Detenido un compañero de escuela por el asesinato de una estudiante de 15 años en el centro de México


La fiscalía del Estado de México ha informado este sábado de la detención de un joven de 15 años por el feminicidio de la estudiante Nazaret Bautista. Alumna de preparatoria (bachillerato) en la universidad de Chapingo, cerca de la capital, agentes de la fiscalía hallaron su cuerpo el 23 de diciembre en terrenos del centro educativo. La estudiante, que tenía también 15 años, había desaparecido el día 19 y nadie la había vuelto a ver.

El rector de la universidad, José Solís, ha confirmado en entrevista con EL PAÍS que el detenido es compañero de generación de Nazaret. Solís ha explicado que la fiscalía logró detenerlo gracias a “algunas contradicciones” entre su relato y los vídeos de las cámaras de vigilancia de la institución.

El asesinato de la adolescente ilustra de nuevo la indefensión de las mujeres en México. Más allá de la capacidad de las fiscalías para detener y enjuiciar a los agresores, los ataques, las violaciones y los asesinatos se suceden año tras año. De momento, las estrategias de los Gobiernos para atajar la violencia machista no han tenido resultado.

Hasta primeros de diciembre, México había registrado 916 feminicidios, más que en todo el año pasado. En todo caso, la cifra de asesinatos de mujeres en el país es mucho mayor. Los feminicidios son asesinatos cometidos contra mujeres por ser mujeres. La justicia mexicana no califica de feminicidios todos los asesinatos de mujeres, pero asociaciones contra la violencia machista, organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales coinciden en señalar que entre nueve y diez mujeres mueren asesinadas al día en México. Más de 3.500 al año, una tendencia que no ha dejado de crecer.

Los primeros mensajes de alarma en el caso de Nazaret aparecieron en los grupos de chat de Chapingo el 19 de diciembre por la noche. Nadie la había visto desde hacía horas y sus compañeros empezaban a preocuparse. Al principio no le dieron mucha importancia. “Sin ser común, pasa que a veces avisan de que falta un estudiante. Yo diría que una vez al semestre pasa, pero luego aparecen”, explica Ivanna Carrillo, de 19 años, estudiante en Chapingo desde hace cinco.

Pero pasaron las horas y nadie cerraba el asunto. Nazaret no aparecía. Originaria del Estado de Hidalgo, había empezado la preparatoria en Chapingo en agosto. Para el 19 de diciembre la mayoría de estudiantes ya había dejado el plantel. Se habían ido a pasar la Navidad a sus casas. Solo quedaban algunos esperando sus calificaciones o preparando un examen final. En el caso de los alumnos de preparatoria, su semestre terminaba más tarde de lo habitual este año, el día 20. El rector Solís ha explicado que el retraso se debe a una interrupción del semestre anterior por una negociación con los sindicatos, que obligó a retrasar las clases de los últimos meses del año.

La última vez que alguien vio a Nazaret había sido el 19 por la tarde en La Meche, un patio de comidas al aire libre que hay en el campus principal de la universidad. No muy lejos de su dormitorio ni de su salón de clases, en la preparatoria agrícola. Gracias a las cámaras, los agentes de la fiscalía supieron que la adolescente nunca dejó Chapingo. La búsqueda se centró en el campus principal.

Lo siguiente ya fue cuando encontraron su cuerpo, sin vida, la tarde del 23 de diciembre. Agentes de la fiscalía del Estado de México la hallaron en una pequeña laguna que hay detrás del edificio de la división de Ciencias Forestales, frente a los talleres de mecánica agrícola. “Es un tanque de agua donde se iba a producir tilapia”, cuenta Jerónimo Aldair Bernabé, de 19 años, secretario general del Consejo Estudiantil. “Se estaba analizando el agua para ver los metales pesados y esas cosas”.

Fuentes de la fiscalía del Estado de México detallan a EL PAÍS que los agentes buscaron en la laguna porque desde la orilla se alcanzaba a ver una de los pies de la menor, calzando una bota negra. Cuando recuperaron su cadáver, vieron enseguida varias heridas hechas con un cuchillo o algún arma filosa. Su piel tenía algunos raspones, señal de que la habían arrastrado o de que su cuerpo había chocado contra el lecho de la laguna cuando la arrojaron allí.

En plenas vacaciones, estudiantes de Chapingo acudieron este jueves al campus a marchar en protesta por el asesinato de Nazaret y la inseguridad en general en la universidad. Este viernes, Ivanna Carrillo explicaba a EL PAÍS que los alumnos están acostumbrados a vivir eventos violentos. “No es una situación aislada, la violencia siempre se ha vivido en Chapingo. Han pasado ene cantidad de asaltos y violaciones dentro de la universidad. Y no es solo de género, los hombres también lo han vivido. La inseguridad dentro es tremenda. Se vive desde hace muchos años porque no hay protocolos de seguridad. El personal de vigilancia no está capacitado, hay pocas cámaras y no están en funcionamiento, falta alumbrado. Era cuestión de tiempo que pasara algo así”.

Jerónimo Aldair añade: “La violencia siempre ha existido. Asaltos se viven día a día, dentro y fuera de la universidad. Los asaltantes saben que en ciertas fechas nos dan la beca y los robos se escuchan más. Y luego, el tema del machismo, claro, se dan los casos. Hay alumnos que acosan, profesores que acosan, trabajadores que acosan. Es como un México chiquito”.

El rector Solís, que llegó al cargo este año, asume las criticas. “Yo he sido profesor aquí y soy consciente de la situación. Justo ahora estamos en reuniones con consejo universitario para implementar programa de seguridad, que habíamos anunciado en noviembre”.


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