Donald Trump, en un mitin en Texas el pasado 29 de enero.GO NAKAMURA (REUTERS)
La pregunta que el entonces todavía presidente de Estados Unidos quería que su abogado Rudy Giuliani hiciese por él, nada más y nada menos que al Departamento de Seguridad Nacional, era si podía, de forma legal, incautar las máquinas de votación en los Estados claves que no le daban la victoria. La información es explosiva y abre un frente más que muestra que el republicano estuvo directamente involucrado en el hecho de usar los órganos de seguridad nacional con el fin último de revertir el resultado de las elecciones de 2020, que dieron la victoria a su rival Joe Biden, según relata el diario The New York Times, citando a tres fuentes distintas.
Ya habían pasado seis semanas desde las elecciones presidenciales del 3 de noviembre y había habido dos intentos diferentes de confiscar las máquinas, ya fuera presionando al Departamento de Defensa o con exigencias directamente al fiscal general, William Barr. Según informa el Times, Barr desechó tal posibilidad. Si bien eran conocidas las propuestas de Trump de utilizar departamentos federales para lograr aferrarse al poder, las iniciativas que involucran al Pentágono y a la Seguridad Nacional fueron codificadas en borradores de órdenes ejecutivas.
Los nuevos relatos brindan una nueva perspectiva de cómo el expresidente consideró y hasta cierto punto impulsó los planes, que habrían llevado a Estados Unidos a un territorio desconocido al usar la autoridad federal para tomar el control de los sistemas de votación administrados por los Estados sobre la base infundada de fraude electoral. En opinión de dos analistas de CNN, los hechos son lo más parecido que se ha conocido jamás al “fin de la democracia en América”.
La información ahora conocida se encuadra dentro del escenario de la investigación que realiza el comité de la Cámara de Representantes -de amplia mayoría demócrata- para depurar responsabilidades sobre el ataque con víctimas mortales por parte de una turba seguidora del republicano que sufrió el Capitolio de EE UU el 6 de enero de 2021 cuando se disponía a certificar la victoria de Biden.
El pasado sábado, durante un mitin en Texas, Trump, quien coquetea con la idea de volver a ser candidato presidencial, proclamó que consideraba amnistiar a todos aquellos que fueran declarados culpables por el asalto si él volviera a la Casa Blanca. La promesa de indultos fue un paso cualitativo en el discurso del magnate, que hasta ahora había opuesto resistencia a la investigación, pero no desafiado directamente la acción de la justicia. Más de 700 personas han sido encausadas hasta ahora por participar en el intento de asalto al Capitolio. Once de los imputados están acusados de sedición mientras que 165 se han declarado culpables, según datos de la oficina del fiscal del Distrito de Columbia.
Tras esas declaraciones en Texas, en un comunicado emitido por Trump, también se sugería la idea de que Mike Pence, el vicepresidente de EE UU, podría haber “anulado la elección” al negarse a contar los delegados al Colegio Electoral que habían prometido emitir sus votos por Joe Biden. El demócrata ganó los comicios por más de siete millones de votos y con 306 votos electorales frente a los 232 de Trump.
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