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Educación a distancia… en cercanía con el estrés

De acuerdo con una encuesta realizada por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación, estudiantes, padres de familia, maestros y directores mostraron algún indicio de malestar emocional relacionado con sus actividades o con el trabajo educativo desde casa.

Ante la pandemia y el confinamiento en el hogar, los actores educativos se vieron obligados a reorganizarse para dar continuidad a la educación y, si bien, el 97% asegura que pudo proseguir con la carga académica, casi la mitad de docentes y de estudiantes ha enfrentado mayor tensión y niveles de estrés, principalmente por la carga de trabajo, las dificultades tecnológicas y la falta de vínculo social.

De acuerdo con una encuesta realizada por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), estudiantes, madres y padres de familia, docentes y directores mostraron algún indicio de malestar emocional relacionado con sus actividades o con el trabajo educativo desde casa.

El 48.7% de los docentes y el 49.9% de los estudiantes señalaron que a menudo sentían tensión por las actividades académicas que debían atender. Mientras que la mitad de madres y padres de familia, y estudiantes (50.1 y 49.7%, respectivamente) con frecuencia sintieron que las actividades que debían realizar eran tantas que no podían terminarlas.

 

El 39.8% de estudiantes y 41.3% de madres y padres de familia se sintieron tristes o desanimados por la situación que vivían.

“Las y los docentes dieron cuenta de situaciones de estrés, generalmente vinculadas a la sobrecarga laboral y a la dificultad de sobrellevar una mayor exigencia en el trabajo a la par de las tareas domésticas y familiares. Entre las figuras directivas, un señalamiento recurrente fue el desgaste causado por atender las solicitudes de información y los trámites de las autoridades educativas, los horarios extendidos y la atención a fallas técnicas de las plataformas o de los medios de comunicación”, señalan los resultados de la encuesta.

Parte del estudiantado también manifestó estrés y ansiedad derivados de una carga excesiva de tareas; revelaron frustración y enojo por no entender las actividades y por la sensación de no estar aprendiendo bien.

“También expresaron tristeza por la pérdida de algún ser querido, deseo de reestablecer el vínculo social con otros estudiantes y docentes, y necesidad de recibir atención psicológica. Para cierto número de estudiantes los niveles de estrés, ansiedad y depresión resultaban inmanejables”, agrega el documento.

Incluso, entre las propuestas planteadas por los entrevistados figura el brindar acompañamiento emocional a las comunidades escolares, diseñar e implementar acciones de acompañamiento emocional a docentes y estudiantes, establecer protocolos para prevenir, detectar y atender casos críticos de alteraciones emocionales en docentes y estudiantes, y poner a disposición de las comunidades educativas recursos para el desarrollo personal y el apoyo emocional.

Para conocer las experiencias y aprendizajes vividos en esta coyuntura, la Mejoredu llevó a cabo, en junio pasado, esta Encuesta sobre las experiencias de las comunidades de educación básica durante la contingencia por Covid-19 en el ciclo escolar 2019-2020, aplicada a estudiantes, madres y padres de familia, docentes, directores y directoras de escuelas de educación básica en México.

En el ejercicio, participaron alrededor de 194 mil personas, entre docentes, estudiantes, directivos, madres, padres y tutores de educación básica.

El estudio presenta las acciones que realizaron los actores educativos para atender la educación en los primeros meses de la contingencia sanitaria, identifica los esfuerzos y dificultades enfrentadas y recupera sus sugerencias para el regreso a clases.


Educación y confinamiento
La contingencia sanitaria en México ha tenido importantes repercusiones en el sistema educativo y en las comunidades escolares, pero gracias a las redes familiares y docentes, el alumnado ha podido continuar con sus estudios durante el confinamiento.

Ante la pandemia y el confinamiento en el hogar, los actores educativos se vieron obligados a reorganizarse para dar continuidad a la educación, señalan los resultados de la encuesta de Mejoredu.

Más de 97% del alumnado continuó sus estudios durante la contingencia, de acuerdo con las respuestas de madres y padres.

En secundaria, el porcentaje de estudiantes que continuaron fue de 93.6%. Pero, en este nivel, 4 de cada 10 estudiantes señalaron no haber tenido actividad en una materia o más.

“Los equipos de dirección escolar, los cuerpos docentes, los estudiantes y las madres y los padres de familia, junto con las autoridades educativas, han participado activamente en diversos procesos de ajuste, adaptación e innovación para enfrentar esta situación emergente e inédita y generar las condiciones para responder a las necesidades y los desafíos que han surgido”, señala el documento.

Según el estudio, durante el periodo de contingencia sanitaria hubo también experiencias y aprendizajes muy favorables, con una importante movilización de recursos por parte de todos los actores para continuar con las actividades educativas del ciclo 2019-2020.

Sin embargo, advierte, evidenció además que existen condiciones particularmente adversas, que algunos esfuerzos no fueron suficientes o adecuados para superarlas, y que se requieren cambios, ajustes o reorientaciones para fortalecer las capacidades del sistema educativo y sus comunidades escolares, de manera que se garantice el derecho a la educación de la totalidad de niñas, niños, adolescentes y jóvenes del país.

Además de los programas académicos, la tecnología también ha apoyado el flujo de información en la comunidad educativa. Directivos y docentes se comunicaron con sus estudiantes por mensajería instantánea (56.5 y 58.3%, respectivamente); llamadas telefónicas (43.3 y 41.5%); videollamadas (28.6 y 24.5%) y correo electrónico (23.6 y 27.3%).

Los directivos se comunicaron con sus docentes mediante mensajería instantánea (95.7%), llamadas telefónicas (91.2%), videollamadas (85.2%) y correo electrónico (82.9%).

La comunicación entre docentes se llevó a cabo a través de mensajería instantánea (75.4%), videollamadas (61.7%), llamadas telefónicas (58.6%) y correo electrónico (50.1%).

La creatividad e innovación de los docentes ha sido un factor primordial para dar continuidad a la educación. Los entrevistados aseguraron que en este periodo de confinamiento los docentes buscaron alternativas innovadoras, por ejemplo, el 75.4% realizó actividades y usó recursos diseñados por ellos mismos; y el 57.8% utilizó la carpeta de experiencias (aunque en telesecundarias aumentó hasta 68% y en secundarias privadas se redujo a 31%).

El compromiso familiar con la educación también fue medido con esta encuesta y, según los resultados, las y los estudiantes fueron acompañados en sus estudios a distancia por diferentes figuras familiares y escolares, quienes hicieron un esfuerzo extraordinario para dedicar el tiempo necesario a esta labor y apoyarlos con creatividad.

Quienes recurrieron al apoyo de sus madres, padres o tutores representan 94.5% de las y los estudiantes de primaria y 69.7% de los de secundaria.

Las y los estudiantes de secundaria también acudieron a amistades (35.9%) y compañeros de clase (33.4%), lo que muestra una mayor autonomía del alumnado de este nivel educativo y una red de apoyo más amplia.

Por último, una figura muy relevante ha sido la de los hermanos mayores, pues el 28.5% de las y los estudiantes en primaria y el 35% en secundaria han recurrido a ellos como fuente de consulta y apoyo.

 

Cuartoscuro

Tareas pendientes: hacia el futuro
De acuerdo con los resultados, es apremiante implementar acciones para recuperarse de los efectos de esta contingencia sanitaria, pero sobre todo para prepararse para enfrentar futuras situaciones de emergencia y construir nuevos escenarios orientados a garantizar el derecho a la educación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes del país.

Entre los aspectos centrales por considerar en el marco de la política educativa en el corto y el mediano plazos figuran el acceso y permanencia, diseñar estrategias de atención diferenciada, por nivel y servicio educativo, considerando las principales desigualdades de los estudiantes y sus familias.

Para el regreso a las escuelas, fortalecer las capacidades de las escuelas a fin de que funcionen como centros de comunicación, de intercambio de información y de conexión en futuras situaciones de emergencia (Aprovechar el programa Internet para [email protected] impulsado por el gobierno federal, para fortalecer gradualmente las capacidades tecnológicas de las escuelas, vincular canales de televisión abierta y radiodifusoras locales, y servicios de perifoneo con las escuelas).

 

En cuanto a la calidad de los aprendizajes, solicitan contenidos educativos y procesos de enseñanza y aprendizaje; establecer un currículo de emergencia basado en la priorización y flexibilización de contenidos; ofrecer al personal docente y directivo formación pertinente y de calidad para enfrentar situaciones de emergencia; desarrollar estrategias específicas que apoyen la comunicación, la retroalimentación y la orientación de las actividades educativas; generar herramientas de apoyo y acompañamiento a estudiantes y docentes; y diseñar e implementar estrategias de reforzamiento y recuperación de los aprendizajes

También pidieron la planeación de esquemas educativos híbridos en periodos de normalidad, con el fin de preparar al sistema educativo para futuras situaciones de emergencia, y establecer criterios y orientaciones para impulsar modelos híbridos que complementen la modalidad presencial.

Y, en el tema de bienestar educativo, para continuar en la educación a distancia, los encuestados plantearon impulsar el fortalecimiento de los vínculos afectivos de las comunidades educativas, para ello procurar el balance de los distintos aspectos de la vida de los actores educativos, impulsar dinámicas de trabajo a distancia que minimicen el impacto en tiempo y dinero en los actores escolares; diseñar y apoyar estrategias que permitan flexibilizar los tiempos (horarios y duración) dedicados a las labores educativas; articular los programas sociales del gobierno federal para fortalecer los apoyos económicos a los estudiantes y las familias en situación de mayor vulnerabilidad.

Además, proteger la integridad y la salud física de los actores educativos.

Otro de los puntos tocados en la encuesta fue la gobernanza institucional del sistema educativo, tema en el que recomendaron fortalecer los mecanismos de cooperación y coordinación entre la federación y los estados a efecto de mejorar la eficacia de las acciones educativas en función de los contextos locales; ampliar la vinculación intersectorial para generar mecanismos integrales de apoyo a las poblaciones en mayor desventaja social y educativa; reconocer y apoyar iniciativas locales que atiendan necesidades educativas y sociales prioritarias; impulsar y reforzar los mecanismos de cooperación con organizaciones de la sociedad civil para fortalecer las capacidades de las comunidades escolares y apoyar las iniciativas gubernamentales, concluye el estudio.

 

UNIVERSO DE LA ENCUESTA

En el ejercicio participaron alrededor de 194 mil personas, entre docentes, estudiantes, directivos, madres, padres y tutores de educación básica.

Directoras y directores: 15 mil 35 (5,442 de preescolar; 5,426 de primaria y 4,167 de secundaria)

Docentes: 71 mil 419 (20,025 de preescolar; 27,624 de primaria y 23,770 de secundaria)

Madres y padres de familia: 72 mil 305 (19,711 de preescolar; 31,535 de primaria y 21,059 de secundaria)

Estudiantes: 34 mil 990 (10,299 de primaria y 24,691 de secundaria).




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