El jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, durante el vídeo de lanzamiento de su campaña presidencial.@horaciorlarreta (RR SS)
El alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, ha oficializado su candidatura a presidente de Argentina para las elecciones del próximo 22 de octubre. Heredero de Mauricio Macri, que dejó el Gobierno de la capital por la presidencia en 2015, Rodríguez Larreta aspira a volver tras la huella de su jefe político e intentar vencer al peronismo gobernante en las generales. Tras meses de recorrer el país, el alcalde porteño ha hecho oficial su candidatura este jueves con un vídeo filmado en la punta sur de la Patagonia. Su propuesta, lanzada desde el kilómetro cero de la ruta 40, una carretera que une todo el país, es presentarse como una solución desde el centro y el diálogo: “O terminamos con la grieta, o la grieta termina con la Argentina”.
El lance de Horacio Rodríguez Larreta (Buenos Aires, 57 años) no es una sorpresa. Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires desde diciembre de 2015, cuando sucedió a Macri que acababa de ganar las presidenciales, Rodríguez Larreta fue durante mucho tiempo su sucesor natural. Acompañó a Macri como uno de los fundadores de Propuesta Republicana (PRO), el partido de centroderecha con el que gobernó la ciudad y el país, y fue su más fiel acompañante durante casi 20 años: compartió boleta con su jefe político en su primera –y fracasada– candidatura en la ciudad en 2003, y fue jefe de sus ministros desde que ganó en 2007 hasta que llegó a la presidencia. “Celebro y apoyo que Horacio haya presentado hoy oficialmente su precandidatura. Yo creo profundamente en la competencia”, escribió Macri en sus redes sociales unas horas después del anuncio. El expresidente, que no ha confirmado aún si él también planea ser candidato, se ha limitado a celebrar que exista competencia en las primarias de su partido: “Creo que de la tensión que produce la voluntad de ganar, siempre salimos favorecidos”.
La candidatura de Rodríguez Larreta es una de las pocas previsiones que se han dado por ciertas sobre las elecciones de este año. El peronismo gobernante que lideran Alberto Fernández y Cristina Kirchner no ha definido un candidato, a pesar de que la semana pasada declaró un alto al fuego en la batalla de facciones que mantiene en frentes opuestos al presidente y a la vicepresidenta del país desde hace casi un año. En la coalición opositora de Juntos por el Cambio, cuya mayoría ejerce el PRO, tampoco hay certezas.
Una de las críticas más duras a la candidatura de Rodríguez Larreta surgió justamente desde su espacio. El miércoles, un día antes de lanzar su candidatura, la actual presidenta de su partido le lanzó una indirecta. “No hay lugar para respuestas tibias ante la triste realidad que sufren los argentinos”, escribió en Twitter Patricia Bullrich, antigua ministra de Seguridad de Mauricio Macri en el Gobierno central, que se ha alzado como su principal competidora desde una derecha más dura. No fue la única sorpresa en la víspera del inicio de la campaña. Ese mismo día, María Eugenia Vidal, antigua gobernadora de la provincia de Buenos Aires desde el macrismo, inauguró sus oficinas de campaña con la visita del jefe político. Su foto con Macri, subida a las redes el miércoles, ha alimentado el debate sobre cuál de los tres candidatos de su espacio terminará siendo el favorito del jefe en las próximas elecciones. Vidal parece, estos días, la más cercana al expresidente: es la única que ha afirmado que no participará de las primarias en caso de que este decida ser candidato.
La irrupción de la ultraderecha libertaria ha hecho saltar por los aires la hoja de ruta de la derecha macrista. Rodríguez Larreta, que este jueves se presentó como una opción desde el centro, ha girado en los últimos meses a posturas más radicales con la esperanza de que ni Bullrich, ni el diputado libertario y economista mediático Javier Milei, le quiten votos más duros. Durante la pandemia, Rodríguez Larreta mostró ese costado centrista al fotografiarse con el presidente Alberto Fernández y el también peronista Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires, y planeando políticas sanitarias a su lado, aunque terminó enfrentándolos. El giro se ha hecho evidente en las políticas que ha llevado a cabo en la ciudad: en junio del año pasado, prohibió el lenguaje inclusivo en las escuelas tras promoverlo; este enero presentó a la antigua diputada Cynthia Hotton, una evangelista conservadora que se opuso a la despenalización del aborto, como consejera en asuntos sociales de su gabinete; y esta semana revivió una antigua pelea entre su administración y el Gobierno central sobre el uso de armamento especial al que tiene acceso la policía de la ciudad.
“Mi fuerte es laburar, laburar y laburar”, ha dicho Rodríguez Larreta en la presentación de su campaña, en la que también ha afirmado que buscará “un país donde se produzca en todos los rincones. Un país que sea un orgullo desde donde lo mires. Un país con sentido común, donde todos apuntemos para el mismo lado”. Si logra ser presidente, el camino será cuesta arriba. No le espera el apoyo de los movimientos sociales que prefieren al peronismo, la inflación interanual ha llegado al 98,8% este mes, y queda por cumplir la agenda de pagos con el Fondo Monetario Internacional: 45.000 millones de dólares, el mayor desembolso en la historia del organismo, que fue otorgado a Macri en su último año de Gobierno.
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