Truman Capote, aunque en realidad su nombre de nacimiento era el de Truman Streckfus Persons, llegó al mundo el 30 de septiembre de 1927 en Nueva Orleans, y se consagraría como escritor y periodista sumamente reconocido en este ámbito por algunas de sus obras más distinguidas. Justamente por eso, vale la pena repasar brevemente la biografía de Truman Capote.
Autor de clásicos como “A sangre fría» y “Desayuno en Tiffany´s”, dos de las novelas que le dieron fama mundial, no son pocos los que creen que marcarían un antes y un después en el nuevo periodismo, reuniendo características de este género como del de investigación.
Pero aunque en la gráfica la primera de ellas fue más popular, la segunda contó con ayuda adicional. Fue llevada al cine con éxito, transformándose en una película de culto sobre todo a partir de la excepcional interpretación de Audrey Hepburn, en uno de sus papeles más memorables.
De todos modos, si hay algo que se destaca en general en la biografía de Truman Capote es esa capacidad para reunir elementos pertenecientes a distintas ramas de la literatura, desde la información verídica hasta las entrevistas, pasando por documentación real, gajes del periodismo, y otros más.
Otras de sus autorías que deberías leer, si quieres interiorizarte, son “Otras voces, otros ámbitos”, “Música para camaleones”, “Plegarias atendidas”, “Un árbol de noche” y “Crucero de verano”.
Curiosidades sobre Truman Capote
Ahora bien, la trascendencia internacional de Capote sería imposible de comprender sin centrarnos en varias de las curiosidades que marcaron su vida, como que tomó su apellido/pseudónimo de su padrastro cubano Joe García Capote, segundo marido de su madre.
Periodista desde los 17 años y novelista desde los 23 años, Capote fue uno de los primeros hombres en tratar la homosexualidad en la literatura moderna, por lo que hasta el día de hoy se le considera uno de los grandes símbolos de ese movimiento, que rescata esta producción literaria adelantada.
Su personalidad, como era de esperarse, escapaba a lo que la opinión pública podía esperar de él. Esto le permitió hacerse con tantos fanáticos como detractores, aunque en general tenía buena relación con la clase alta neoyorquina, en la que le gustaba moverse. Incluso a pesar de que pareciera criticarles solapadamente, sin mencionarles, en la obra “Plegarias atendidas”.
Por último, Capote falleció a los 60 años de edad como consecuencia de una sobredosis, causada por su dependencia de los fármacos, una de las desagradables consecuencias de su depresión.
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