De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, a pesar de los avances que ha habido en la reducción trabajo infantil a nivel global, 160 millones de niños siguen trabajando, que representan a uno de cada diez niños en todo el mundo.
En los últimos años, los conflictos nacionales e internaciones, las crisis económicas y la pandemia de Covid-19, han sumido a más familias en la pobreza, obligando a millones de niños a recurrir al trabajo infantil para solventarse a ellos mismos y a sus familias.
Para la OIT, la situación respecto a este fenómeno es producto de una “falta de repuestas satisfactorias a los múltiples retos y cambios que afectan al mundo del trabajo”, indicando que la creciente brecha entre los compromisos y los logros concreto se traducen inacción, en incluso en desinterés.
“Más que nunca, es urgente que todos contribuyamos a aportar soluciones a los problemas cotidianos de la gente, y que lo hagamos de una manera más eficaz y coherente”, instó el organismo internacional par la protección laboral.
Asimismo, sostuvo que el trabajo infantil es un problema generado a partir de la pobreza y la exclusión, pues priva a las niñas y niños de educación y oportunidades, lo cual limita las posibilidades de que logren ingresos decentes y consigan un empleo estable cuando alcancen la mayoría de edad.
Además, reveló que que esta injusticia se observa en la mayoría de los casos en los hogares y con las mismas familias de los niños, ya que dos tercios de los niños que recurren a esta práctica son miembros de una familia y lo hacen para auxiliar en los gastos familiares.
No obstante, la OIT afirmó que, a partir de la lucha conjunta durante las últimas tres décadas, es posible erradicar el trabajo infantil del mundo si se abordan sus causas profundas.
“Las medidas para abordarlas incluyen el establecimiento y la aplicación de un marco jurídico sólido basado en las Normas Internacionales del Trabajo y el diálogo social, la provisión de acceso universal a una educación de buena calidad y a la protección social, así como medidas directas para aliviar la pobreza, la desigualdad y la inseguridad económica, y promover el trabajo decente para los trabajadores adultos“, destacó.
Por su parte, el director de la OIT para México y Cuba, Pedro Américo, reiteró la obligación de México, al ser parte de la Organización, de promover y hacer realidad la abolición del trabajo infantil, donde el gobierno, ONGs y organizaciones civiles deben realizar acciones conjuntas para asegurar la justicia social y erradicar estas violaciones contra los derechos humanos de las niñas y niños.
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