Está a punto de llegar el verano, así que es el momento de preparar el cabello para la llegada del sol y el calor. Aunque es una época muy bonita y especial, también es en la que más sufre la melena: rayos solares, salitre del mar, cloro de la piscina… Son muchas las agresiones, así que para evitar que se reseque y pierda su brillo natural, debemos cuidarla como se merece. Y nada mejor para hacerlo que con el aceite de romero, que tiene múltiples beneficios para la salud del pelo.
Se trata de un ingrediente 100 % natural, que se extrae de la planta de romero, muy utilizada desde hace miles de años en la cocina y la medicina tradicional.
¿Por qué utilizar aceite de romero para el pelo?
Uno de los principales beneficios que aporta el aceite de romero es que estimula la circulación sanguínea en el cuero cabelludo, algo esencial para la oxigenación de los folículos pilosos. Esto se traduce en una reactivación del crecimiento capilar, haciendo que el pelo crezca fuere y sano.
Uno de los secretos que mejor guardan las abuelas es el uso de este ingrediente orgánico porque permite cubrir el color de las canas de una forma muy sutil, y el resultado es muy natural. Además, le da a la melena un brillo muy bonito.
Este aceite esencial es apto para todo tipo de cabellos, pero muy especialmente para los grasos. Regula la producción de sebo y elimina la caspa.
¡Y todavía hay más! Porque el aceite de romero es rico en ácido carnósico, con propiedades antiinflamatorias. Le devuelve el brillo, la fuerza y la suavidad al cabello y le da un aspecto muy saludable.
¿Cómo utilizarlo?
Teniendo en cuenta sus múltiples beneficios para el pelo, seguro que quieres empezar a utilizar desde ya el aceite de romero. Pues bien, tienes dos opciones.
La primera es preparar una mascarilla casera con una cucharada de aceite de coco y cuatro gotas de aceite de romero. Después de aclarar el acondicionador aplícatela sobre el pelo húmedo, dando un suave masaje con movimientos circulares en el cuero cabelludo. Deja que actúe durante 15 minutos y aclara con abundante agua templada. Termina con un chorro de agua fría para cerrar los folículos pilosos.
Si te resulta más cómodo, también puedes añadir cinco gotas de aceite de romero al champú que suelas utilizar habitualmente.
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