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El 60% de las sardinas y anchoas del Mediterráneo Occidental llevan microplásticos en sus intestinos

Se necesitarían unos 11.000 de camiones de transporte internacional para recoger todo el plástico que hay en los océanos. Un estudio de una organización antipolución plástica ha estimado que unos cinco billones de plásticos de todos los tamaños flotan en los mares del planeta. Su peso acumulado casi llega a las 270.000 toneladas (Tm). Las cifras casi multiplican por diez las arrojadas por otra investigación realizada por científicos españoles.

Los investigadores, liderados por la organización 5 Gyres Institute, no se han puesto a contar todas las botellas, restos de redes, boyas o bolsas que hay en el mar. Diseñaron un modelo con una serie de variables y sobre él, volcaron los datos que han recopilado en la veintena de expediciones que han realizado en casi todos los océanos y algunos grandes mares como el Mediterráneo. Desde 2007, tomaron muestras de 1.570 localizaciones.

Entre los ingredientes del modelo están desde las corrientes marinas hasta los vientos predominantes, pasando por la densidad de población de las zonas costeras hasta la producción anual de plásticos. Otros elementos tenidos en cuenta fueron la ratio de fragmentación de los macroplásticos en microplásticos y su degradación por agentes climáticos como el Sol o las olas.

Para tomar las muestras, usaron redes de pequeño mallado para capturar los trozos más pequeños. Para los grandes, como las botellas de plástico, recurrieron al avistamiento y recogida. Para las expediciones eligieron los llamados giros subtropicales, cinco grandes sistemas de corrientes oceánicas. Anteriores estudios han comprobado que aquí acaba la mayor parte del plástico generado por los humanos. También visitaron tres grandes mares, el Mediterráneo, el que baña el golfo de Bengala y los mares del sur de Australia.

La basura plástica se concentra en los llamados giros subtropicales

“Estimamos que al menos 5,25 billones de partículas de plástico con un peso de 268.940 toneladas flotan actualmente en el mar”, escriben los autores en la revista científica PLoS ONE. Apoyan sus datos en que el modelo reproduce a escala global las cifras obtenidas en las catas que realizaron.

Aparte de los datos cuantitativos, el estudio muestra algunos hechos que sorprenden. Los dos giros oceánicos del hemisferio norte (el del Atlántico Norte y el del Pacífico Norte) contienen el 55.6% de las partículas y el 56.8% de su masa total. El resto se lo reparten los tres giros del hemisferio sur y los mares cerrados, con el giro del Índico como el más contaminado. Esto contrasta con el hecho de que los mayores consumidores de plástico viven en la parte norte del planeta.

Pero el dato más llamativo (ya adelantado por otros estudios) de este trabajo es que, clasificados por tamaños, las cuentas no cuadran. Los científicos estimaron una ratio de fragmentación por la que los macroplásticos, como una botella de agua, se fragmentan en unas 16 partes de mesoplásticos y que cada una de éstas se divide en otros 625 trocitos de menos de cinco milímetros y, aún éstos, en centenares de partículas casi microscópicas.

¿Adónde va tanto plástico?

El modelo y la lógica preveían que los microplásticos más pequeños (inferiores a un milímetro) debían de ser los más abundantes. Sin embargo, en todas las zonas analizadas salvo la del Pacífico Sur había más trocitos grandes que pequeños. La relación con los mesoplásticos y los macroplásticos tampoco seguía la ratio de fragmentación esperada. ¿Qué pasa con todo ese plástico?

“Nuestros resultados muestran que los basureros en el centro de los cinco giros subtropicales no son la última parada de la basura de plástico flotante del mundo. La meta de los microplásticos es su interacción con todos los ecosistemas del océano”, dice el director de investigación del Instituto 5 Gyres, Marcus Eriksen.

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El gráfico muestra la abundancia de los plásticos clasificados por tamaños en las zonas estudiadas. Eriksen et al.

Un trabajo similar realizado por investigadores españoles y publicado el pasado verano ya destacaba la aparente evaporación del plástico más pequeño. Entonces señalaban a un conjunto de factores que explicarían el misterio. A escala nanométrica, los plásticos perderían buena parte de su flotabilidad y acabarían en el fondo del mar. Los que no, entrarían en la cadena alimenticia, integrados en el organismo de los peces más pequeños o fagocitado por bacterias. Así que, en realidad, nunca desaparecen.

Sin embargo, el estudio español, uno de los frutos de la Expedición Malaspina, no iba tan lejos en sus estimaciones de la basura plástica. Según sus datos, en la superficie de todos los mares del planeta podría haber hasta 35.000 toneladas de basura plástica, casi 10 veces menos.

Un estudio español estimaba que en la superficie de los océanos hay 35.000 toneladas de plásticos

El principal autor de aquel trabajo, el biólogo de la Universidad de Cádiz, Andrés Cózar, se muestra escéptico con los resultados del trabajo del 5 Gyres. “Usan un modelo para mejorar la resolución, integrar los valores y producir mapas mundiales. Si bien este es un buen paso en la dirección correcta, la comparación entre las predicciones del modelo y las observaciones deja mucho que desear. En particular, el modelo sobre representa en exceso la abundancia y la masa de los residuos flotantes en las zonas con una abundancia relativamente baja, con valores previstos de cantidad y masa que son 100 e incluso 1000 veces más altos de los medidos”, dice Cózar.

Otro problema que observa en este estudio el biólogo español es que los autores no incluyen datos de gran parte del mar, como los océanos Antártico y Ártico o las zonas oceánicas tropicales y ecuatoriales. “En conjunto, estas áreas cubren la mayor parte de la superficie oceánica y las extrapolaciones de las zonas medidas a éstas no se han validado”, explica.

A pesar de la divergencia en los datos cuantitativos, Cózar si tiene claro que hay demasiada basura plástica en el mar: “Con solo dos o tres generaciones usando plástico, está claro que el actual modelo para gestionar los materiales plásticos es económica y ecológicamente insostenible”.


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