Los masajes prometen numerosos beneficios para el cuerpo, pero no todas las formas en las que se reciben son saludables. Una de las más comunes es utilizar una pistola masajeadora, y hoy vamos a enseñarte por qué este aparato que ha conquistado a todos en España debe dejar de usarse en este momento.
Estos equipos fueron diseñados para provocar ráfagas rápidas de presión sobre el tejido muscular, emulando los masajes manuales. Usan sistemas de vibración o percusión, y son uno de los primeros dispositivos que los fisioterapeutas compran para su profesión.
¿Por qué debes dejar de usar el aparato que ha conquistado a todos?
La fama de estos aparatos se debe a que facilitan el trabajo de los masajistas. Cada vez más personas quieren probar las supuestas ventajas que tiene la técnica.
El problema está en que este método posee más marketing que resultados concretos y, si a eso le sumamos la publicidad realizada por celebrities de ámbitos como el deporte y la interpretación, entonces es fácil comprender por qué todo el mundo pregunta este tipo de masajes.
Las pistolas masajeadoras también son protagonistas de publicaciones en TikTok e Instagram en las que se recomienda la terapia con ellas para tratar la celulitis. Hay quienes afirman que es capaz de destruir las células adiposas y reducir el flujo sanguíneo que afecta la zona. Además, aseguran que tonifica los músculos de las piernas y que favorece la eliminación de líquidos con desechos.
En resumen, algunos establecen que estos aparatos son la solución definitiva para cualquier problema muscular o la celulitis.
¿Cuál es la verdad de las pistolas masajeadoras?
Tales aparatos suponen un riesgo para quien los adopta sin tener la menor idea de cómo deben ser utilizados. Muchos son los casos de usuarios inexpertos, sin ninguna especialización en la materia, que sufren los peligros de esta técnica.
El principal es la entrada de alta energía en el organismo. Aunque la reacción natural inmediata es la contracción de los músculos, éstos responden al estímulo externo con tanta velocidad y fuerza que acaban empeorando los síntomas por los que se usó la pistola.
Durante los minutos iniciales, las sensaciones son buenas, similares a las de la relajación que producen los masajes con las manos. Transcurridas unas horas, sin embargo, el entumecimiento de los músculos vuelve y combatirlo es aún más difícil que al principio.
Y tampoco han mostrado nunca una gran efectividad en la lucha contra la celulitis. Al menos no los modelos de pistolas masajeadoras económicas que se comercializan en las tiendas y que cualquiera puede comprar.
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