Fotografías de los sospechosos Sarah Clendaniel y Brandon Russell.REUTERS / AP
Dos personas de ideología neonazi han sido detenidas y acusadas de planear la destrucción de la red eléctrica de Baltimore, en una trama de motivos racistas con la que aspiraban a “destruir por completo” esta ciudad con mayoría de población negra, según informó el lunes el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
El primer sospechoso es Brandon Russell, de 34 años, residente en Florida y un líder neonazi ya fichado por la policía. Russell había quedado en libertad el año pasado tras completar una condena por fabricación de bombas. En la cárcel había conocido a Sarah Beth Clendaniel, del Estado de Maryland y de 32 años, la segunda acusada. Clendaniel también cumplía en aquella época una pena de prisión en otro centro, por robar en tiendas de alimentación armada con un machete.
Ambos, según el pliego de cargos, tramaron un plan que, de haber salido como pensaban, habría desatado el caos en Baltimore, en el este de Estados Unidos, con cerca de 600.000 habitantes. Su idea era atacar a balazos hasta cinco plantas eléctricas en los alrededores de la urbe, con la idea de hacer saltar por los aires los transformadores y dejar la ciudad sin corriente y paralizada. De ser declarados culpables, los dos detenidos la semana pasada afrontan hasta 20 años de cárcel por planear la destrucción de una planta eléctrica.
Trabajadores de la subestación eléctrica de West End, en Carolina del Norte, que fue objeto de un ataque, el 5 de diciembre. Karl B DeBlaker (AP)
“Llevados por su ideología de odio racial, los acusados supuestamente planearon atacar instalaciones de la red eléctrica”, ha declarado en un comunicado el fiscal general adjunto para Seguridad Nacional, Matthew Olsen. “El Departamento de Justicia no tolerará a los que amenacen infraestructura fundamental y pongan en peligro a comunidades en nombre de un extremismo interno violento”, ha añadido.
Russell es el fundador de un grupo neonazi conocido como Atomwaffen Division, cuyo objetivo es “atraer el colapso de la civilización” y provocar actos violentos que desencadenen una guerra racial, según el Southern Poverty Law Center, una organización defensora de los derechos civiles que estudia los grupos racistas y de odio. Según los investigadores del FBI, la policía federal, Russell era el cerebro del plan y Clendaniel quien iba a encargarse de ejecutarlo.
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“Russell aportó instrucciones e información sobre las localizaciones”, indicó el agente especial Thomas Sobocinski, responsable de la oficina del FBI en Baltimore. “Describió el atentado contra los transformadores eléctricos como lo más grande que alguien pueda hacer”. Entre otras cosas, aconsejó a su compinche perpetrar el ataque en los meses de invierno, cuando la demanda de electricidad es mayor.
“Si podemos conseguir lo que espero… será legendario”, había admitido Clendaniel el 29 de enero en una conversación en redes sociales encriptadas con alguien que le había presentado Russell. Ninguno de los dos sospechosos lo sabía, pero esa persona era un confidente del FBI. A lo largo de la charla, la mujer explicó que si atacaban varias centrales en rápida sucesión, se desencadenaría una avalancha de cortes de luz. A su vez, eso precipitaría una ola de disturbios. La combinación “destruiría por completo la ciudad entera”. “Posiblemente, podríamos dejarla en ruinas”, añadía.
Una mujer, supuestamente Clendaniel, ataviada en ropa táctica y cargando un rifle, en una imagen compartida por el FBI.HANDOUT (REUTERS)
En los últimos tiempos, los grupos supremacistas blancos y otros de extrema derecha violenta han fijado su atención en la red de suministro eléctrico estadounidense como blanco de sus ataques. En los últimos meses, se han perpetrado destrozos en centrales eléctricas en los Estados de Oregón, Washington y Carolina del Norte que dejaron a miles de personas sin luz y aún no han llegado a esclarecerse.
Los complots de supremacistas blancos para atacar las redes eléctricas “aumentaron drásticamente su frecuencia” de 2016 a 2022, y muy en particular desde 2019, según un estudio de la Universidad George Washington publicado en septiembre. En los últimos siete años se han presentado cargos contra 13 simpatizantes de esos movimientos por participar en ese tipo de tramas, según el recuento del informe; 11 de ellos fueron imputados a partir de 2020.
En febrero del año pasado, un boletín del Departamento de Seguridad Nacional advertía de que los extremistas nacionales violentos aspiraban a interferir en las redes eléctricas y de comunicaciones como “modo de sembrar el caos e impulsar sus metas ideológicas”.
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