Asimismo, antes de poner rumbo a Nueva York, Mario Vargas Llosa recaló unos días en Madrid, donde se le vio en la plaza de Las Ventas, en una corrida de toros de su compatriota Roca Rey con motivo de la Feria de San Isidro junto a su hijo mediano, Gonzalo Vargas Llosa, que trabaja como Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en Europa. No quisieron perderse esta cita el aristócrata Cayetano Martínez de Irujo, ni los escritores Carmen Posadas y Manolo Sánchez Corbí, el ex ministro José María Michavila, o Rafael Garrido, que acudió acompañado por su esposa, Cristina Suárez de Lezo; y Victoria Federica de Marichalar, gran aficionada a los toros al igual que su madre, la Infanta Elena, y su abuelo, el Rey Juan Carlos I.
Sea como fuere, lo cierto es que por su aspecto físico en ambos actos, se puede intuir que el ex de la reina de corazones goza actualmente de un buen estado de salud, a diferencia de lo que se comentó a comienzos de año. Pues cabe recordar que en febrero, Vargas Llosa fue visto a la salida de un reconocido hospital de la capital madrileña del brazo, y apoyado sobre un bastón, de su hija Morgana, después una revisión médica rutinaria tras haber estado ingreso víctima del coronavirus, en un estado crítico. «El coronavirus fue una experiencia desagradable porque comencé a sentir mucho frío en las piernas y, de pronto, comencé a perder la respiración, a ahogarme, a respirar con mucha dificultad», contó Vargas Llosa al presentar en la Feria del Libro de Buenos Aires su ensayo, La mirada quieta.
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