El Departamento de Estado de Estados Unidos ha ordenado este sábado la evacuación inmediata de los empleados no esenciales de su Embajada en Kiev, en vista de la información que manejan los servicios de inteligencia sobre una inminente invasión rusa y en plena tensión global por la acumulación de tropas rusas en la frontera con Ucrania. Washington ya pidió este viernes a sus ciudadanos que abandonen Ucrania en un plazo máximo de 48 horas. El último anuncio ha llegado pocas horas antes de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, mantenga una conversación telefónica con el presidente ruso, Vladímir Putin, para tratar la crisis. También está previsto que Putin llame este sábado al presidente francés, Emmanuel Macron, con quien se vio esta semana en Moscú para intentar rebajar la tensión en una reunión que resultó fallida.
El Departamento de Estado ha publicado un comunicado en su página de advertencias de viaje (bajo el título Nivel 4: No viajar) en el que pide “la salida de la mayoría de los empleados estadounidenses contratados directamente por la Embajada de Kiev debido a la continua amenaza de una acción militar rusa”. También anuncia la suspensión de los servicios consulares desde este domingo. “Los ciudadanos estadounidenses no deberían viajar a Ucrania, y aquellos que se encuentren allí deben partir inmediatamente empleando medios de transporte comerciales y privados”. Washington mantendrá una pequeña presencia consular en Leópolis, en la parte occidental de Ucrania, destinada a atender emergencias de los ciudadanos estadounidenses. No podrá, con todo, expedir pasaportes o visados.
España, el Reino Unido, Dinamarca, Noruega, Estonia, Letonia, Países Bajos, Japón y Corea del Sur han adoptado decisiones parecidas en las últimas horas, mientras que Alemania, que ha adoptado estas semanas un tono decididamente más bajo que sus aliados, ha instado a sus ciudadanos a abandonar Ucrania si su estancia en el país no es obligatoria. Su ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, ha asegurado este sábado en El Cairo que mantendrá abierta la Embajada en Kiev. También, que reducirá el personal en la legación, así como en otros organismos alemanes establecidos en el país. Moscú, por su parte, ha reaccionado con la retirada de parte de su personal diplomático de la capital ucrania. Con un escueto comunicado, el Kremlin ha anunciado que “está optimizando” su plantilla y que “continúa trabajando con normalidad”.
En otro intento de atajar la escalada de tensión, el secretario de Estado, Antony Blinken, ha hablado este sábado con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, para presionarle para que retire las fuerzas terrestres, marítimas y aéreas desplegadas en tres puntos distintos a las puertas de Ucrania. Blinken, que se ha reafirmado en las sospechas de la inminencia de una invasión, ha apostado por una salida diplomática a una de las mayores amenazas que ha vivido Europa desde el final de la Guerra Fría.
Según Moscú, la llamada fue a iniciativa de Washington y el jefe de la diplomacia rusa incidió una vez más en sus exigencias: el fin de la expansión hacia el Este de la OTAN y el compromiso de que no desplegarán tropas cerca de sus fronteras. Lavrov ha afirmado, además, que Estados Unidos y sus aliados han emprendido “una campaña de propaganda sobre la agresión rusa contra Ucrania que busca objetivos provocadores y anima a las autoridades de Kiev a sabotear los acuerdos de Minsk y a intentar resolver por la fuerza, y de manera nefasta, el problema del Donbás”, región separatista prorrusa en guerra desde hace ocho años con el ejército ucranio. .
Este viernes, el consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, insistió en que no está claro que la decisión sobre el ataque esté tomada en Moscú, aunque aseguró que el despliegue de fuerzas rusas ha aumentado tanto en los últimos días que “hay una posibilidad muy concreta de una acción en cualquier momento”, incluido “un asalto rápido” a Kiev.
La inteligencia estadounidense venía manejando la información de que Putin esperaría al final de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín (20 de febrero), para no importunar a China, un aliado crucial, pero los continuos movimientos de tropas han provocado el último cambio de idea. Sullivan compareció desde la Casa Blanca poco después de una teleconferencia organizada por Biden con líderes de la Unión Europea y de miembros de la OTAN, que expresaron su preocupación por el refuerzo militar ruso y repitieron los mensajes de las semanas previas. Todos están por una “salida diplomática”, y si esta no llegara, están dispuestos a imponer severas sanciones al Kremlin.
Estados Unidos ha descartado repetidamente enviar tropas a Ucrania, pero ha aumentado su presencia en los países miembros de la OTAN en Europa del Este. El Pentágono ordenó el viernes el envío de 3.000 soldados más a Polonia. Hasta que comenzó la crisis, la Embajada estadounidense en Kiev era la tercera misión diplomática más grande en suelo europeo, y contaba con 181 empleados del Departamento de Estado y de más de una docena de agencias, así como unos 560 empleados ucranios.
Uno de los principales motivos de preocupación de Occidente es el despliegue ruso en Bielorrusia. Los países bálticos, Estonia, Letonia y Lituania, solicitaron explicaciones a Minsk sobre la amplia presencia militar en su territorio y si esta debía ser notificada bajo lo pactado en el documento de Viena de 2011 de la Organización para Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Según la estadounidense Radio Free Europe, el régimen de Alexandr Lukashenko contestó que no debe esclarecer nada porque parte de las tropas rusas desplegadas no participan en los ejercicios, sino que han sido enviadas para reforzar el flanco sur de Bielorrusia. Es decir, la frontera con Ucrania.
Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.