El acuerdo alcanzado por Alemania y Estados Unidos sobre el gasoducto Nord Stream 2, que transportará gas desde el Ártico ruso hasta Alemania a través del mar Báltico, significa una dura aunque previsible derrota para Ucrania y una victoria, aunque condicionada, para Rusia. A pesar de que el Kremlin ha asegurado en diversas oportunidades de que no usará el gasoducto para perjudicar a Kiev, los expertos consideran que el Nord Stream 2, que permitirá a Rusia exportar gas a Europa sin necesidad de pasar por su territorio, hace más vulnerable y ha abierto una crisis de seguridad en toda la región.
El acuerdo ha suscitado numerosas críticas en Ucrania. El ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, dijo que el nuevo gasoducto significa una clara amenaza para la seguridad de su país, una cuestión que el presidente, Volodímir Zelenski, piensa plantear a Biden durante el encuentro que mantendrán próximamente en Washington, donde tratará de obtener más compensaciones y garantías por la entrada en funcionamiento del nuevo gasoducto.
El pacto entre Alemania y Estados Unidos para desbloquear la finalización del gasoducto incluye la obligación para Berlín de sancionar a Rusia si esta trata de usar el gasoducto como arma contra Ucrania, como ha sucedido en el pasado. De lo dicho por el portavoz del Kremlin Dmitri Peskov se desprende una evidente molestia de Moscú. Peskov señaló que el documento “habla de contrarrestar la agresión de Rusia y sus acciones dañinas tanto en Ucrania como fuera de ella”. “Estamos categóricamente en desacuerdo con esa formulación”, ha manifestado el portavoz.
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La posición de Moscú también quedó en la declaración del embajador ruso en Estados Unidos, Anatoli Antónov, quien subrayó que Rusia no ha utilizado nunca su riqueza energética como instrumento de presión política, por lo que rechaza enérgicamente los ataques que se le hacen al Kremlin en este sentido. Rusia ha demostrado en sus largas relaciones con Europa, sostiene el diplomático, ser un socio fiable y considera que las acusaciones que se le hacen no son “más que una competencia desleal”.
“El tono hostil hacia nuestro país contradice fundamentalmente el espíritu de las conversaciones” mantenidas entre los presidentes Joe Biden y Vladímir Putin el 16 de junio pasado en Ginebra, señala Antónov en su declaración. Y la atribución a Rusia de malas intenciones y las amenazas que se le hacen “no tienen fundamento y son inútiles”, según el embajador. “Nosotros no podemos aceptar ni semejante retórica ni la práctica de sanciones unilaterales ilegítimas”, afirma.
Pero a pesar de la irritación que han provocado en Moscú algunos pasajes del acuerdo, para Rusia es objetivamente un triunfo; no en vano el diario alemán Die Welt lo considera un a especie de regalo de la canciller Angela Merkel a Putin.
Entrar en la OTAN
Los temores ucranios van más allá. La compañía estatal Naftogaz cree que los rusos dejarán de bombear gas por territorio ucraniano después de 2024, cuando finaliza el actual contrato. Yuri Vitrenko, presidente de la gasística ucrania, no duda de que Moscú “utiliza el gas como arma geopolítica” contra su país y toda la región y considera que para garantizar su seguridad energética, Ucrania debe ingresar en la OTAN. Una cuestión anatema para Rusia.
No es el único que ha suscitado esta cuestión. Para Ekaterina Odarchenko, presidenta del Instituto para la Democracia y el Desarrollo, la seguridad de Ucrania se verá amenazada significativamente con el Nord Stream 2, ya que después de que Rusia deje de utilizar a Ucrania como país de tránsito para su gas, ya no temerá lanzar ofensivas que puedan dañar los gasoductos, lo que significa que la amenaza militar será mucho mayor. De ahí que coincida con Vitrenko en que es necesario acelerar la integración de Ucrania en la Alianza, así como también en la Unión Europea.
Por este motivo, Estados Unidos quiere que Rusia se comprometa a continuar el tránsito de gas por territorio ucranio como mínimo hasta 2034. Putin en diversas ocasiones ha asegurado que Rusia está interesada en continuar bombeando gas a través de Ucrania y que no tiene intenciones de incumplir el contrato, pero la puesta en marcha del Nord Stream 2 abre ahora una incógnita con su renovación.
Los rusos desde los tiempos soviéticos han demostrado ser pragmáticos en sus relaciones comerciales con Occidente. Y si Gazprom tiene planes de bombear a Europa más de 200.000 millones de metros cúbicos de gas, entonces tendrá que seguir utilizando el tránsito por Ucrania. También se verá obligado a continuar bombeando combustible por territorio ucranio si el regulador alemán no aprueba la certificación de la compañía Nord Stream 2 AG como operador independiente, ya que en ese caso Gazprom no podrá utilizar más del 50% de la capacidad del nuevo gasoducto.
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