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EE UU exige a México los fundamentos científicos en los que sustenta su veto al maíz transgénico

EL PAÍS


Imagen de archivo de un agricultor cosechando maíz transgénico en Estados Unidos.© Thiriet / Andia (Getty Images)

Estado Unidos ha dado un paso hacia adelante para defender más de 16 millones de toneladas anuales de maíz que envía a México cada año. El Gobierno estadounidense ha dado a su contraparte mexicana hasta el 14 de febrero para dar a conocer los fundamentos científicos para eliminar el uso y la importación de maíz transgénico y otros productos hasta 2025 como lo establece el decreto presidencial publicado por el López Obrador en 2020. Doug McKalip, el nuevo negociador jefe de comercio agrícola de la Representante Comercial de Estados Unidos (USTR por sus siglas en inglés), ha dicho a la agencia Reuters que la respuesta de México ayudará a la agencia a decidir los próximos pasos en su búsqueda por resolver una larga disputa sobre las políticas agrícolas biotecnológicas de México. El asunto no es menor, México es su principal comprador de maíz transgénico.

La Representación Comercial de Estados Unidos envió una carta el pasado 30 de enero a la Secretaría de Economía de Raquel Buenrostro en la que se solicitaban pruebas científicas de las prohibiciones y evaluaciones de riesgo que respalden las decisiones, que son obligatorias en virtud del acuerdo comercial iniciado en 2020. McKalip declaró a Reuters que México rechazó 14 muestras distintas de productos agrícolas que se le presentaron y no aportaron ninguna justificación. “Queremos asegurarnos de que hagan la ciencia, muestren su trabajo y tomen decisiones basadas en evaluaciones de riesgo”, añadió a la agencia. Aunque se solicitó una opinión a la Secretaría de Economía, hasta el momento no se han pronunciado.

La nueva fecha límite para el equipo de Buentrostro es un capítulo más en una serie de desencuentros por esta pugna comercial que amenaza con interrumpir el comercio de miles de millones de dólares de comercio agrícola, una disputa que comenzó desde el año pasado. El Gobierno México cedió un paso en su intención de prohibir el uso de maíz transgénico y aplazó la medida hasta 2024, sin embargo, para EEUU estos cambios siguen siendo insuficientes y ha amagado con llevar el tema a un panel de controversias, vía el TMEC, para frenar de tajo la iniciativa del presidente López Obrador. La exigencia de que ahora Economía muestre evidencia científica que sustente el veto del grano transgénico suma más presión al Gobierno mexicano. La postura de Washington es clara, para ellos el enfoque de México no está basado en la ciencia y amenaza con causar un daño económico grave a los agricultores estadounidenses y ganaderos mexicanos.

México es el principal importador de maíz estadounidense. En 2021, le compró a EEUU 16,8 millones de toneladas, por un valor de 4.700 millones de dólares. En su gran mayoría, se trata de maíz amarillo destinado al forraje de animales y para cuyo cultivo se usan transgénicos. A diferencia del maíz blanco, que se destina al consumo humano y donde México es autosuficiente, el país latinoamericano depende de las importaciones para cubrir tres cuartas partes de sus necesidades de grano amarillo. Es un negocio pujante, que ha crecido un 86% en la última década, según datos del Departamento de Agricultura de EE UU, y que ahora puede verse amenazado por la prohibición.

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