La candidatura presidencial del diputado del Frente Amplio, Gabriel Boric, uno de los favoritos en las encuestas para las elecciones de Chile, ha enfrentado estos días una prueba a nueve días de las presidenciales después de que el Partido Comunista (PC) y otras agrupaciones de izquierda aliadas hayan publicado una declaración de apoyo al régimen de Daniel Ortega y a los cuestionados comicios sin competencia del pasado domingo en Nicaragua. “El pueblo nicaragüense concurrió masivamente a las urnas para elegir democráticamente a sus autoridades y lo ha hecho en paz, de acuerdo con su institucionalidad y leyes vigentes”, asegura el escrito, que rechaza la decisión de la Cancillería chilena, que como buena parte de la comunidad internacional no reconoció la legitimidad de esas elecciones por considerar que “eternizan un régimen dictatorial”. La definición del Partido Comunista chileno ha empujado al propio Boric a intentar separar aguas con el partido con el que tiene una alianza para conformar el Gobierno, pero lo deja en una incómoda posición de cara a la recta final de camino a las elecciones del próximo domingo 21.
“Yo invito al PC a retractarse de su postura ante Nicaragua”, dijo este viernes el candidato presidencial de Apruebo Dignidad, la alianza entre el Frente Amplio y el Partido Comunista. Poco antes, a través de la red social Twitter, el diputado de 35 años escribió: “En nuestro Gobierno el compromiso con la democracia y los derechos humanos será total, sin respaldos de ningún tipo a dictaduras y autocracias, moleste a quien moleste. Nicaragua necesita democracia, no elecciones fraudulentas ni persecución a opositores”.
En nuestro gobierno el compromiso con la democracia y los derechos humanos será total, sin respaldos de ningún tipo a dictaduras y autocracias, moleste a quien moleste. Nicaragua necesita democracia, no elecciones fraudulentas ni persecución a opositores.
— Gabriel Boric Font (@gabrielboric) November 12, 2021
Todavía está por verse el impacto que la declaración del Partido Comunista tendrá en la fase final de una campaña abierta y competitiva, donde otra de las cartas fuertes está en la extrema derecha, liderada por el candidato José Antonio Kast que, con un discurso basado en el orden, podría pasar al balotaje del 19 de diciembre, según las encuestas. La polémica en torno a Nicaragua apunta justamente a una de las principales flancos del candidato de izquierda: el nivel de influencia que tendrá el Partido Comunista en un eventual Gobierno, donde llegaría con una posición fuerte y protagónica, a diferencia de su participación en la segunda Administración de Michelle Bachelet (2014-2018), en la que no llegaron a los ministerios de primera línea. “No debieran preocupar tanto las ambivalencias de Boric como su inexperiencia política, así como la impresión de su escasa o nula autonomía con relación al PC lo que, claramente, no auspicia lo mejor para el complejo escenario en que le tocará gobernar, por muy acotado y breve que éste pudiera ser”, ha dicho la analista política María de los Ángeles Fernández.
Para Mauricio Morales, académico y analista chileno, “Gabriel Boric será presidente de Chile por una amplia mayoría si en este preciso momento declara un rompimiento definitivo de relaciones con el PC, excluyéndolo de su coalición por el apoyo al proceso fraudulento y dictatorial de Nicaragua”, según escribió en Twitter.
La abogada experta en política exterior Paz Zárate, del equipo de Relaciones Internacionales de la candidata democristiana a la presidencia, Yasna Provoste, ha asegurado que la declaración del PC “no sorprende”. “El PC de Chile ha amparado atrocidades acaecidas en China, Rusia, Cuba, Venezuela, por nombrar sólo algunos casos en tiempos recientes. Pero el problema no es sólo del PC. Esto es endémico de este sector”, asegura en referencia a posturas incluso dentro del Frente Amplio. “Sobre la base de una tergiversación del principio de autodeterminación de los pueblos, se ha hecho vista gorda de manera consistente a violaciones a los derechos humanos ampliamente comprobadas, en América Latina y otras regiones”, escribió la abogada Zárate, que recordó declaraciones recientes de sus principales líderes, incluso de la generación de jóvenes comunistas, como Camila Vallejo y Karol Cariola. “El problema que subsiste para el candidato Boric es que nadie gobierna solo. Las buenas intenciones personales no resuelven las contradicciones internas de una coalición de Gobierno”, concluyó la investigadora.
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El Partido Comunista chileno hasta el día de hoy mantiene su plena adhesión a la doctrina marxista-leninista y en las últimas décadas no giró hacia posiciones moderadas, como el Partido Comunista italiano, que se fusionó finalmente en el Partido Democrático con sectores progresistas que venían de la Democracia Cristiana, el Partido Socialista y sectores independientes. Hasta el Gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende (1970-1973), “el comunismo chileno tenía una línea doctrinariamente revolucionaria y alineada con la URSS, pero una práctica con muchos elementos reformadores y flexibles en política interna”, explica Ernesto Ottone, académico del Colegio de París. Luego del Golpe de Estado de 1973, sin embargo, cuando la dictadura exterminó a la mayoría de sus principales liderazgos y sus militantes fueron asesinados y perseguidos, desde el exilio y la resistencia hubo fuertes tensiones internas entre los que defendían un paso a la moderación y los que estaban por el camino armado para derrotar al régimen de Augusto Pinochet, que finalmente se impusieron en torno a 1979: “Se convirtió, entonces, en un partido de extrema izquierda”, explica Ottone, que militaba en el PC y que terminó renunciando justamente por este asunto. En los gobiernos democráticos desde 1990 fueron un partido testimonial que se instaló en la oposición a la Concertación de centroizquierda, aunque determinados pactos con el oficialismo les permitieron desde 2010 entrar al Congreso. En el segundo Gobierno de Bachelet volvieron a La Moneda como integrantes del desaparecido conglomerado Nueva Mayoría, pero en un segundo plano.
“El PC continúa su crecimiento gradual desde que ingresó con tres diputados en lista electoral con la Concertación en 2010, creció al doble en 2013 y eligió ocho diputados en 2017. Con 13 diputados se situarán [desde 2022] como el principal partido de Apruebo Dignidad, aunque representarán menos de la mitad del Frente Amplio si se considera a éste como una unidad política”, asegura un informe del experto electoral Pepe Auth, sobre la nueva conformación del Parlamento, que se renovará este 21 de noviembre en paralelo a la elección presidencial.
Luego de la polémica causada en el corazón de la campaña de Boric, los principales dirigentes del comunismo chileno han tenido que recular. “La política exterior en el Gobierno de Apruebo Dignidad será responsabilidad de Gabriel Boric. El PC acatará, aunque se expresen diferencias. Pero en esta materia nuestro propósito es llegar al máximo de acuerdos, con disposición a discutir todos sus aspectos”, declaró esta mañana el presidente de los comunistas chilenos, el diputado Guillermo Teillier. Vallejo, que tiene un papel importante en la campaña de Boric –ambos fueron líderes estudiantiles en las protestas de 2011–, también marcó diferencias, algo inusual en un partido ordenado como el PC, que pocas veces se permite expresar en público las diferencias internas. “Esta declaración no fue discutida ni resuelta por la dirección colectiva del partido. Condenamos las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua, Chile y cualquier parte del mundo. Gabriel Boric será nuestro presidente y él será quien defina la política exterior del Gobierno de Apruebo Dignidad”, aseguró la diputada que no repostulará al Parlamento, pero que suena como carta segura a algún ministerio importante de un eventual Gobierno.
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