DEL RIO, Texas — Estados Unidos actuó el domingo para frenar el flujo de migrantes hacia Texas cerrando la frontera con México en una localidad aislada en la que cerca de 15,000 haitianos montaron un campamento, y las autoridades estadounidenses empezaron a devolver a algunos a su país de origen.
El jefe de la Patrulla Fronteriza, Raul L. Ortiz, dijo el domingo que 3,300 migrantes ya han sido retirados del campamento de Del Rio y fueron llevados a aviones o a centros de detención, y señaló que prevé que otros 3,000 de los aproximadamente 12,600 migrantes que quedan sean devueltos en las próximas 24 horas. El resto deberá ser retirado durante la semana, comentó. Los primeros tres aviones despegaron de San Antonio a Puerto Príncipe el domingo, y el primero aterrizó por la tarde.
“Estamos trabajando sin descanso para retirar a los migrantes del calor, de la intemperie y de debajo de este puente y llevarlos a nuestras instalaciones para procesarlos rápidamente y expulsar a los individuos de Estados Unidos en conformidad con nuestras leyes y políticas”, dijo Ortiz durante una conferencia de prensa en el puente de Del Rio. La ciudad texana cuenta con unos 35,000 habitantes y se ubica a unos 230 kilómetros (145 millas) al oeste de San Antonio.
Mientras tanto en Haití, tres aviones aterrizaron en el aeropuerto de Puerto Príncipe, cada uno con 145 personas a bordo.
Todos los deportados recibieron $100 y fueron sometidos a una prueba de coronavirus, aunque las autoridades no planeaban colocarlos en cuarentena, comentó Marie-Lourde Jean-Charles, de la Oficina Nacional de Migración.
Aproximadamente una decena de vehículos del Departamento de Seguridad Pública se estacionaron cerca del puente y del río donde los haitianos han estado cruzando desde Ciudad Acuña, México, hacia Del Rio, Texas, desde hace casi tres semanas.
Al principio, los migrantes encontraron otras formas para cruzar la frontera en una zona aledaña hasta que fueron confrontados por las autoridades federales y estatales. Un reportero de The Associated Press vio que migrantes haitianos seguían cruzando el río hacia Estados Unidos, a unos 2,4 kilómetros (1,5 millas) al este del sitio anterior, pero a la larga fueron detenidos por agentes de la Patrulla Fronteriza a caballo y por policías de Texas.
Mientras cruzaban, algunos haitianos cargaban cajas llenas de comida sobre sus cabezas. Algunos se quitaron los pantalones antes de meterse al río. A otros no les importó mojarse.
Hay 12 mil inmigrates a la espera de poder llegar a Estados Unidos. Mientras, ya cerraron el puente fronterizo en Del Rio, Texas.
Los agentes les gritaban a los migrantes que estaban cruzando el río para que se salieran del agua, la cual les llegaba a la cintura. Varios cientos de personas que habían cruzado exitosamente y estaban sentadas a lo largo de la orilla del río en el lado estadounidense recibieron órdenes para que se fueran al campamento ubicado en Del Rio. “Vayan ahora”, gritaron los agentes. Por su parte, autoridades mexicanas a bordo de un hidrodeslizador le pidieron a otros que intentaban cruzar que regresaran a México.
El migrante Charlie Jean había regresado a Ciudad Acuña desde los campamentos con el fin de conseguir comida para su esposa y sus tres hijas de 12, 5 y 2 años. Estaba aguardando del lado mexicano para que un restaurante le entregara una orden de arroz.
“Necesitamos comida para todos los días. Yo puedo no comer, pero mis hijas no”, comentó Jean, quien vivió en Chile durante 5 años antes de partir hacia Estados Unidos. Se desconocía si pudo volver al campamento.
Tras viajar a la ciudad fronteriza de El Paso, Texas, para visitar a un familiar a la mitad de uno de los puentes internacionales, una pareja de dreamers quedó deportada.
México anunció el domingo que también empezaría a deportar a los haitianos a su país natal. Un funcionario del gobierno dijo que los vuelos serían desde ciudades cercanas a las fronteras con Estados Unidos y con Guatemala, donde se encuentra el grupo más grande.
Los haitianos han estado migrando masivamente hacia Estados Unidos desde Sudamérica desde hace varios años, muchos de ellos después de abandonar la nación caribeña tras el devastador terremoto de 2010. Después de que se acabaron los empleos generados por los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016, muchos realizaron el peligroso viaje a pie, en autobús o en automóvil hacia la frontera sur de Estados Unidos, incluido el cruce a través de la peligrosa selva del Darién en Panamá.
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