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El acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos para coordinar la negociación de la reforma laboral satisface más a la CEOE que a los sindicatos

La incorporación de representantes del Ministerio de Economía a la mesa de negociación en la que se dirime el futuro de la reforma laboral, de acuerdo con el pacto entre PSOE y Unidas Podemos, ha estimulado el diálogo social. Los empresarios han acogido con más alegría que los sindicatos la presencia en la mesa de miembros del departamento de Nadia Calviño, a la que consideran más cercana a sus postulados que al Ministerio de Trabajo, que dirige Yolanda Díaz.

“El Gobierno solo es uno y nosotros negociamos con él”, dijo este miércoles Antonio Garamendi, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), durante un desayuno informativo. “No entro en el juego de si quiero más a papá que a mamá”, añadió después. Aunque el líder de los empresarios repartió pellizcos a las vicepresidentas —”Esto [la reforma] es mucho más complejo que hablar de la guerra entre dos ministras”—, Garamendi reiteró que la voluntad de su organización y la de Cepyme (la patronal de la pequeña y mediana empresa) es mantener el diálogo, independientemente de quién esté al frente.

“Nosotros en todas las negociaciones pensamos que negociamos con el Gobierno. Quién decida el Gobierno que esté en la mesa o cómo se organice es cosa suya”, reconocen fuentes de la CEOE. Respecto a las supuestas “injerencias” de Calviño que originaron la crisis entre los socios de Gobierno, Garamendi se apresuró a contener el golpe sobre la vicepresidenta económica: “A mí sí me interesa no solo lo que diga el Ministerio de Empleo, sino también la Comisión Europea, el FMI, la OCDE, el Banco de España y me interesa también, como no podía ser de otra manera, lo que diga el Ministerio de Economía, el de Educación…”.

Recelo en UGT y CC OO

La sintonía entre Calviño y los empresarios ha podido observarse en otras negociaciones, como la del salario mínimo interprofesional (SMI). La patronal justificó su rechazo a que creciera la paga mínima que fija la Administración en el impacto que la subida podía provocar en el empleo, algo que el ala socialista del Gobierno, y particularmente la vicepresidenta Calviño, valoraban de igual forma. No fue hasta que se sucedieron las alabanzas de organismos internacionales como el FMI a la recuperación de España cuando el Gobierno abrió el candado y acordó con los sindicatos el aumento del SMI hasta los 965 euros mensuales en 14 pagas.

La entrada de representantes de Economía, sin embargo, genera algún recelo entre los sindicatos, principalmente por el momento en el que se encuentran las negociaciones. De manera interna, fuentes de UGT y CC OO, las organizaciones más representativas y con asiento en el diálogo social, restan trascendencia al acuerdo político por considerar que no altera la base de la negociación. No obstante, de forma pública, los líderes de ambas centrales han dado algo más de brillo a la fumata blanca de PSOE y UP.

“Todo lo que sea una coordinación intensa en el Gobierno y que las posiciones sean colegiadas nos va bien, porque le da más fiabilidad a la mesa”, señalaba Unai Sordo, líder de CC OO. Aunque advertía después: “El problema vendría si se revisan las propuestas que ha llevado a la mesa, porque una parte de la negociación, la que tiene que ver con los convenios colectivos, está muy madura”. Pepe Álvarez, secretario general de UGT, se mostró algo menos efusivo con la resolución el conflicto: “Todo esto ha sido una tormenta en un vaso de agua”.

“De la misma manera que nosotros llevamos la representación que estimamos oportuna, pero hablamos con voz única, damos por hecho que lo hace el Gobierno”, señalan desde la CEOE. Fuentes conocedoras de la negociación, que vivió su último capítulo este miércoles, señalan que esta fue “especialmente bien”, ya que se presentaron “por todas las partes” distintas propuestas sobre diversos apartados de la misma.


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