También se cambiaron algunas prácticas de retención de impuestos, agregó, reduciendo el efectivo que puede tener disponible. Si bien entiende que el gobierno tiene como objetivo aumentar los ingresos, dijo que el enfoque podría disuadir el espíritu empresarial.
“Está asfixiando a las pequeñas empresas”, dijo.
Gamal Osman, de 59 años, trabajador de un almacén en Tanta, una ciudad a unas dos horas al norte de El Cairo, dijo que también estaba pagando más por servicios básicos, como renovar su tarjeta de identificación. Dijo que había vuelto a comer carne solo una vez cada dos semanas y que, aún así, no podía ahorrar dinero como antes.
“Puedes sentirlo en todo lo que haces”, dijo. “Desde que pisas la calle hasta que te vas a dormir”.
Aún así, otros ven oportunidades en las dificultades.
Mohamed Ehab es director de marketing de una compañía automotriz que introdujo Jetour, una marca china, en el mercado egipcio en 2020. Las ventas aumentaron el año pasado, pero las nuevas reglas de importación han entorpecido el negocio.
La empresa dejó de aceptar pedidos hace meses y se está enfocando en expandir los centros de servicio.
El Sr. Ehab dijo que todavía había demanda de un automóvil familiar práctico, incluso después de que los precios se dispararon con la devaluación. El automóvil de precio más bajo de la empresa subió de unos 18.000 dólares a 26.000 dólares, en gran parte porque los importadores tienen que pagar a China en dólares.
Pero tiene la esperanza de que el estancamiento impulse al gobierno a ofrecer incentivos para que las empresas automotrices ensamblen sus productos dentro de Egipto, lo que podría generar empleos y hacer que los automóviles sean más asequibles.
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