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Descubren por qué los mamuts eran tan grandes

Los mamuts son una de esas razas de animales que desgraciadamente sólo podemos ver en el cine, pero hubo un tiempo en el que esta especie era bastante habitual en las tundras y estepas del centro de Europa. Durante la última glaciación, desde el 110.000 al 10.000 a.C., los mamuts convivían con otros herbívoros como el caballo gigante o el rinoceronte lanudo. Estas tres especies tenían algo en común, su gran tamaño, y ahora sabemos a qué se debe.

Un estudio del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF-CSIC-UAB) que se ha publicado en la revista Nature Ecology & Evolution ha desvelado que las grandes dimensiones de mamuts y el resto de herbívoros que vivieron por aquel entonces se deben a una mera razón de supervivencia en un entorno frío, seco y extremadamente poco productivo. “No es que ser grandes fuera sólo una ventaja, era una obligación. Necesitaban ser enormes para poder sobrevivir a las duras condiciones”, ha señalado Josep Peñuelas, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en el CREAF que ha participado en este estudio.

El mamut de la especie Mammuthus trogontherii podía llegar a medir cinco metros de altura y pesar diez toneladas

La investigación ha llegado a esta conclusión gracias a unos modelos matemáticos innovadores que son capaces de predecir la evolución del paisaje teniendo en cuenta el efecto importantísimo de los herbívoros. Los números apuntan a que cuanto más grandes eran los mamuts, más bajaba su ritmo metabólico y mejor aprovechaban la energía o más alimento eran capaces de ingerir y digerir, entre otras cosas, porque tenían un intestino más largo.

Pero estos mamuts y herbívoros vivían en hábitats extremos en los que creía poca vegetación. Entonces, ¿cómo eran capaces de mantener una población de herbívoros tan importante y con individuos tan grandes? “Gracias a este estudio hemos dado respuesta a esta paradoja: los animales herbívoros de la última glaciación habían llegado a un tamaño apropiado que les permitía comer grandes cantidades de hierba y consumir el mínimo de energía”, ha apuntado Peñuelas. “Sin embargo la vegetación era en parte resultado del impacto de los grandes herbívoros que disminuían la cubierta arbórea y aumentaban la superficie de pastos”.


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