Un nuevo informe de la Cámara de Representantes sugiere que los pacientes con diabetes en el Valle de San Gabriel están pagando hasta 23 veces más por los medicamentos para tratar su enfermedad que en otros países.
Jackson Blair, tiene sólo 10 años y desde los 4 padece diabetes tipo 1. Su abuela le dijo a Telemundo 52 que comprarle la insulina a su nieto cada día es más caro.
“Muchas personas debemos pagar 500 dólares por un poco de insulina”, dijo Yvette Llerena, abuela de Jackson.
Una inyección es uno de los medicamentos más comunes para controlar la diabetes, y puede costar 655 dólares mensuales para quienes no cuentan con un seguro médico.
“Si sigue aumentando el costo de la insulina muchas personas no van a poder comprar la insulina y eso puede tener efectos devastadores”, agregó Llerena.
Congresistas de la cámara de representantes revelaron un estudio del Comité de Supervisión y Reforma del Congreso, el cual señala que los residentes del Valle de San Gabriel pagan 23 veces más por medicamentos de insulina que los pacientes de otros países.
“Esto es sólo en Estados Unidos porque Canadá tiene precios más bajos, México y otros países también, pero no nos dejan importar estos productos”, señaló Graciela Napolitano, Congresista del Distrito 32.
Congresistas aseguran que los precios podrían ser de 7 a 11 dólares mensuales si existieran reglas para regular a las empresas farmacéuticas.
Un estudio del año 2013 de la Universidad de California en Los Ángeles encontró que los índices más elevados de casos de diabetes están en dos de las comunidades más pobres del condado, Compton y el Este de Los Ángeles.
Según el doctor Brian Johnston del hospital White Memorial un 60% de los pacientes que son internados a este hospital padecen de diabetes, y una gran mayoría termina con amputaciones.
“Los jóvenes que son obesos son los más propensos”, agregó el doctor Johnston.
De acuerdo al informe del Congreso, más de 30 millones de personas padecen de diabetes en el país y uno de cada cuatro es de la tercera edad, y aunque factores de alimentación y genética pueden hacer más propensas a las personas a contraer la enfermedad, pero existe tratamiento a bajo costo en las clínicas del condado.
“La clínica Royball que se encuentra en el Este de Los Ángeles y las clínicas Hudson y Humprey del Centro de Los Ángeles”, dijo Johnston.
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