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El año en el que se volvió a viajar


Una de las ventajas de haber tocado fondo es que ya solo cabe mejorar. En esa situación se encontraba el sector turístico al inicio del año pasado, tras un 2020 nefasto por la irrupción de la pandemia de coronavirus. Y esa esperanza se ha cumplido, aunque de forma parcial: en verano comenzó la mejora de la llegada de visitantes extranjeros y, sobre todo, hubo una explosión de la demanda nacional. Entre ambas han permitido al sector coger algo de aire, aunque sigue lejos de los niveles prepandemia.

Las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) son claras: en número de pernoctaciones —en hoteles, campings, apartamentos turísticos y alojamientos de turismo rural— hasta noviembre, la caída respecto a 2019 es del 46,5%, cuando el año pasado a esa fecha el desplome era de casi el 69%. Es decir, se sigue a la mitad de las cifras previas al coronavirus, pero la mejora es de más de 20 puntos porcentuales. Ese es el viento de cola, aunque existe otra parte menos halagüeña: se mantiene la incertidumbre por la pandemia y el tejido productivo está con el corazón en un puño, pendiente del avance de la variante ómicron que amenaza con frenar la recuperación en 2022. La luz al final del túnel sigue aún muy lejos.

Uno de los grandes retos para el sector es sortear el alto grado de volatilidad existente, como avanza José Luis Zoreda, vicepresidente del lobby turístico Exceltur. Zoreda destaca el auge de la demanda española durante el verano, así como el aumento de las llegadas de extranjeros. Sin embargo, dice que hay un cierto freno en la parte final del año por el retorno de las restricciones en la Unión Europea y Reino Unido. “La nueva ola de contagios ha ralentizado la reactivación y las perspectivas han empeorado”, subraya.

Hasta noviembre, las llegadas de turistas extranjeros se sitúa en 28,1 millones de personas, según el INE. Esto es, muy por encima de los que visitaron el país en todo 2020 (18,9 millones), pero un 64,5% menos que hasta esa fecha de 2019. María Jesús Fernández, de Funcas, subraya el vigor de la reactivación: “La recuperación desde la primavera ha tenido intensidad. Para diciembre no se esperaba una mejoría significativa por la vuelta de las restricciones y se acabará el año con una brecha respecto a 2019 de en torno al 65%: de 83,5 millones a unos 30 millones de turistas extranjeros”, sostiene la analista del servicio de estudios de las antiguas cajas de ahorro.

El Gobierno, por su parte, se queda con la cara buena de la moneda: “Hemos sido capaces de alargar todo lo posible la temporada de verano, gracias a unas estrategias eficaces de vacunación y gestión de la pandemia que han contribuido a que España se perciba como un destino seguro”, argumenta Fernando Valdés, secretario de Estado de Turismo. Además, destaca el papel relevante que han jugado los viajeros residentes en España desde verano. Un empuje que no se ha frenado: “En octubre, las pernoctaciones de los residentes en España en hoteles de nuestro país se situaron por cuarto mes consecutivo por encima de los niveles de 2019″, añade Valdés.

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Todo ello tiene su reflejo en el comercio que está más vinculado al turismo, que se ha beneficiado de esta mayor movilidad. “Este ha sido el año en el que Madrid se acerca o incluso ha rebasado a Barcelona en gasto en comercios por el impulso de los nuevos hoteles de lujo en la capital como Four Seasons”, sostienen fuentes del sector. Además hay otro destino que ha funcionado muy bien en el turismo de compras: Marbella. En este caso, explican estas fuentes, influye la llegada de extranjeros que compran segunda residencia en el país: “Tienen un nivel muy alto de gasto en comercio y restauración”.

Futuro incierto

Los expertos consultados coinciden en que el ejercicio ha sido positivo, aunque con muchos matices. Y también hay acuerdo sobre la incertidumbre que planea por la expansión de ómicron. “Afectará al inicio de 2022, ya que los ciudadanos vuelven a tener temor a viajar. Además, la vuelta de las restricciones en algunos países genera incertidumbre”, sostiene Zoreda.

En España, la región que más sufre por esta situación es Canarias. No porque tenga una peor situación sanitaria, sino porque le coge en plena temporada alta turística. Pese a ello, el sector se esfuerza por mantener el optimismo y espera sortear este nuevo zarpazo. Eso sí, todo queda en manos de las restricciones a la movilidad que impongan sus principales mercados emisores, especialmente Reino Unido y Alemania. Si las endurecen, podría dejar en papel mojado las buenas perspectivas de la industria manejadas hasta la fecha. “No se ve un cataclismo, pero se han ralentizado las reservas”, reconoce el vicepresidente de Exceltur.

La Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) confía en que no se tuerza la recuperación. Y para ello ha reclamado que se dé marcha atrás en la norma impuesta en la UE que exige a los niños de a partir de 12 años del Reino Unido las mismas condiciones que a los adultos: tener la pauta completa de vacunación para acceder a territorio europeo. En caso de no tenerla, tendrán que aportar un test negativo de coronavirus, lo que encarecerá el viaje. “La medida ya ha provocado decenas de miles de anulaciones de reservas en España por parte de familias británicas”, adelantaba la Cehat hace unas semanas en un comunicado.

Con este cóctel, las previsiones de cuándo se conseguirá recuperar las llegadas de turistas previas a la covid se tambalean. El Ejecutivo espera que ese momento llegue en la parte final de 2022: “Mantenemos la previsión de poder recuperar en 2022 los niveles de la época prepandemia en nuestros mercados del entorno europeo y en 2023 recuperar la normalidad en los del largo radio”, asegura el secretario de Estado de Turismo.

Más compras

El sector, por su parte, confía en que la nueva ola de contagios no cambie el guion de la reactivación, aunque ya retrasó el hito de la recuperación completa a 2023. Exceltur marca como clave la evolución de los próximos meses y confía en que para Semana Santa se pueda poner en marcha toda la maquinaria de la industria de cara al próximo verano. “Hay muchas ganas de viajar y ahorro embalsado, así que cuando se despejen las dudas la mayoría volverá a salir. La incógnita es saber cuándo se conseguirá resolver esa incertidumbre sanitaria”, afirma Zoreda.

Por el lado del sector comercial se espera que el aumento de los contagios sea coyuntural, gracias a la alta tasa de vacunación que hay en España, lo que da al país una ventaja competitiva respecto a otros destinos vacacionales. Y prevén un buen año en cuanto a gasto en comercio gracias a esas ganas de viajar y al ahorro que existe. Para las marcas de comercio, especialmente de lujo, la duda gira en torno a qué pasará con Asia: “Las grandes tiendas de Europa siguen echando de menos a los viajeros asiáticos”.

Las casas de estudio privadas son más escépticas sobre la fecha en la que se recuperen los niveles previos a la covid en el sector turístico. Funcas solo vislumbraba para este año llegar al 90% y ya pone en duda incluso este dato: “Tendremos que replantear nuestra previsión porque creo que se llegará a un techo más bajo que será difícil de superar”, argumenta María Jesús Fernández, que añade: “Las restricciones van y vienen y así seguirá un tiempo. El turismo nacional ayuda, pero sigue sin ser suficiente para amortiguar la pérdida del los viajeros extranjeros”. El camino del coronavirus ya es menos tortuoso, aunque todavía queda tela por cortar para la industria de los viajes.


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