La Administración de Joe Biden ha anunciado este lunes la excarcelación y traslado a su país natal de un detenido de la cárcel militar de Guantánamo. Se trata de la primera repatriación de un reo desde esta polémica prisión que ocurre con el actual presidente estadounidense. Con la salida del marroquí Abdul Latif Nasir, de 56 años, del penal de la base naval situada en la bahía de Guantánamo, en Cuba, el número de detenidos se reduce a 39. La mayoría llevan casi dos décadas encarcelados sin cargos en su contra y sin haber sido juzgados. Según informa la agencia Efe desde Rabat, Nasir fue detenido y puesto en detención preventiva este lunes nada más aterrizar en el reino alauí. El régimen marroquí acusa al recién liberado preso de “posibles delitos de terrorismo”, dijeron a Efe fuentes policiales.
Con la victoria que lo llevó a la Casa Blanca, Biden heredó una herida sin cerrar en la justicia estadounidense y los derechos humanos, aunque prácticamente olvidada para la opinión pública. Tras casi 20 años, la afrenta de Guantánamo ha pasado por tres Administraciones distintas. A mediados de mayo, el Gobierno de Biden la hizo suya, y dio su aprobación para que varios detenidos fueran trasladados a países que se comprometan a imponerles medidas de seguridad. Uno de esos tres hombres es Abdul Latif Nasir. Entre otros con el visto bueno para abandonar el polémico centro de detención, estaba el prisionero de más edad en el penal, el paquistaní Saifullah Paracha, de 73 años, que ha pasado 16 años bajo custodia de Estados Unidos.
Según el comunicado del Pentágono, la Junta de Revisión Periódica de Guantánamo (PRB, en sus siglas en inglés) ya había determinado en 2016 que la detención de Abdul Latif Nasir bajo la ley estadounidense de guerra no seguía siendo necesaria por no constituir ya una amenaza para la seguridad nacional de EE UU. La PRB es el organismo instaurado bajo la presidencia de Barack Obama en 2011 que dictamina si los detenidos de Guantánamo pueden ser liberados, repatriados a sus países o bien si deben continuar recluidos.
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El penal de Guantánamo se concibió hace casi 20 años, en enero de 2002, para evitar que los llamados “combatientes enemigos”, capturados en la guerra contra el terrorismo de la Administración de George W. Bush tras el 11 de septiembre, pudieran estar sometidos a las leyes de EE UU. La Casa Blanca se valía así de una argucia legal: al situar el penal en la isla caribeña, el centro quedaba fuera de la Convención de Ginebra, que protege a los prisioneros de guerra, y no exigía aplicar la garantía del habeas corpus —derecho a comparecer ante un juez en un tiempo determinado— a unos prisioneros que mantenía ajenos al mundo y fuera de la jurisdicción de EE UU. En el momento de mayor ocupación, Guantánamo llegó a albergar a 779 personas. Antes de abandonar la Casa Blanca, Bush transfirió a otros países a unos 550 presos. Su sucesor en el cargo, el demócrata Barack Obama, hizo lo mismo con cerca de 200.
Aunque ya ha transcurrido un lustro desde que este órgano recomendara que Nasir fuera enviado de vuelta a su país natal, Marruecos, ni la Administración de Obama ni la de Donald Trump, que confirmó la recomendación de la PRB en 2018, le habían repatriado. El comunicado oficial estadounidense de este lunes, tras anunciar que el preso ha sido enviado al país magrebí, elogiaba a Marruecos “por su colaboración para garantizar los intereses de seguridad nacional de ambos países”, y agradecía su voluntad “de apoyar los esfuerzos estadounidenses para cerrar el Centro de Detención de la Bahía de Guantánamo”.
Según los documentos de su detención filtrados por Wikileaks, Abdul Latif Nasir, oriundo de Casablanca, era miembro del comité militar de Al Qaeda y había estado en contacto directo con el líder del grupo terrorista Osama Bin Laden desde 1993. Las autoridades estadounidenses le acusaron de haber recibido formación en tácticas terroristas en diversos campos de entrenamiento de la organización en Afganistán, incluyendo entrenamiento avanzado en explosivos.
El preso ahora excarcelado participó supuestamente en combates contra el Ejército de EE UU en ese país asiático y fue responsable de trasladar a los combatientes de la ciudad de Jalalabad al complejo de Tora Bora, donde más tarde asumió el mando del frente de guerra. El espionaje estadounidense cree que es probable que haya formado antes parte del Grupo Islámico Combatiente Libio, entidad afiliada a Al Qaeda fundada en 1995. El presunto terrorista marroquí fue detenido el 15 de diciembre de 2001 en Afganistán y entregado a las autoridades estadounidenses el 21 de enero de 2002.
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