Ficha policial de Luis N, el séptimo sospechoso detenido por los asesinatos de diciembre pasado en la colonia Roma.FGJ
El triple homicidio de la calle Medellín 113 se ha cobrado su séptimo detenido. La policía ha arrestado este jueves a un hombre identificado como Luis N. por su “probable participación” en el asesinato de los hermanos Jorge y Andrés Tirado (35 y 27 años) y su tío José Luis González (73), el pasado diciembre en la colonia Roma, según ha anunciado la Fiscalía de la Ciudad de México. Sobre el presunto implicado pesa también el secuestro de María Margarita Ochoa (75 años), la única superviviente del crimen, tía de los jóvenes y esposa de González. Los agentes han apresado al sospechoso en el municipio de Ozuluama de Mascareñas, en el Estado de Veracruz, después de más de dos meses de investigación.
De acuerdo con el Ministerio Público, Luis N., José de Jesús N. —arrestado a principios de enero— y Rebeca N. —arrestada a finales de diciembre—, fueron los responsables del homicidio de los tres hombres. Los cuatro primeros detenidos, miembros de la misma familia —Blanca Hilda Abrego (64 años), Sally Mechaell Arenas (43, hija de Abrego), Randy Arenas (23, hijo de Arenas), Azuher Lara (37, pareja de Sally)—, sólo están acusados por el delito de secuestro agravado, no por el de asesinato.
Según la investigación policial, Abrego, su hija, la pareja de esta y su nieto, secuestraron a los hermanos Tirado y sus tíos para extorsionarles y poderse hacer con la propiedad del inmueble de Medellín 113. Después, llamaron a Rebeca, José de Jesús y Luis, personas de su entorno cercano, para que les ayudaran. La situación se les fue de las manos. Fueron ellos tres los que mataron a golpes y asfixia a las víctimas. “Hubo descuidos, saña, cosas innecesarias”, narra una fuente de la Fiscalía.
La captura de Luis llega dos meses después de la anterior detención, la de José de Jesús. “Luis es el que más se logró mover. Creemos que se dio cuenta de que podría ser relacionado [con el crimen] y por eso se desplazó. Quedó en Veracruz, límite con Tamaulipas. Este país es enorme, cuando saben que tienen probabilidad de ser atrapados pueden dejar de usar aparatos, tarjetas, mimetizarse con la población”, señala la misma fuente del Ministerio Público. El hombre tenía antecedentes menores, pero no formaba parte de una célula criminal, lo que reafirma la tesis de la Fiscalía, que sostiene que los sospechosos no eran sicarios profesionales: “Por eso hubo fallas”.
Dos policías resguardan la casa donde ocurrió el multihomicidio, el 18 de diciembre de 2022.Mónica González Islas
El triple homicidio encendió la indignación de todo el país por lo cruento del crimen. Los hermanos Tirado, un actor y un músico, eran rostros conocidos en los ambientes culturales de la Ciudad de México. Su desaparición, primero, y asesinato, después, causaron conmoción en una sociedad hastiada de convivir con la violencia.
El caso, además, tenía una truculencia especial. Los hermanos Tirado y sus tíos convivieron durante meses con Abrego y su familia. La mujer llevaba dos décadas trabajando como enfermera en Medellín 113, cuidando de un tío enfermo de María Margarita Ochoa. Cuando el anciano falleció, el pasado mayo, Abrego trató de hacerse con la propiedad del inmueble con distintas estratagemas legales, como asegurar que había sido pareja del hombre y le correspondía heredar la casa.
Nada funcionó. Ochoa y sus hermanos se dieron cuenta de las intenciones de Abrego y la mujer se trasladó también a Medellín 113, para controlar la situación y poder regularizar el estado legal del inmueble, que tras la muerte del anciano quedó intestado —sin un testamento o sucesión clara—. El ambiente era tenso y los hermanos Tirado, que llevaban un tiempo en la capital tratando de abrirse camino en sus profesiones, se mudaron con sus tíos para que no estuvieran solos.
La tensión se fue cocinando a fuego lento. Medellín 113 es un inmueble de dos plantas. En la de arriba, en un simbólico reparto del espacio, residían los Tirado y sus tíos. En la de abajo, Abrego y su familia. Mientras convivían, Ochoa completaba los trámites para regularizar la herencia de la casa y poder expulsar a la enfermera y sus parientes.
Hasta que el pasado diciembre saltaron todos los resortes. Los trámites legales estaban a punto de concluir y los presuntos culpables reaccionaron antes de que fuera demasiado tarde y les arrebataran la casa. Secuestraron a los Tirado y sus tíos, los torturaron durante horas en el interior del inmueble y finalmente asesinaron a los hombres. Tiraron los tres cuerpos en un pequeño cuarto de la casa que utilizaban como almacén, con las ventanas cegadas por periódicos viejos.
Andrés y Jorge Tirado.RR SS
Mientras tanto, las redes sociales exigían la aparición con vida de los jóvenes y sus tíos. Sus rostros se volvieron virales. Y la presión provocó que los sospechosos cometieran errores, según la Fiscalía, por su falta de experiencia en actividades criminales. Fueron sus fallos los que llevaron a los familiares y amigos de las víctimas a movilizar a la policía, que fue cercando poco a poco Medellín 113 hasta que, dos días después del secuestro, la policía ingresó en la casa junto a un hijo de González y Ochoa. Allí encontraron a la mujer amarrada a una silla de ruedas, con signos de violencia, pero viva. También los tres cadáveres, cubiertos por un plástico y una manta color café.
Ahora, el séptimo detenido parece apuntalar un caso que la Fiscalía considera sólido y casi cerrado. Ochoa declaró a la policía cuando fue liberada que hubo entre ocho y 10 personas implicadas. Saber si todavía quedan más culpables libres es el último cabo suelto por resolver del crimen de Medellín 113.
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