Leo Messi se va del Paris Saint-Germain. La noticia se venía rumoreando desde hace algunas semanas, pero es este jueves cuando ha cogido forma en boca de su entrenador. Christophe Galtier ha anunciado (sorprendentemente) en rueda de prensa el adiós de una de las estrellas del conjunto parisino. Esto implica un cambio de aires inmediato no solo del astro del balón, sino también de su familia. Una marcha que se produce menos de dos años después de llegar a una ciudad donde nunca dieron la sensación de sentirse como en casa.
Así lo explicaba Galtier: «He tenido el privilegio de entrenar al mejor jugador de la historia del fútbol. Este sábado será su último partido de Messi en el Parque de los Príncipes, y espero que reciba la más calurosa de las bienvenidas. Este año ha sido una pieza importante del equipo, ha estado siempre disponible. No creo que ninguno de los comentarios o críticas estén justificados. Cuando tienes una temporada con el Mundial de por medio y terminas con unas estadísticas de 21 goles y 20 asistencias… Siempre ha estado ahí para el equipo. Ha sido un gran privilegio acompañarle durante toda la temporada». Este ha sido un anuncio que quizá haya pillado al propio Leo desacompasado puesto que quizá le habría gustado hacerlo a él, pero eso es otra historia.
La salida del capitán de la Argentina campeona del mundo era un secreto a voces y podría interpretarse como el pretexto perfecto para que comiencen una nueva etapa alejados de París. En la capital francesa apenas se les ha visto hacer planes, más allá de alguna cena romántica en restaurantes de élite con vistas de lujo a la mismísima Torre Eiffel.
Durante su escaso tiempo en París, Messi y Antonela se han alojado en una lujosa vivienda de 300 metros. La casa se ubicaba en una de las mejores zonas de la ciudad del Sena, el distrito Neuilly-sur-Seine, en la zona metropolitana. Su construcción y diseño eran puramente vanguardistas, y contaba con jardín, así como con cuatro dormitorios para sus hijos. Conscientes de que no echarían raíces en Francia, Leo y su esposa decidieron alquilar la vivienda a cambio de una cuota de 20.000 euros mensuales.
La sensación que permanece ahora que se ha confirmado su salida es que Messi y Antonela tan solo han sido dos turistas más que han alargado su estancia en Brasil por casi dos años, como si de unas vacaciones largas se tratara. No les ha faltado de nada, pero a la vez de todo. Ahora, deberán elegir en qué ciudad emprenden un nuevo proyecto de vida juntos. Roccuzzo sí que ha aprovechado su estancia para empaparse de moda de primera línea y ha podido presenciar desfiles de lujo como el de Louis Vuitton en la Fashion Week. Miami, Riad (Arabia Saudí) o incluso Barcelona de nuevo aparecen como opciones de futura residencia. No obstante, su retorno al Barça parece poco probable dada la complejidad financiera que entraña la operación.