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El activista prodemocracia hongkonés Nathan Law pide asilo en el Reino Unido

Una manifestante lleva una bandera de EE. UU ante el consulado de ese país en Hong Kong, en una protesta en julio pasadoKin Cheung / AP

Vuelve el culebrón de las sanciones recíprocas entre Pekín y Washington. Este jueves el turno ha sido del gobierno de Xi Jinping, que ha anunciado medidas contra algunos congresistas, y el fin de las exenciones de visado para los diplomáticos estadounidenses que quieran visitar a Hong Kong o Macao. El lunes había sido la Administración de Donald Trump la que había anunciado la prohibición de entrar a su país para catorce altos funcionarios chinos.

La tregua entre las dos capitales a raíz las elecciones estadounidenses llevaba semanas resquebrajándose. El mes pasado, la Administración saliente en Washington, dispuesta a mantener su posición hostil a China hasta el último momento -y complicar que la futura Administración de Joe Biden pueda cambiar el rumbo en las relaciones bilaterales-, ya había impuesto sanciones a empresas que consideraba que colaboraban con el Ejército chino.

Ahora, el nuevo choque gira en torno a uno de los asuntos que han precipitado este año el deterioro de los lazos entre las dos capitales: Hong Kong y la nueva ley de Seguridad Nacional que Pekín ha impuesto a su territorio autónomo.

Los catorce altos funcionarios vetados por Washington en el anuncio del lunes son todos vicepresidentes de la Asamblea Nacional Popular (ANP), el Parlamento chino y el órgano que aprobó el 30 de junio la draconiana ley, que castiga con penas que llegan a la cadena perpetua comportamientos que se consideren terroristas, separatistas o confabulación con potencias extranjeras. No figuraba incluido en la medida, sin embargo, Li Zhanshu, presidente de la ANP y formalmente segundo en la jerarquía política china.

Pekín, que el lunes convocó al encargado de negocios estadounidense Robert Forden -al frente de la Embajada temporalmente- para expresarle su protesta, aguardó a este jueves para anunciar medidas recíprocas.

En su rueda de prensa diaria, el Ministerio de Exteriores chinos ha precisado que Pekín impondrá sanciones a legisladores, personal de organizaciones no gubernamentales, y responsables del Ejecutivo estadounidense que se hayan “comportado mal” en lo relacionado con la antigua colonia británica. Esas sanciones, ha indicado la portavoz Hua Chunying, se extenderán también a los familiares inmediatos de los castigados. Pekín no ha identificado hasta el momento a las personas específicas a las que se impondrán esas medidas.

Además, se retira la exención de visado de que disfrutaban los diplomáticos de EE.UU que quisieran viajar a Hong Kong o Macao. A partir de ahora, tendrán que solicitar un permiso de viaje.

Según un comunicado de la Embajada estadounidense, Forden se reunió este jueves con el vicesecretario general del Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular, Hu Xiaoli, para expresarle la preocupación de Washington por “el ataque continuado de Pekín contra los derechos y libertades fundamentales de los hongkoneses que les garantiza” la Declaración Conjunta Chino-Británica, el documento que sentó las bases para el retorno de Hong Kong a la soberanía china.

“Enfatizó que muchos países, no solo Estados Unidos, están profundamente preocupados por la erosión de los derechos y libertades en Hong Kong, y por las acciones chinas que han socavado la autonomía prometida a Hong Kong en la declaración conjunta”, continúa el comunicado.

Tras la aprobación de la Ley de Seguridad Nacional, las autoridades hongkonesas, con el respaldo de Pekín, han intensificado las detenciones de activistas y representantes de la oposición demócrata en el enclave autónomo por cargos relacionados con las protestas masivas del año pasado.

El intercambio de sanciones – no solamente en torno a Hong Kong, sino también el trato a la minoría uigur en la provincia china de Xinjiang- ha sido una constante desde la entrada en vigor de la medida. Estados Unidos ya había anunciado castigos, entre otros, contra representantes del gobierno autónomo hongkonés, incluida la jefa del ejecutivo, Carrie Lam. A su vez, Pekín los había impuesto contra legisladores estadounidenses. En julio, entre mutuas acusaciones de espionaje, los dos países ordenaron el cierre del consulado chino en Houston y el estadounidense en Chengdu, respectivamente.

Casi de modo simultáneo a la imposición de sanciones contra los catorce funcionarios el lunes, el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, lanzaba un llamamiento a relanzar las relaciones entre las dos principales economías del mundo. En una intervención ante el Consejo Empresarial Chino-Estadounidense, a poco más de un mes de que Joe Biden quede investido como el presidente número 46 de Estados Unidos, Wang instó a “retomar el diálogo, volver al camino correcto y recuperar la confianza mutua en la nueva fase de los lazos” entre los dos países.


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