A diferencia de la pasada terna propuesta por el presidente López Obrador para ministra de la SCJN, la nueva es “una buena señal”, ya que las candidatas están a la altura del encargo, consideró Denise Dresser.
La terna enviada por el presidente AMLO al Senado, para el cargo de ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), compuesta por Margarita Ríos-Farjat, Diana Álvarez Maury y Ana Laura Magaloni Kerpel, es una “buena señal”, reconoció Denise Dresser, al considerar que las tres candidatas están a la altura del encargo.
Durante la Mesa Política de Aristegui Noticias, Dresser dijo que “suspiró de alivio” cuando vio que no se repetirían experiencias anteriores, como la postulación de candidatas como Celia Maya García o Yasmín Esquivel Mossa, esposa de José María Rioboó, el contratista más cercano a Andrés Manuel López Obrador.
“Vimos ahora a un conjunto de personas profesionales, y no la repetición del penoso nombramiento de alguien como la ministra contratista, o de Celia Maya, una excandidata de Morena que, en realidad no merecía ser considerada para el tribunal supremo”.
Dresser opinó que la terna presentada por López Obrador envía un mensaje de que “la Corte no va a ser un coto más de cuotas y cuates, que no va a ser una institución sometida al poder y conformada para hacer sus encargos”.
Esto contrasta con las declaraciones reiteradas del presidente AMLO de cómo la Corte “nunca ha hecho nada bueno por México, las descalificaciones diarias al Poder Judicial, que sí, viene arrastrando problemas de nepotismo y corrupción”.
También contrasta con la iniciativa de crear una tercera sala en la SCJN, con la idea de ampliar el número de ministros, “para que el presidente pudiera nombrarlos y así tener una mayoría, y evitar acciones de inconstitucionalidad”.
Por su parte, Sergio Aguayo consideró un “enigma” el patrón de toma de decisiones de López Obrador, ya que “en algunos casos es capaz de hacer correcciones de fondo, pero luego hay otros en los que se empeña en imponer su punto de vista”.
Como ejemplo citó la elección de Yasmín Esquivel, ya que, a pesar de las críticas, sostuvo su postulación y ahora es ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. También mencionó el caso de la nueva comisionada nacional de los derechos humanos, Rosario Piedra Ibarra.
“Ahí ni se diga, ahí incurrió en un costo altísimo al lanzar esa opinión que se convirtió en una orden a sus senadores, en particular a Ricardo Monreal, que se las arreglaron para imponerla de una manera absolutamente desconcertante”.
Finalmente, Lorenzo Meyer explicó que todos los sistemas presidenciales tienden a postular a personas afines a la SCJN. “México no es el único, pero aquí la peculiaridad es que en la época del priismo clásico la Suprema Corte era parte del Poder Ejecutivo de manera completa”.
“Se usaba a la Corte para remediar presiones de los actores fuertes, de los poderes fácticos”, recordó Meyer.
Dijo que es comprensible que el titular del Ejecutivo quiera tener a personas cercanas, que no le pongan obstáculos a sus decisiones, pero “es necesario que no se vaya tan lejos como proponer personas que son, básicamente, gente suya. Hay que hacerlo de manera que la calidad sea tan evidente, que no se les pueda criticar por ese lado”.
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