El presidente Iván Duque ha designado este martes como nuevo ministro de Defensa de Colombia a Diego Molano, quien reemplaza al fallecido Carlos Holmes Trujillo en un delicado momento que incluye el incesante asesinato de líderes sociales, ambientalistas y excombatientes de la extinta guerrilla de las FARC que firmaron el acuerdo de paz, el recrudecimiento de la violencia en algunas regiones y episodios de abusos de las fuerzas de seguridad que han despertado la indignación ciudadana. Molano es miembro del Centro Democrático, el partido de Gobierno fundado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, y ha sido un portavoz del Ejecutivo de Duque como director del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República (Dapre).
Carlos Holmes Trujillo murió hace una semana a causa de la covid-19 en el Hospital Militar de Bogotá, donde permanecía desde mediados de enero en una unidad de cuidados intensivos. Debido a su estado de salud, el presidente Duque había nombrado como ministro de Defensa encargado al comandante general de las Fuerzas Militares, el general Luis Fernando Navarro.
Ante el infortunio, el mandatario, como ha sido su estilo, se inclinó por una suerte de enroque en los puestos del alto Gobierno. Molano, de quien Duque destacó sus “capacidades gerenciales”, será su tercer ministro de Defensa desde que asumió el poder en agosto de 2018 –la cartera que más cambios ha tenido junto a Interior y Justicia–. Holmes Trujillo, hasta entonces canciller, asumió como ministro de Defensa tras la renuncia a finales de 2019 de Guillermo Botero, que enfrentaba una inminente moción de censura en el Congreso por la muerte de ocho menores de edad en un bombardeo militar. Ambos fueron férreos opositores al acuerdo de paz con la extinta guerrilla de las FARC y representaban en el Gabinete a los sectores más afines al expresidente Uribe, el mentor político de Duque.
La seguridad es una de las grandes banderas del Centro Democrático. La designación de Molano, de 50 años, mantiene Defensa en manos del uribismo, la corriente política creada en torno al exmandatario, como ha ocurrido con las demás carteras más determinantes: Interior, Exteriores y Hacienda. “Es un reto que lo llena de pasión y de entusiasmo, siendo hijo de militar, nacido en el Hospital Militar, formado en el Colegio Militar Patria y quien toda su vida ha tenido una cercanía con las fuerzas”, subrayó el presidente Duque al anunciar el nombramiento a primera hora de la mañana desde la Casa de Nariño.
El nuevo ministro estudió administración de empresas en la Universidad del Rosario, con una maestría en Columbia. Ha sido director de la Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional y concejal de Bogotá, entre otros cargos. En octubre de 2019 renunció al Concejo de la capital colombiana para asumir como cabeza del Dapre –donde lo relevará el hasta ahora consejero económico Víctor Muñoz–.
“Todos los males del país tienen nombre propio: el narcotráfico, ese gran virus que carcome a Colombia, en campos y ciudades. Por eso, en materia de seguridad la gran apuesta será seguir desarticulando las estructuras criminales que viven de este negocio ilegal”, le dijo Molano al periódico El Tiempo en una reciente entrevista, en línea con el discurso del Ejecutivo, que entre otras se ha propuesto regresar a las controvertidas fumigaciones aéreas de cultivos ilícitos con glifosato. Tendrá que navegar en medio del reacomodo de las relaciones entre Colombia y Estados Unidos luego de la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden. La nueva Administración norteamericana ha mostrado que la implementación del acuerdo de paz –que Biden apoyó cuando era vicepresidente de Obama– es una de sus preocupaciones.
Molano destacó en su presentación que se propone continuar y acelerar la lucha antinarcóticos, así como combatir sin tregua a los grupos armados ilegales que incluyen al Clan del Golfo, el ELN y las disidencias de las FARC que se apartaron del proceso de paz. “Desmantelar esas organizaciones es el mejor mecanismo y forma de prevenir el asesinato de líderes sociales”, señaló. También incluyó entre sus prioridades la lucha contra la deforestación.
El Ejército colombiano se ha visto golpeado en tiempos recientes por una larga cadena de escándalos que incluyen interceptaciones ilegales a periodistas y opositores así como el regreso del fantasma de las ejecuciones extrajudiciales. A esos cuestionamientos se añaden los excesos policiales en distintas oleadas de movilizaciones contra el Gobierno. El fallo de la Corte Suprema de Justicia que sostenía que el Estado reprime de manera “sistemática, violenta, arbitraria y desproporcionada” las manifestaciones se encontró con una defensa cerrada de los uniformados por parte del Ejecutivo de Duque.
Como cabeza de las fuerzas de seguridad, el nuevo ministro también deberá enfrentar este año dos grandes eventos relacionados con la actuación de los uniformados en el conflicto armado colombiano cuando el relato histórico todavía es motivo de disputas. Por un lado, uno de los grandes procesos que más han avanzado en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) es el de los llamados falsos positivos, el eufemismo con el que se conocen miles de ejecuciones extrajudiciales o, como las define el caso 03, “muertes ilegítimamente presentadas como bajas en combate por agentes del Estado”. Por otro, la Comisión de la Verdad presentará en el segundo semestre de 2021 su informe final sobre más de medio siglo de una guerra que ha involucrado guerrillas, paramilitares y fuerzas del Estado.
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