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El adelanto electoral en Madrid fuerza a los partidos a un cambio radical de estrategias

Todo es excepcional en las elecciones autonómicas de Madrid. Nunca hubo un adelanto electoral en la región. Jamás compitieron los partidos sabiendo que volverán a estar en campaña en tan solo dos años (2023). Y ninguna formación estaba pensando en ir a las urnas en plena pandemia. Sus estrategas se intentan adaptar al terremoto político de Madrid, que examinará a todos los líderes nacionales, e intentan evitar que la campaña se resuma en tres palabras: Isabel Díaz Ayuso.

PSOE. Bajo el control de La Moncloa. La Moncloa ha tomado el control de la candidatura de Ángel Gabilondo. Pedro Sánchez ha dado la orden a Iván Redondo, Félix Bolaños y Francisco Salazar de encargarse de la estrategia y arquitectura de la campaña. El presidente también ha seleccionado directamente los componentes de la lista, que se ha rejuvenecido y reforzado con altos cargos del Gobierno. El PSOE de Madrid, simplemente, se ha dejado llevar.

En una campaña marcada por la polarización que provocan Isabel Díaz Ayuso y Pablo Iglesias, Redondo y su equipo de estrategia han dedicado los últimos 10 días a resolver la primera urgencia que se encontraron: que Gabilondo no quedase relegado en tierra de nadie. El proyecto socialdemócrata, moderado y sereno, con el que se pretende atraer el voto descontento de centro encaja con naturalidad con el cabeza de cartel.

La pandemia ha condicionado que el inicio de la precampaña sea puramente audiovisual. “Mucha televisión y mucha comunicación en redes”, resume un miembro del equipo de estrategia. Incluso se ha acondicionado un plató en la planta baja de la sede del partido. Si la pandemia lo permite, se contempla realizar actos en parques con aforo restringido. Sánchez, que presentó la candidatura de Gabilondo, se volcará en la campaña, como sus ministros.

La presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el 23 de marzo.Víctor Sainz

PP. Todos contra Ayuso, y Ayuso contra Sánchez. La campaña del PP pivotará alrededor de Isabel Díaz Ayuso y del trabajo hecho en el partido por la secretaria general regional, Ana Camins, que lleva meses renovando equipos y activando las sedes de la formación.

“El adversario es el sanchismo, que ha gobernado año y medio contra Madrid”, dice una fuente popular conocedora de la campaña del PP, que prevé que el resto de los aspirantes pongan a su candidata en la diana. “El momento es determinante: hay una campaña de acoso y derribo de la izquierda para hacerse con el poder. No están en juego dos años de gobierno, sino el modo de vida de los madrileños”, añade, llenando de contenido el lema elegido por la candidata: “Comunismo o libertad”.

Ese planteamiento, cree el PP, debe expandir la base electoral de la aspirante, apelando a la gestión hecha durante la pandemia, y especialmente a la decisión de mantener abiertos restaurantes y bares. “Conecta con un votante que va más allá del izquierda-derecha, por su defensa de conjugar la economía con la salud”, opinan fuentes del partido.

La candidata se apoyará en el líder nacional, Pablo Casado, cuyo futuro depende de retener Madrid, y en el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida. Díaz Ayuso ha decidido participar en un solo debate, limitando al máximo la confrontación con sus rivales y la posibilidad de que se repitan los errores de la campaña de 2019, cuando vivió de polémica en polémica por sus declaraciones.

Edmundo Bal, Inés Arrimadas y Begoña Villacís, este sábado. Zipi / EFE

CS. Protagonismo de Arrimadas y Villacís. Tras la traumática salida de Ignacio Aguado, el nuevo candidato, Edmundo Bal, estará muy arropado por la líder del partido, Inés Arrimadas, y por la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. Este tridente, que aglutina el principal capital político del partido en estos momentos, acaparará el protagonismo. La participación de Villacís servirá para tratar de desmontar el mantra del PP de que Ciudadanos no es un socio fiable, y que por ese motivo se rompió el Gobierno de Madrid. “El problema no ha sido Cs, ha sido Ayuso”, defenderá la formación que pondrá como ejemplo que Villacís gobierna con lealtad con el PP en el Ayuntamiento.

La dirección de Cs sabe que la supervivencia se juega en una cifra: el 5% de los votos, que una vez superado les permitiría ser decisivos en el futuro Gobierno de la Comunidad de Madrid.

El mensaje de la formación que lidera Arrimadas será que su papeleta es la única opción segura para “frenar a los extremos”, porque de lo contrario Díaz Ayuso gobernará con Vox, o Ángel Gabilondo con Podemos, según su tesis. Cs podría pactar con ambos candidatos –no desvela a cuál prefiere–, pero siempre dejando fuera de la ecuación a Vox y a Podemos. El otro eje de su propuesta será reivindicar su gestión en el Gobierno madrileño con el PP.

La campaña de Cs, dirigida por la secretaria general, Marina Bravo, y el exdiputado autonómico César Zafra como coordinador, quiere huir de las imágenes desangeladas de las catalanas, en la que apostaron por celebrar casi todos los mítines de forma telemática desde una azotea. Volverán los actos de calle, pequeños y en lugares céntricos.

La candidata de Más Madrid, Mónica García, solicita el voto por correo el 26 de marzo.MÁS MADRID / Europa Press

Más Madrid. Regionalismo feminista. Los 20 diputados del cuarto partido de la Comunidad trabajaron desde septiembre con una hipótesis en la cabeza: “Ayuso puede adelantar las elecciones en cualquier momento”. No fallaron.

Más Madrid ha logrado capitalizar un regionalismo madrileño con una oposición frontal a la presidenta. El eje del partido viró de golpe con la pandemia. El actual jefe de la campaña, Pablo Gómez Perpinyà –que era el portavoz del partido hasta el mes de mayo– decidió dar un paso al lado. Desde entonces, Mónica García, anestesista en el Hospital 12 de Octubre, ha sido el azote de Ayuso. El partido confirmó su fulgurante ascenso con la candidatura a la presidencia de la Comunidad hace una semana. García rechazó ir en coalición con Pablo Iglesias: “Las mujeres estamos cansadas de hacer el trabajo sucio para que en los momentos históricos nos pidan que nos apartemos”.

La financiación aún no está cerrada, pero este jueves lanzaron una campaña de microcréditos. “Nos hemos marcado como objetivo lograr enviar una papeleta nuestra a todos los buzones de los madrileños”, cuenta Perpinyà, que como todos sus rivales sabe de la importancia del voto por correo en una cita marcada por la pandemia.

Sin mítines ni actos multitudinarios, una de las sorpresas que maneja la formación es el alquiler de una terraza en plena Gran Vía. Más Madrid realizará aquí un acto diario durante las dos semanas previas a las elecciones. Se emitirán en todos los canales de redes sociales, donde cuentan con un equipo de diez personas. Seguramente ahí se sentará Manuela Carmena.

Rocío Monasterio atiende a la prensa en una imagen de archivo.

VOX. En clave nacional. Las elecciones madrileñas son para Vox la primera vuelta de las generales. Como muestra de la dimensión nacional que les otorga, Santiago Abascal se ha erigido en jefe de campaña de Rocío Monasterio.

La candidatura de Pablo Iglesias por Podemos ha sido un regalo inesperado para Vox, al que le beneficia la polarización. La corta historia electoral del partido ultra demuestra que se le dan mucho mejor las generales que las autonómicas. En las elecciones madrileñas de 2019, obtuvo el 8,8% de los votos, cinco puntos menos que en las generales del 28 de abril (13,8%) y casi diez menos que en las del 10 de noviembre del mismo año (18,5%).

El problema para Vox es cómo diferenciarse de Díaz Ayuso, a cuyo Gobierno ha venido sosteniendo. La esquizofrenia que supone competir con el PP por el mismo electorado y, a la vez, ofrecerse para completar su mayoría, intentará resolverla Vox presentándose como la garantía de que Ayuso no se desviará un milímetro de su línea de derecha sin complejos para caer en la tentación de pactar con lo que quede de Ciudadanos.

Vox ha encadenado una serie de éxitos electorales, el último en Cataluña, perfectamente improductivos. Incluso donde sus votos eran imprescindibles (Madrid, Andalucía o Murcia), se quedó fuera del Gobierno. Esta vez es diferente. Si Ayuso quiere su apoyo, tendrá que darle entrada en su Gobierno, reconocen fuentes de su partido.

Pablo Iglesias, el 24 de marzo en el Congreso. Chema Moya / EFE

Podemos. Iglesias como movilizador. La postulación de Pablo Iglesias a la presidencia de la Comunidad de Madrid ha acelerado los planes para la sucesión en Podemos, forzado una crisis de Gobierno y agitado el tablero político en la Comunidad como ninguna otra candidatura.

Iglesias centrará sus críticas y el mensaje duro en Ayuso. La polarización le beneficia. El líder de Podemos ya advirtió esta semana que no se escucharía de él ninguna “mala palabra” con las candidaturas progresistas. En la formación señalan que es el momento de movilizar a la izquierda, algo ya de por sí complicado en Madrid, para una cita electoral que se celebra en martes no festivo, lo que hará aún más difícil acudir a las urnas.

Isa Serra, cabeza de lista en las pasadas elecciones, será la responsable de la campaña. En medio de la crisis de la covid, esta se desarrollará con el máximo respeto a las medidas sanitarias: afluencia limitada y más actos en streaming que contacto directo. La financiación llegará con aportaciones a través de microcréditos de inscritos y simpatizantes del partido, para evitar así la participación de los bancos.

Si bien la lista definitiva de Podemos se conocerá en los próximos días, la incorporación como independiente de Alejandra Jacinto, activista y abogada de la Plataforma de Afectadas por las Hipotecas (PAH), revela que la problemática de la vivienda será uno de los ejes centrales de la campaña.

Con información de Juan José Mateo, José Marcos, Elsa García de Blas, Manuel Viejo, Miguel González y Paula Chouza.


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