DEL RIO, Texas — El gobierno del presidente Joe Biden planea la deportación a gran escala de migrantes haitianos que se encuentran en una pequeña ciudad fronteriza de Texas, poniéndolos en vuelos hacia Haití a partir del domingo, detalla un comunicado del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), lo que representa una respuesta drástica y súbita a la presencia de miles de personas que repentinamente acamparon debajo y alrededor de un puente.
Los planes aún no se han detallado, pero presumiblemente serán entre cinco y ocho vuelos diarios, según el funcionario con conocimiento directo de los planes que no estaba autorizado a discutir el asunto públicamente y habló con The Associated Press bajo condición de anonimato. San Antonio, la ciudad importante más cercana, podría ser uno de los puntos de salida.
Otro funcionario gubernamental que habló a condición de guardar el anonimato prevé dos vuelos diarios cuando mucho, y dijo que a todos los migrantes se les aplicarán pruebas diagnósticas de COVID-19.
Aunque la mayoría provienen de Haití, también hay inmigrantes centroamericanos, venezonalos y cubanos. Suministros como agua potable, toallas e inodoros portátiles se entregaron en el área, mientras los migrantes esperan ser transportados a una instalación de Patrulla Fronteriza de EEUU.
“La mayoría de los migrantes continúan siendo expulsados bajo la autoridad del Título 42 de los CDC. Aquellos que no puedan ser expulsados bajo el Título 42 y no tengan una base legal para permanecer serán colocados en procedimientos de deportación acelerados”, indicó el comunicado de DHS.
CAOS EN LA FRONTERA ANTE LLEGADA DE MÁS DE 12,000 MIGRANTES
Las autoridades estadounidenses cerraron el paso al tránsito de vehículos y personas en ambos sentidos en el único cruce fronterizo en Del Rio, Texas, después de que se desató un caos el viernes y el gobierno se vio ante un nuevo desafío para manejar la gran cantidad de solicitantes de asilo que han estado llegando a territorio estadounidense.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza indicó que cerraría el cruce en la frontera con Ciudad Acuña, México, “para responder a necesidades urgentes de seguridad”. Se pidió a los viajeros que se dirigieran a Eagle Pass, Texas, a 57 millas de distancia.
Los haitianos cruzaban el río Grande libremente y en un flujo constante, yendo y viniendo entre Estados Unidos y México a través de aguas que les llegaban hasta las rodillas, algunos de ellos con niños pequeños sobre los hombros. Al no poder comprar provisiones en Estados Unidos, regresaron brevemente a México en busca de alimentos y cartones para establecerse, al menos temporalmente, debajo o cerca del puente en Del Río, una ciudad de 35,000 habitantes que se ha visto gravemente afectada por los flujos de migrantes en los últimos meses.
Los migrantes montaron tiendas y construyeron refugios improvisados con cañas gigantes conocidas como carrizo. Muchos se bañaron y lavaron ropa en el río.
La gran mayoría de los migrantes que estaban en el puente el viernes eran haitianos, dijo el juez del condado Val Verde, Lewis Owens, quien es el principal funcionario electo del condado y cuya jurisdicción incluye a Del Rio. Algunas familias llevan hasta seis días bajo el puente.
El menor de 6 años de origen salvadoreño fue llevado a una estación de la Patrulla Fronteriza donde agentes lograron contactar a una tía que vive en Houston.
El sheriff del condado Val Verde, Frank Joe Martinez, calculó que la multitud era de 13,700 personas, y dijo que había más haitianos viajando a través de México en autobús.
Un funcionario del gobierno, que carece de autorización para hablar sobre el tema públicamente y declaró a condición de guardar el anonimato, dijo que la acción no está dirigida específicamente a los haitianos y no refleja un cambio en las políticas, sino sólo una continuación de las prácticas habituales.
La Administración Federal de Aviación, actuando a solicitud de la Patrulla Fronteriza, restringió los vuelos de drones alrededor del puente hasta el 30 de septiembre, prohibiendo en general las operaciones a 1,000 pies o menos, salvo para propósitos de seguridad o policiales.
Tras viajar a la ciudad fronteriza de El Paso, Texas, para visitar a un familiar a la mitad de uno de los puentes internacionales, una pareja de dreamers quedó deportada.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, frecuente crítico de Biden, dijo que las autoridades federales le dijeron que los migrantes bajo el puente serían trasladados por el Departamento de Defensa a Arizona, California y otros lugares de la frontera de Texas.
AUMENTA LLEGADA DE HAITIANOS A LA FRONTERA SUR DE EEUU
Los haitianos han estado migrando hacia Estados Unidos en grandes números desde América del Sur durante varios años, muchos de ellos después de un devastador terremoto en 2010 en la nación caribeña.
Después de que se agotaran los puestos de trabajo desde los Juegos Olímpicos de Verano de 2016 en Río de Janeiro, muchos hicieron el peligroso viaje a pie, en autobús y en coche hasta la frontera con Estados Unidos, incluso a través de la peligrosa selva del Darién en Panamá.
No está claro cómo se ha acumulado un número tan grande con tanta rapidez, aunque muchos haitianos han estado acampando en el lado mexicano de la frontera, incluyendo en la ciudad de Tijuana, ubicada frente a San Diego, para aguardar mientras deciden si entrarán a territorio estadounidense.
Algunos haitianos que se encuentran en el campamento han vivido en ciudades fronterizas mexicanas por algún tiempo, moviéndose a menudo entre ellas, mientras que otros han llegado recientemente luego de estar atrapados cerca de la frontera de México con Guatemala, comentó Nicole Phillips, directora jurídica del grupo de defensa Haitian Bridge Alliance.
Se empezó a propagar un sentimiento de desesperación después de que el gobierno de Biden puso fin a su práctica de admitir diariamente a solicitantes de asilo considerados particularmente vulnerables.
“La gente está entrando en pánico sobre cómo encontrar refugio”, comentó Phillips.
Las autoridades estadounidenses detuvieron haitianos en 7,580 ocasiones en agosto, una cantidad que ha aumentado mensualmente desde agosto de 2020, cuando representaron solo 55 encuentros. También se han incrementado las llegadas de ecuatorianos, venezolanos y de otras nacionalidades fuera de los países tradicionales como México, Guatemala, Honduras y El Salvador.
OTRA PRUEBA PARA EL GOBIERNO DE BIDEN
Las autoridades estadounidenses están siendo sometidas a una dura prueba luego de que Biden eliminó rápidamente las políticas implementadas por el gobierno del expresidente Donald Trump que el mandatario demócrata consideraba crueles o inhumanas, sobre todo una que requería a los solicitantes de asilo permanecer en México mientras esperaban sus audiencias en los tribunales de inmigración estadounidenses. Esos migrantes han sido expuestos a una violencia extrema en México y han tenido muchos problemas para encontrar abogados.
El mes pasado, la Corte Suprema de Estados Unidos mantuvo en vigor la orden de un juez para reinstaurar dicha política, aunque México debe aceptar sus términos. El Departamento de Justicia señaló en un documento entregado a la corte esta semana que las conversaciones con el gobierno mexicano estaban en curso.
Una orden relacionada con la pandemia para expulsar de manera expedita a los migrantes sin darles la oportunidad de solicitar asilo que fue implementada en marzo de 2020 sigue en vigor, pero los niños que viajan sin compañía de un adulto y muchas familias han estado exentas. Durante su primer mes en el cargo, Biden decidió eximir a los menores que viajan solos por motivos humanitarios.
El gobierno estadounidense no ha podido expulsar a muchas familias centroamericanas porque las autoridades mexicanas se han negado en gran medida a aceptarlas en el estado de Tamaulipas, que es limítrofe con Rio Grande Valley, Texas, el corredor más concurrido para los cruces ilegales. El jueves, un juez federal de Washington le prohibió al gobierno aplicar el Título 42, como se conoce la orden relacionada con la pandemia, a cualquier familia.
México ha aceptado recibir a familias expulsadas procedentes únicamente de México, Guatemala, Honduras y El Salvador, creando una apertura para los haitianos y personas de otras naciones debido a que Estados Unidos carece de los recursos para detenerlos y expulsarlos de manera expedita en vuelos hacia sus lugares de origen.
En agosto, las autoridades estadounidenses detuvieron migrantes casi 209,000 veces en la frontera, una cantidad cercana a un máximo de 20 años, a pesar de que muchos de los encuentros eran con personas que cruzaban la frontera de forma repetida, ya que no hay consecuencias legales al ser expulsados con base en el Título 42.
Las personas que cruzaron en familias fueron detenidas 86,487 veces en agosto, pero menos de uno de cada cinco de esos encuentros dio lugar a una expulsión en virtud del Título 42. El resto fueron procesadas bajo las leyes de inmigración, lo que generalmente significa que fueron liberadas con una fecha de comparecencia ante un tribunal o con una notificación para presentarse ante las autoridades de inmigración.
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