Los líderes occidentales reunidos en la Conferencia de Seguridad de Múnich han tratado de enviar este sábado un fuerte mensaje disuasorio al Kremlin en medio del creciente deterioro de la situación sobre el terreno en el este de Ucrania y del inicio de ejercicio militares rusos que involucran armamento con capacidad nuclear. Uno detrás de otro, los dirigentes señalaron que están preparados y unidos para imponer fuertes medidas de represalia financieras y comerciales si Moscú opta por una nueva agresión contra Kiev. Pero la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, fue más allá al advertir de que habrá más consecuencias. “No nos pararemos ahí. También reforzaremos aún más a nuestros aliados de la OTAN en el flanco oriental”.
EE UU ya ha desplegado recientemente 6.000 efectivos adicionales en Rumania, Polonia y Alemania y puesto en prealerta a otros 8.500. Harris dejó clara la disposición de Washington a seguir en esa senda si la crisis se precipita. “Si el objetivo de Moscú es tener menos fuerzas de la Alianza cerca de su frontera, [con una agresión a Ucrania] tendrá más”, zanjó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció en el foro de Múnich que la UE está preparada para afrontar un eventual corte abrupto del suministro de gas ruso. Incluso en caso de disrupción total, dijo Von der Leyen, el suministro está garantizado para este invierno gracias a los acuerdos sellados con proveedores de gas natural licuado. Tanto la líder de la Comisión como Harris incidieron en que las sanciones preparadas impedirán exportaciones de valor tecnológico que afectarán al desarrollo de la economía rusa y limitarán el acceso de instituciones financieras rusas a los mercados de capitales. La vicepresidenta de EEUU dijo que se trata de un conjunto de medidas que infligirá “costes económicos sin precedentes” a Rusia. Von der Leyen avisó al Kremlin que está en juego la prosperidad de su país.
Recurrentes fueron también las denuncias occidentales acerca de provocaciones y manipulaciones rusas. El canciller alemán, Olaf Scholz, tachó de “ridícula” la acusación rusa de que hay un genocidio contra la población residente en las regiones separatistas en el Donbás.
Scholz: la acusación de genocidio en el Donbás es “ridícula”
Pero junto con las advertencias de represalia en caso de una nueva agresión rusa a Ucrania y a las denuncias contra las manipulaciones, los líderes occidentales han insistido en su disposición a buscar salidas diplomáticas. Stoltenberg informó de que el jueves envió una carta al ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, invitándole a reanudar el diálogo en el formato del Consejo OTAN-Rusia. El canciller Scholz, por su parte, señaló que si bien los hechos sobre el terreno son sumamente preocupantes, también hay “importantes indicaciones” de un interés negociador ruso.
Scholz reiteró la advertencia a Moscú de que cualquier violación de las fronteras ucranias acarreará un “alto precio” para Rusia. Un ataque militar sería “un grave error” que tendría “altos costes políticos, económicos y geoestratégicos”. El canciller añadió que no hay ninguna justificación para la acumulación de más de 100.000 soldados rusos en las fronteras de Ucrania —el último cálculo de EE UU eleva esa cifra a un máximo de 190.000— y aseguró que se necesita “cuanta más diplomacia mejor, pero sin ser ingenuos”. Scholz se refirió también al hecho de que la entrada de Ucrania en la OTAN no está sobre la mesa y apuntó a “la paradoja” de que Moscú esté haciendo de ello un “casus belli”. “No hay ninguna decisión al respecto en la agenda”, subrayó.
Ambivalencia china
Ante la ausencia de Rusia, el único aliado de Moscú que ha participado hasta ahora en la Conferencia de Seguridad de Múnich ha sido China. Su ministro de Exteriores, Wang Yi, dejó un mensaje ambivalente. Por un lado, defendió la integridad territorial de Ucrania. Por otro, subrayó que las “preocupaciones razonables” de Rusia en el conflicto deben ser escuchadas. Wang afirmó que “la soberanía, la independencia y la integridad territorial de todos los países debe ser respetada y protegida” y que ese es el principio rector de la política exterior de Pekín y las “normas básicas de las relaciones internacionales”. Tras lo cual añadió: “Ucrania no es una excepción”.
Wang respondía así a una pregunta sobre la aparente contradicción entre ese discurso y el comunicado conjunto que emitieron Pekín y Moscú el pasado día 4 en el que China se sumaba a las demandas rusas al suscribir por primera vez su rechazo explícito a una ampliación de la OTAN. Wang aseguró que la postura de Pekín es firme y que interpretar de otra forma ese compromiso es “un pirateo malintencionado, una distorsión de la postura china y puro sensacionalismo”. Pero también manifestó su apoyo a las reivindicaciones de Moscú al decir que la comunidad internacional debe escuchar las preocupaciones de Rusia respecto a Ucrania del mismo modo que se tienen en cuenta las de otros actores del conflicto. “Todas las partes tienen derecho a expresar sus preocupaciones, y las preocupaciones razonables de Rusia también deben ser respetadas y tenidas en cuenta”, aseguró.
El ministro de Exteriores chino animó a Occidente a repensar la necesidad de la Alianza Atlántica. “Hace tiempo que acabó la Guerra Fría y la OTAN es un producto de esa era. Ahora necesitamos analizar el momento actual y tiene que haber una adaptación de la OTAN. Si sigue la expansión hacia el este, ¿garantizará eso realmente la paz y la estabilidad en Europa? Creo que nuestros amigos europeos tienen que reflexionar sobre ello”.
El primer ministro británico, Boris Johnson, advirtió de que en la crisis no solo está en juego la soberanía y la independencia de Ucrania, sino el futuro de las relaciones internacionales. “El shock tendría repercusiones en todo el mundo”, aseguró, “incluso en Asia y Taiwán”. “Hay un riesgo de que se llegue a la conclusión de que la agresión vale la pena y que es correcto usar la fuerza”. Por eso, dijo, Occidente tiene que estar unido y prepararse para imponer las sanciones “más duras”. “Si Rusia invade, sancionaremos a las personas y a las empresas de interés estratégico para Rusia de forma que les sea imposible obtener capital en los mercados financieros de Londres”, aseguró, y amenazó también con abrir “las muñecas rusas” de las empresas radicadas en el Reino Unido tras las que se esconden beneficiarios rusos.
Los ministros de Exteriores de los países del G7 aprovecharon su presencia en Múnich para tratar la crisis en Ucrania e instar a Rusia “a elegir el camino de la diplomacia, reducir las tensiones, retirar sustancialmente las fuerzas militares de la proximidad de las fronteras de Ucrania y cumplir plenamente los compromisos internacionales”. Un primer paso sería “implementar la reducción anunciada de sus actividades militares” porque, tal y como destacaron en un comunicado conjunto, no han “visto evidencia de esa reducción”. “Juzgaremos a Rusia por sus hechos”, aseguran.
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