dos años del día que España quedó dividida

El tiempo pasa rápido y no se detiene, también para el Rey Juan Carlos. Se cumplen ya dos años desde que el emérito anunciase su marcha del país que había reinado durante casi 40 años. Un movimiento que a la postre sería clave porque dejaría a España dividida y alimentando los debates en torno a su figura. Regresó el pasado mes de mayo en medio de una gran expectación, pero volvió a volar hasta Abu Dabi rumiando sobre si volvería a pisar suelo español en junio. Finalmente, decidió postergar su visita para más adelante.

Todavía resuenan en el imaginario colectivo esas líneas en las que el marido de la Reina Sofía ponía tierra de por medio: «Con el mismo afán de servicio a España que inspiró mi reinado y ante la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada, deseo manifestarte mi más absoluta disponibilidad para contribuir a facilitar el ejercicio de tus funciones, desde la tranquilidad y el sosiego que requiere tu alta responsabilidad. Mi legado, y mi propia dignidad como persona, así me lo exigen», expresaba a Felipe VI, quien actuó con determinación al renunciar a su herenciaretirar la asignación anual a su padre

Los Reyes don Juan Carlos y Felipe VI juntos. / Gtres
Los Reyes don Juan Carlos y Felipe VI juntos. / Gtres

Su adiós supuso un antes y un después. Don Juan Carlos se fue queriendo  «remarcar la importancia histórica que representa el reinado de su padre, como legado y obra política e institucional de servicio a España y a la democracia». Pero hubo que esperar 655 días para volver a verle en territorio nacional.

Llegó el momento de volver y Sangenjo le recibió con los brazos abiertos. Allí se dio todo un baño de masas, disfrutó de su gran pasión -la vela-, presenciando el Trofeo InterRías y pudo ver a la infanta Elena. Aún perdura la imagen del tierno abrazo entre padre e hija en plena pista del aeropuerto de Vigo. Su cicerone en ese viaje no fue otro que Pedro Campos, el presidente del Club Náutico donde don Juan Carlos regatea siempre que visita tierras gallegas. No había mejor anfitrión. Fueron días de ocio, de estar con amigos a los que hacía tiempo que no veía, de brindar y de degustar deliciosos productos típicos de la ría gallega.

El Rey Juan Carlos en Sangenjo. / Gtres

El 23 de mayo fue un día señalado en rojo en el calendario, ya que el rey Juan Carlos viajó hasta Madrid para acudir a Zarzuela, ese lugar que conoce como la palma de su mano, para allí mantener una reunión con su hijo, el Rey Felipe VI. Un encuentro que se prolongó varias horas y del que salió una decisión meditada, como ya sucediera aquel 3 de agosto: el emérito no cumpliría su previsión de estar unos 12 días en Sangenjo. Tampoco volvería tres semanas después a unas nuevas regatas en la localidad de las Rías Bajas. De ese cara a cara no trascendió ningún material gráfico.

Rey Juan Carlos
El Rey Juan Carlos en una imagen de archivo. / Gtres

Esa fue la primera y única toma de contacto del rey Juan Carlos con España desde su marcha. Desde entonces ha adoptado un perfil bajo, quizá preparando su próximo vuelo Abu Dabi-Madrid. He ahí el gran interrogante.


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