El amo gallego del reciclaje de basuras

Un trabajador en la planta de reciclaje de plásticos de Valtalia en O Carballiño (Ourense).
Un trabajador en la planta de reciclaje de plásticos de Valtalia en O Carballiño (Ourense).OSCAR CORRAL

La basura como fuente sostenible, como alivio de la presión medioambiental. En ello se centra el negocio del grupo ourensano Valtalia, una de las mayores empresas de economía circular de España, de capital íntegramente gallego, que transforma los vertidos en múltiples bienes. Desde el anonimato (se resiste a ser fotografiado) que le permite pasear por Ourense sin ser identificado, su fundador, César Pereira, ingeniero industrial de 46 años, preside la compañía que emplea a 900 personas y factura 150 millones de euros.

Un grupo diversificado a base del empeño de Pereira en buscar respuestas al problema de los desperdicios. Evitando acudir a terceros, ha acabado desplegando su actividad en cuatro grandes áreas —tratamiento de aguas, tratamiento de residuos sólidos urbanos, reciclados de plástico y embalaje— hasta convertirse en un importante gestor medioambiental integral y con presencia internacional: trata 1,4 millones de toneladas de residuos urbanos, recupera 600.000 toneladas de materiales, los convierte en energía y los recicla en las plantas que la misma empresa diseña cerrando el ciclo.

“Siempre me gustó crear cosas y siempre me gustó el mundo empresarial”, afirma Pereira. Por eso, cuando acabó la carrera, tras formarse en una fábrica de plásticos del empresario Fernando Fernández Tapias, se lanzó a crear su propio negocio de embalaje flexible: “No es que soñase con los plásticos; lo que me gustaba eran las transformaciones industriales, la gestión, pero eso era lo que conocía”, explica.

En 2003 puso en marcha el proyecto y dos años después entró en producción. Así nació Sogapol, su primera empresa. El origen de todo. “Fue complicado: hacíamos bolsas para grandes superficies y supermercados y se empezaba a hablar ya de la prohibición o imposición de una tasa al plástico de un solo uso”, recuerda. La crisis de 2008 acabó posponiendo ese momento. No obstante, él tuvo claro entonces que podía darle otro enfoque al negocio haciendo plásticos más sostenibles.

En 2007 la empresa comenzó a recoger residuos de diferentes orígenes (posindustriales, poscomerciales, agrícolas y de baja densidad a partir de residuo urbano) y destinarlos a la fabricación de plásticos. Pereira asegura que empezó a utilizar reciclados convencido de que debía producir de una forma más sostenible cuando el consumo de productos hecho con reciclados estaba mal visto. “Si en 2005 y 2006 un cliente sabía que utilizábamos resinas plásticas recicladas, ya no quería el producto”.

15% del mercado

Actualmente, tiene en torno al 15% del mercado español del reciclado de plásticos de polietileno, los más comunes. “Producimos unas 65.000 toneladas al año”, afirma. En el plástico, Valtalia ha invertido mucho en el desarrollo de procesos. “Hemos hecho aquí el diseño y las instalaciones necesarias para reciclarlo, hemos construido nuestras propias plantas, hemos hecho la ingeniería de esas plantas que después operamos y mantenemos y más tarde comercializamos. Hacemos toda la cadena de valor”, señala. Y añade: “Ahora, grandes empresas relacionadas con la Administración pública o la Universidad anuncian proyectos que nosotros tenemos naturalizados desde los años de la crisis porque siempre creímos que la limitación iba a estar en la materia prima y en su gestión”.

El grupo gallego sigue impulsando el negocio del plástico, pero, sobre todo, a partir de él, desarrollando procesos de ingeniería en distintos países. “No presentamos proyectos de I+D en ningún sitio, lo hacemos de modo interno, con fondos propios; siempre tenemos alguna planta piloto en alguna instalación”, sostiene. El grupo cuenta con unos 50 ingenieros en plantilla. “Desde el principio pusimos en marcha un departamento de ingeniería que fue desarrollando los procesos de tratamiento del plástico. Al buscar diferentes residuos, empezamos a ver con mucho interés el proceso del tratamiento del residuo urbano, en el que ya trabajábamos en los procesos de ingeniería desde 2007”.

A partir de ahí nació la segunda línea de negocio del grupo, dedicada a los residuos. “Estamos en los procesos de recuperación de los materiales, la disposición final, valorización energética y reciclaje de las facciones que se pueden recuperar”, enumera Pereira el proceso.

En los últimos cuatro años, la compañía ha construido, diseñado y hecho la ingeniería de la nueva planta de recuperación de materiales de Sogama, la empresa pública de la Xunta de Galicia que ahora opera y mantiene, y está construyendo la planta de recuperación de materiales de Asturias. Adjudicaciones que ha conseguido en Administraciones de distinto signo y en competencia con grandes multinacionales.

Tanto la de Galicia, con capacidad para un millón de toneladas, como la asturiana, para 415.000, son las dos grandes plantas de reciclaje material a partir de residuo urbano que se han hecho en España en los últimos años con nuevas tecnologías automatizadas. Un camino que Valtalia ha iniciado ya en Latinoamérica y que explora en Centroeuropa.

Junto a ello, sin abandonar el embalaje de plástico, se ha lanzado al del papel con una planta de fabricación de bolsas procedente de explotaciones sostenibles.

En su gestión se ha topado con un nuevo problema: “El sólido contiene líquidos y en el tratamiento incorporamos agua que también se contamina, por lo que generamos aguas sucias, lixiviados que tienen que ser tratados”. Para solventarlo, Pereira acabó embarcándose en un nuevo negocio: el del agua. Otra vez, nada de terceros.

América Latina

“Primero diseñamos una planta para nuestras fábricas y, después, proyectos de ingeniería para el tratamiento de aguas potables o residuales e industriales tanto en España como fuera”. Ahora realiza proyectos de tratamiento de agua en Panamá y en Brasil y en 2019 le dio un último impulso al grupo con la adquisición del negocio hidráulico de la gallega Espina. Genera una producción eléctrica de 500.000 MWh anuales por incineración o cogeneración.

Su reto es ahora la reducción de los impactos, hacer sostenibles los procesos de reciclado. Y cree que solo hay dos caminos: “Reducir el consumo, lo que provocaría una crisis económica brutal, o cambiar el sistema productivo manteniendo el nivel de rendimiento y de consumos, sin crisis de paro y empleo”. Esto es, una apuesta por la sostenibilidad, por el uso de energías alternativas. “El camino que ha escogido Europa”, señala.

Su especialización es precisamente llevar al vertedero la menor cantidad de residuos que se generan al reciclar materiales. “Hay que evitar que los procesos de reciclado consuman energía que no sea limpia y que generen rechazos importantes porque hay un gran riesgo de que acabes moviendo la basura de sitio”, explica Pereira, convencido de que hay que buscar el residuo cero. Mientras, está planteándose cómo resolver el problema de los vertidos plásticos al mar, que, puntualiza, no lo generan tanto las botellas ni las bolsas como “los microplásticos que desprende la ropa en los centrifugados de las lavadoras”.


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