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Dinamarca da un abrumador respaldo a su integración en la política de defensa de la UE, según un sondeo a pie de urna

Dinamarca da un abrumador respaldo a su integración en la política de defensa de la UE, según un sondeo a pie de urna


Un centro de votación, este miércoles en Viborg (Dinamarca).RITZAU SCANPIX (via REUTERS)

Dinamarca renunciará a la cláusula de exclusión voluntaria que la ha mantenido al margen de la política europea de defensa durante 30 años. La población danesa ha votado este miércoles en un referéndum a favor de sumarse a las estructuras y proyectos comunitarios de ámbito militar. Según el sondeo a pie de urna de la radiotelevisión pública danesa, el sí ha ganado con en torno al 70% de los apoyos, un resultado contundente en un país que tradicionalmente se ha opuesto a una mayor integración con la Unión Europea. La consulta se convocó en marzo, dos semanas después del inicio de la invasión rusa de Ucrania. La decisión de Copenhague se produce después que Finlandia y Suecia desafiaran la amenaza del Kremlin al iniciar el proceso de adhesión a la OTAN.

La excepción danesa en la política común de seguridad y defensa de la UE se acordó en 1992 entre Copenhague y Bruselas. Unos meses antes, el resultado de un plebiscito celebrado en Dinamarca había bloqueado el proceso de ratificación del Tratado de Maastricht. En 1993 se celebró otro referéndum en el país nórdico en el que se aprobó un nuevo texto que incluía la cláusula de exclusión sobre defensa, y otras tres relativas a distintas materias: unión monetaria y económica, cooperación judicial, y el concepto de ciudadanía europea.

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Christine Nissen, analista del Instituto Danés de Estudios Internacionales, explica que hace tres décadas la ciudadanía danesa se mostró contraria a sumarse a los futuros planes europeos en el ámbito militar al considerar que era innecesario. “En Dinamarca siempre se ha valorado muy positivamente la membresía de la OTAN. La población pensó que no aportaría nada formar parte de otra estructura militar”, sostiene por teléfono Nissen.

Debido a la cláusula de exclusión voluntaria, Dinamarca no ha podido durante estos años participar en las discusiones ni negociaciones relacionadas con la seguridad y defensa, ni en las misiones militares de la UE (aunque sí en las civiles). El país escandinavo es el único de los Veintisiete que no es miembro de la Agencia Europea de Defensa. Y, junto a la neutral Malta, tampoco forma parte de la llamada Cooperación Estructurada Permanente (o Pesco, su acrónimo en inglés), el proyecto comunitario de mayor envergadura en el ámbito de la cooperación militar.

Durante los años noventa, las implicaciones prácticas de la cláusula de exclusión fueron prácticamente nulas, ya que la UE todavía carecía de una política común de seguridad y defensa que fuese efectiva. Copenhague empezó a notar las consecuencias de su excepcionalidad hace un par de décadas. “Dinamarca tenía mucho interés en algunas operaciones militares de la UE, como la de Bosnia o la del Cuerno de África contra la piratería, pero no existía la posibilidad de participar en ellas”, comenta por teléfono Kristian Soby Kristensen, investigador del Centro de Estudios Militares de la Universidad de Copenhague.

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SuscríbeteUn rearme paralelo al alemán

La consulta de este miércoles fue anunciada el 6 de marzo, tras un acuerdo alcanzado entre el gobernante Partido Socialdemócrata y las otras cuatro principales fuerzas parlamentarias. El mismo día también se pactó que el país escandinavo incrementará su inversión en defensa durante los próximos años hasta alcanzar el 2% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2033, el mínimo acordado por la OTAN, aunque bastantes de sus países miembros todavía no lo cumplen. El rearme planificado en Copenhague va en paralelo al de Berlín —su principal aliado en cuestiones militares—, que esta semana aprobó el mayor incremento de gasto en décadas. “El giro de Alemania ha tenido una profunda influencia en la clase política danesa”, considera Nissen.

Los acontecimientos de los últimos meses en Suecia y Finlandia también han tenido su repercusión en Dinamarca. El brutal ataque de Rusia a Ucrania provocó un vuelco en la opinión pública y en la clase política de los dos países nórdicos, que ha llevado a Estocolmo y a Helsinki a solicitar su ingreso en la OTAN a marchas forzadas. De entre las 14 fuerzas parlamentarias de Dinamarca, las únicas tres que han instado a votar no en el referéndum de este miércoles —dos de ultraderecha y una de izquierdas— argumentaron que los casos de Suecia y Finlandia eran un claro ejemplo de que la política de defensa comunitaria resultaba irrelevante, y que la seguridad está garantizada bajo el paraguas de la Alianza Atlántica —de la que Dinamarca es miembro fundador, desde 1949—. Los defensores del sí resaltaron que era el momento de que la cooperación militar entre los países nórdicos fuera absoluta.

“Los eventos en los tres países son parte de la misma historia”, recalca la investigadora Nissen. “A pesar de que la magnitud de la decisión de Suecia y Finlandia no es comparable a la de Dinamarca”, agrega. Kristensen, de la Universidad de Copenhague, opina que el resultado favorable en la consulta de este miércoles es “una señal para la UE de que hasta la escéptica Dinamarca está decida a participar plenamente en la política común de seguridad y defensa”.

La guerra en Ucrania también ha acelerado los planes europeos en el ámbito militar. En marzo se aprobó la creación de una fuerza de intervención rápida que contará con 5.000 soldados y que debería estar operativa en 2025. Y este martes se llegó a un acuerdo en la cumbre extraordinaria de Bruselas para buscar “con carácter de urgencia” medidas para coordinar a nivel comunitario el aprovisionamiento de armamento.

El referéndum sobre la exención en materia de defensa ha sido el noveno que se ha celebrado en el país escandinavo en el último medio siglo, desde que en 1972 se aprobara con el 63,3% de los votos a favor el ingreso en la Comunidad Económica Europea. Las últimas dos consultas populares que habían tenido lugar trataron, como la de este miércoles, sobre las cláusulas de exclusión pactadas hace tres decenios. En 2000, la población danesa dio un nuevo golpe a la UE al rechazar el ingreso en el euro, a pesar de que prácticamente la totalidad de la clase política, además de los sindicatos y la patronal, había reclamado el voto a favor. En 2015, la ciudadanía prefirió mantener la excepción sobre la cooperación judicial y asuntos internos, que garantiza cierta autonomía en inmigración y control de fronteras. En los dos referendos ganó el no con poco más del 53% de los sufragios. La cuarta enmienda al Tratado de Maastricht que pactaron Copenhague y Bruselas hace tres decenios, la relativa al concepto de ciudadanía europea, se convirtió en intrascendente tras la entrada en vigor del Tratado de Ámsterdam, en 1999.

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