Klaus L. trabajaba oficialmente para una fundación, pero en realidad colaboraba con los servicios secretos alemanes para el exterior, el BND. Y a la vez, según ha destapado su detención esta semana, facilitaba información a los servicios secretos chinos. El hombre, un politólogo de 75 años de nacionalidad alemana, fue arrestado el lunes en Baviera por espiar para China de forma habitual durante casi una década, según la acusación de la Fiscalía Federal alemana. Su “reputación científica y las redes construidas durante muchos años” fueron de gran interés para los servicios de inteligencia del país asiático, que retribuyó sus servicios, informó la Fiscalía.
Klaus L. llevaba una doble vida al menos desde junio de 2010, cuando se cree que fue reclutado en Shanghai con motivo de una gira de conferencias en las que participó como experto en política internacional. Los fiscales creen que al menos hasta noviembre de 2019 estuvo facilitando de forma regular información a los servicios secretos chinos. Entregaba los datos antes o después de visitas de Estado o de conferencias multinacionales, así como cuando se producían eventos de actualidad. La información la conseguía, asegura la Fiscalía en una nota de prensa, “de los numerosos contactos políticos de alto rango que consiguió a través de su trabajo” en la fundación. En el comunicado no se menciona que Klaus L. era informante del BND, un hecho que ha revelado la televisión pública ARD de fuentes de inteligencia.
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El hombre, que fue detenido al llegar a su casa de Landshut (Baviera) a su vuelta de un viaje a Italia, recibía compensaciones económicas por su trabajo para China. Según la Fiscalía, le financiaban los viajes para reunirse con el personal de inteligencia chino y además recibió algún pago a modo de tarifa. Klaus L. trabajó durante 50 años para el BND, entidad de la que también cobraba. Según ARD, sus contactos en los servicios secretos alemanes llegaban muy arriba, a nivel de gerencia, y visitaba a menudo la sede del BND en Pullach, cerca de Múnich.
Lo hacía en paralelo a su trabajo en la Fundación Hanns Seidel, cercana a la CSU –el partido hermano bávaro de los conservadores de la CDU-, donde empezó a principios de la década de 1980. Con la fundación tuvo la oportunidad de viajar muchas veces al extranjero como conferenciante invitado, por ejemplo a la ex Unión Soviética y después a Rusia, a los Balcanes, Sudáfrica, sur de Asia… Cuando se jubiló, permaneció en la fundación dirigiendo un equipo especializado en política de seguridad internacional, según ARD. Estaba especializado en China y había escrito sobre la situación de los uigures. Esta cadena asegura también que él mismo informó al BND sobre el intento de reclutamiento en China y que le sugirieron que aceptara para comprobar qué querían de él.
Los investigadores creen que, al principio, Klaus L. informaba de cada paso al BND, pero que poco a poco empezó a ir por libre, según ha publicado el diario Süddeutsche Zeitung. Pese a que nunca reveló información interna sobre los servicios secretos alemanes, sí cruzó una línea roja al compartir sus conocimientos y su experiencia con una potencia extranjera, un delito que puede suponer hasta cinco años de cárcel en Alemania. Las sospechas sobre el politólogo no son nuevas. Su apartamento en Múnich ya fue registrado en noviembre de 2019, cuando se le requisaron ordenadores y otro material informático.
Espía para Rusia
Hace solo dos semanas un trabajador de una universidad alemana fue detenido también por facilitar información a cambio de dinero a agentes de un servicio secreto extranjero, en este caso ruso. La Fiscalía informó entonces de que el hombre se había reunido “al menos tres veces” durante un periodo de nueve meses con un espía ruso al que había facilitado información de la universidad.
El sospechoso, identificado solo como Ilnur N., trabajaba como asistente científico en una cátedra de la Universidad de Augsburgo, en Baviera, que retiró el perfil del hombre de su página web en cuanto se conoció la noticia, informó el diario Bild. El hombre, de origen ruso, empezó su carrera como ingeniero en el Instituto de Metalurgia Baikov de Moscú y después trabajó también en un instituto tecnológico cerca de Múnich, el Frauenhofer Institut. Ni el Gobierno alemán ni el ruso han comentado públicamente esta detención, que según varios medios podría complicar aún más las ya tensas relaciones entre ambos.
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