El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, publicó en sus redes sociales una ‘selfie’ que se hizo durante el funeral de Estado de la reina Isabel II en la Abadía de Westminster.
En la foto aparece con su esposa, Rosalinda Bueso, con quien acudió a la ceremonia en representación del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
La tarde de ayer, el canciller mexicano acudió a la capilla de velación de la reina que se instaló en el parlamento británico, cuya sede es el Palacio de Westminster.
“Presenté los respetos de México a S.M la Reina Isabel II en la capilla ardiente establecida en Westminster Hall. Me acompañó Rosy mi esposa así como la Embajadora de México en Reino Unido, Josefa González Blanco y la Jefa de Cancillería Yanerit Morgan“, dijo.
Presenté los respetos de México a S.M la Reina Isabel II en la capilla ardiente establecida en Westminster Hall .Me acompañó Rosy mi esposa así como la Embajadora de México en Reino Unido ,Josefa González Blanco y la Jefa de Cancillería Yanerit Morgan. pic.twitter.com/LkNDLeIa2z
— Marcelo Ebrard C. (@m_ebrard) September 18, 2022
La mañana de este domingo, Ebrard difundió el texto que escribió en el libro de condolencias de la reina Isabel II establecido en Lancaster House.
Mediante su cuenta de Twitter, aseguró que tuvo el “honor” de escribir en el libro lo siguiente: “Sinceras condolencias del pueblo y gobierno de México al gran pueblo británico por el sensible fallecimiento de S.M. la Reina Isabel II, descanse en paz”.
Ebrard y su esposa arribaron este fin de semana al Reino Unido, para participar en los homenajes luctuosos a Isabel II.
Tuve el honor de escribir en el libro de condolencias establecido en Lancaster House :
“Sinceras condolencias del pueblo y gobierno de México al gran pueblo británico por el sensible fallecimiento de S.M. la Reina Isabel II,descanse en paz “
— Marcelo Ebrard C. (@m_ebrard) September 18, 2022
En un video difundido también en sus redes sociales, aseguró que acudiría a una recepción ofrecida por el rey Carlos III a quienes asistirán al funeral de Estado de la reina.
De acuerdo con documentos obtenidos por Político, este es el estricto protocolo que estaría siguiendo el canciller mexicano y los demás dignatarios extranjeros invitados al funeral. Sin embargo, tanto Ebrard como otros representantes han aprovechado para firmar el libro de condolencias antes de que se lleve a cabo el funeral.
1. Solo podrá asistir un representante de alto nivel por país invitado, quien podrá ir acompañado de su pareja.
2. Los jefes de estado que no puedan asistir pueden elegir a otra persona como su representante oficial, como un jefe de gobierno o un ministro principal.
3. Tendrán que llegar al Reino Unido en vuelos comerciales.
4. No podrán usar helicópteros para desplazarse.
5. No podrán usar sus propios autos estatales para asistir al funeral en la Abadía de Westminster.
6. Todos serán transportados en autobuses desde un sitio en el oeste de Londres.
7. Los jefes de estado visitantes podrán asistir al funeral del cuerpo de la reina y firmar el libro de condolencias en Lancaster House inmediatamente después.
8. Durante su estancia en Lancaster House, los líderes extranjeros podrán rendir homenaje a la difunta reina con una duración de hasta tres minutos, que se grabará para los medios de comunicación.
El funeral de Estado en memoria de Isabel II y el posterior entierro de la difunta reina simbolizarán el ultimo adiós de Reino Unido a quien ha sido su máxima institución desde 1952. La era isabelina tendrá su final definitivo con este funeral tras la multitudinaria asistencia a la capilla de velación en el Palacio de Westminster y en una ciudad blindada.
Isabel II murió el 8 de septiembre en su castillo de Balmoral (Escocia), después de que su salud se viese resentida en estos últimos meses y apenas dos días después de nombrar primera ministra a la conservadora Liz Truss. La reunión entre ambas fue la última imagen pública de la reina.
Habían pasado 70 años desde el fallecimiento del anterior rey, Jorge VI, y aunque la mayor parte de la ciudadanía no vivió los fastos de entonces, el Gobierno y la Casa Real contaban con un protocolo detallado que determinaba qué hacer en los diez días posteriores a la muerte de Isabel II.