puede que a estas fechas hasta fuera más inteligente. Pero quise tener ingenio demasiado pronto, y heme aquí ahora hecho un imbécil.
Es el gran misterio de la vida humana que el viejo dolor pasa gradualmente a una tranquila y tierna alegría.
La segunda mitad de la vida de un hombre está hecha únicamente de los hábitos adquiridos en la primera mitad.
Mentirnos a nosotros mismos está más profundamente arraigado que mentir a los demás.
Si te diriges a una meta y empiezas a detenerte en el camino para lanzar piedras a cada perro que te ladre, nunca lograrás la meta.
Entre todas las figuras hermosas de la literatura cristiana, la de Don Quijote es la más perfecta. Pero Don Quijote es hermoso precisamente porque al mismo tiempo es ridículo.
El verdadero dolor, el que nos hace sufrir profundamente, hace a veces serio y constante hasta al hombre irreflexivo; incluso los pobres de espíritu se vuelven más inteligentes después de un gran dolor.
Los hombres aman los razonamientos abstractos y las sistematizaciones bien elaboradas, al punto de que no les molesta deformar la verdad; cierran los ojos y los oídos a todas las pruebas que los contradicen con tal de sustentar sus construcciones lógicas.
Sobre todo, no te mientas a ti mismo. El hombre que miente a sí mismo y escucha su propia mentira llega a un punto en el que no puede distinguir la verdad dentro de él, ni a su alrededor, y por lo tanto pierde todo respeto por sí mismo y por los demás. Y al no tener respeto, deja de amar.
Amo a la humanidad, pero, para sorpresa mía, cuanto más quiero a la humanidad en general, menos cariño me inspiran las personas en particular.
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