Como un viaje en el tiempo, París se puede visitar a través de sus antiguas galerías comerciales construidas entre finales del siglo XVIII e inicios del XIX. Los pasajes cubiertos, con sus vidrieras, mosaicos, acabados de madera y techos acristalados, son una de las curiosidades arquitectónicas más emblemáticas de la capital francesa. Ubicados en la orilla norte del Sena, constituyen, además, un agradable paseo para descubrir la ciudad cuando el tiempo no acompaña.
Su atmósfera recuerda cómo era París tras la Revolución, una época caracterizada por grandes mutaciones demográficas y urbanas. En ese entonces, aún no se había llevado a cabo la renovación urbana de Haussmann, con sus amplias avenidas y sus redes de alcantarillado. Las calles eran más bien oscuras, estrechas, sucias y difíciles de caminar. En ese contexto, los pasajes eran verdaderos oasis urbanos, donde los transeúntes podían pasear con tranquilidad entre las tiendas de la incipiente burguesía comercial. Poco a poco, estos pequeños atajos entre dos calles, verdaderos símbolos de la modernidad urbana, fueron abandonados en favor de las grandes tiendas.
De las más de 100 galerías que existían en 1850, actualmente solo persisten unas 20, según el Ayuntamiento galo. La mayoría están catalogadas como Monumentos Históricos o protegidas por el propio Consistorio, y las completan tiendas de libros, moda, antigüedades y, por supuesto, restaurantes. Desde las más lujosas hasta las más eclécticas, este recorrido permite ver otra faceta de París a través de diez de ellas, que se pueden visitar gratuitamente.
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Terrazas de las cafeterías y restaurantes del Passage des Panoramas. Samantha Ohlsen alamy
Passage des Panoramas, el más antiguo
Construido en el año 1799, es el pasaje cubierto más antiguo de París y el primero que fue iluminado con gas. Su nombre se debe a las dos torres que sobresalían del lugar y en las que se podían observar obras panorámicas, una nueva atracción para la época. Estas torres ya no están, pero el Passage des Panoramas conserva muchos de los letreros de antaño. Era un lugar apreciado por los filatelistas, por lo que a lo largo de sus 133 metros aún tiene tiendas de timbres y postales. Desde hace algunos años, el pasaje cobró un nuevo impulso con la apertura de varios restaurantes. Abre todos los días del año, de seis de la mañana hasta la medianoche.
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El Passage Jouffroy, con el hotel Chopin (a la izquierda). Bruno DE HOGUES getty images
Passage Jouffroy, donde se alojaba Chopin
Ubicado entre el Passage Verdeau y el des Panoramas, abrió en el año 1846. El lugar se distinguía de los otros por sus avances tecnológicos y también en cuestiones arquitectónicas. Fue el primero construido con hierro y vidrio y, sobre todo, contaba con un sistema de calefacción por suelo. Renovado en 1987, actualmente despliega tiendas muy diversas que van desde bastones de colección hasta juguetes y libros de arte. Una curiosidad es el hotel Chopin y su bonita fachada, donde solía alojarse el célebre compositor. El Passage Jouffroy abre de 07.00 a 21.30.
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Detalle del techo acristalado del Passage Verdeau, construido en 1847. getty images
Passage Verdeau, aquí hay que mirar al techo
Ubicado en el prolongamiento del pasaje de los Panoramas y el de Jouffroy, es uno de los más luminosos de la ciudad por su elevado techo acristalado en forma de espina de pescado. Lleva el nombre de su creador, tiene 75 metros de largo y fue construido en 1847. Muchos anticuarios decidieron instalarse en él, debido a su proximidad con la casa de subastas Hôtel Drouot. En su interior, conserva un reloj que permitía a los habitantes de antaño ver la hora y no perder su diligencia. Abre de lunes a viernes de 07.30 a 21.00 y los fines de semana, de 07.30 a 20.30.
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La cúpula de la Galerie Vivienne. JOHN KELLERMAN alamy
Galerie Vivienne y la cercana Galerie Colbert
Es la más lujosa de todas y se construyó en 1823. La entrada es de hierro forjado y está coronada con dos estatuas femeninas. Muy iluminada, tiene un suelo hecho de mosaicos de color ocre, rojo y amarillo que merece ser contemplado. El lujo también se refleja en las paredes, con objetos que simbolizan el éxito (corona de laureles), la riqueza (cuernos de la abundancia) o el comercio (caduceo de Mercurio). La Galerie Vivienne —abre de 08.30 a 20.30— tiene muchas tiendas de marcas de alta gama y se dice que, en 1970, Kenzo organizó en su seno su primer desfile de moda.
Justo al lado, una gran rival: la Galerie Colbert. Esta pertenece a la Biblioteca Nacional y, a diferencia de las otras galerías, no tiene ninguna tienda. Alberga el Instituto Nacional de Historia del Arte y el Instituto Nacional del Patrimonio. Al fondo, una bella rotonda coronada con una magnífica cúpula de vidrio ilumina el espacio.
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El Passage du Grand Cerf, en la capital francesa. Benoit Cappronnier alamy
Dos curiosidades del Passage du Grand Cerf
Lo que distingue este pasaje cubierto creado en 1825 de los otros es su altura de casi 12 metros y el hecho de que tenga dos pisos. Abandonado durante unos cuantos años, fue rehabilitado en 1990. Está situado en el carismático barrio de Montorgueil y tiene tiendas de diseño, joyas y objetos para la casa. Abre al público de lunes a sábado de 8.30 a 20.30.
Frente al pasaje del Grand Cerf, cruzando la Rue Saint Denis, existe otro, mucho más discreto: el Passage du Bourg l’Abbé (de lunes a sábado de 7.30 a 19.30). Cuando cae la noche, las lámparas colocadas a lo largo de esta galería construida en 1828 se reflejan en los espejos de algunas tiendas, envolviendo el lugar de un ambiente sombrío. Algunas fachadas de comercios están pintadas de color pastel. Al final, en el número 18, se encuentra la bonita ebanistería de Ivan Lulli, con una vidriera del año de su inauguración.
Galerie Véro-Dodat, lienzos en el techo
Situada a dos pasos del turístico Museo del Louvre, abrió en 1826 y servía de atajo para los viajeros que tomaban las diligencias en la Rue du Bouloi. Las losas de mármol blanco y negro que decoran el suelo le dan una perspectiva interesante, y en las partes sin vidrieras de los techos se pueden observar varios lienzos que representan a Mercurio, Minerva, Apolo y Ceres. Cierra los domingos, y el resto de la semana está abierta de 07.00 a 22.00.
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La entrada al Passage Choiseul (París). Thierry Chesnot getty images
Passage Choiseul, 190 metros de largo
Ubicado en el barrio de la Ópera de París, es uno de los pasajes cubiertos más largos: 190 metros. Se inauguró en 1927 y era conocido por el teatro y la literatura, y desde el año 2013 luce renovado tras una reforma que recuperó su cristalera original. En su pasillo deambulaban los asistentes a los teatros de los alrededores. El primer editor del poeta Paul Verlaine tenía su librería en este pasaje (abierto de lunes a sábado de 08.00 a 20.00) y el autor Louis-Ferdinand Céline vivió aquí varios años de su infancia.
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El Passage Brady, conocido como el Little India de París. Thierry Chesnot getty images
Passage Brady, un viaje a Asia
Conocido como el Little India, este pasaje inaugurado en 1828 es muy distinto a los demás pues predominan los comercios de ropa y comida y restaurantes de la India, Pakistán y las islas de la Reunión y Mauricio. Es uno de los raros paseos de París dividido en dos partes: de un lado está cubierto por un techo acristalado y, del otro, está a cielo abierto. Abre de lunes a sábado de 09.30 a 23.30 y los domingos, de 18.00 a 23.30.
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El Passage des Princes, de 1860, fue reconstruido en 1995. Thierry Chesnot getty images
Passage des Princes, especial para niños
Antiguo Passage Mirès, se construyó en 1860 y está al lado de uno de los bulevares más transitados, el Boulevard Haussmann. De hecho, fue el último pasaje cubierto inaugurado en la ciudad en la época del prefecto Haussmann. Destruido en 1985, fue reconstruido integralmente en 1995. Tiene una bonita cúpula con adornos florales y varias tiendas especializadas en juguetes para niños, en el modelismo y los videojuegos. Abre de lunes a sábado de 08.00 a 20.00.
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