El cardenal Antonio Cañizares suele salpicar sus homilías con ejemplos y comentarios pegados a la actualidad. El pasado domingo, el arzobispo de Valencia recordó a los feligreses reunidos en la catedral que “Dios no ha muerto”. ”Tengo que proclamarlo ante el mensaje nefasto de Nietsche, de gravísimas consecuencias para la humanidad y la derrota y ruina del hombre, o el de Manuel Molins y Francisco Azorín en su obra teatral, que financiada lamentablemente por organismos oficiales de los valencianos, en clara violación del derecho inalienable de libertad religiosa, va a ser representada en un teatro de Valencia”. Se refería el prelado al montaje teatral Poder i santedat, que se estrena el 16 de octubre, obra del veterano dramaturgo valenciano Manuel Molins dirigida por Francisco Azorín.
La obra trata de la pederastia y la homofobia en el seno de la curia católica. También trata la corrupción en la finanzas del Vaticano o el modo de vida de la curia romana. Aparecen personajes ficticios y otros reales, como los papas Benedicto XVI y Francisco, e incluso el cardenal español Rouco Varela. Está escrita en valenciano y ganó el premio Pere Capella de teatro hace tres años. Hasta ahora nunca se había representado. La pasada semana se instaló el cartel del montaje, coproducido por el Institut Valencià de Cultura de la Generalitat y la Diputación de Valencia, en la fachada del Teatro Principal de Valencia. Las reacciones fueron casi inmediatas.
“La obra es crítica, caleidoscópica, plantea las visiones de todos, de los sectores reaccionarios y progresistas”, afirma autor, Manuel Molins
Inspirado en el famoso grafiti de Banksy de dos policías besándose en la boca, el cartel muestra la figura de un papa sin identificar que parece estar dando un beso en la boca a un menor. El viernes pasado, Vox denunció que la obra patrocinada con dinero público “ofende a los católicos”. “Es absolutamente repugnante que unos representantes políticos hayan decidido que a la Iglesia católica se le puede atacar, se le puede humillar”, declaró el diputado provincial Joaquín Alés.
Este pasado lunes, un día después de la homilía, la Asociación de Abogados Cristianos anunció que solicitaba al Juzgado de Instrucción de Valencia medidas cautelares para pedir la retirada del montaje por los supuestos delitos contra los sentimientos religiosos y prevaricación. La asociación, que denunció al actor Willy Toledo por insultar a Dios en un litigio en el que finalmente fue absuelto, afirma en su denuncia que “en el cartel de la pieza teatral se consuman ya los dos delitos denunciados ya que reconoce ir contra la Iglesia Católica y acusa a su máxima autoridad y a la curia romana de pederastia”.
“Lo primero sería leer la obra y luego valorarla”, apunta Manuel Molins, de 74 años, a este periódico. “El cartel no tiene más importancia. Está inspirado en los policías de Banksy. Es normal que provoque a alguna gente, como normal es este tipo de cartel ambiguo que llama la atención. Y desde luego no significa acusar a ningún papa de nada. La obra es crítica, caleidoscópica, plantea las visiones de todos, de los sectores reaccionarios y progresistas, de los diferentes papas. Un elemento fundamental es que está muy documentada, como todo mi teatro. Todos los personajes y las situaciones tienen base documental. Al final del libro [publicado por Tres i Quatre], aparece un larga lista bibliográfica”, explica.
Este profesor jubilado, director y autor empezó en el teatro independiente y hoy es un reconocido dramaturgo en el ámbito lingüístico catalán. “Estudié casi 12 años en un seminario y conservo grandes amigos. Y he de decir que allí me educaron en la libertad de la conciencia. Siempre he sido católico y no he renegado nunca de mi fe. Pero eso no me impide ser crítico. Curiosamente esa acusación de que atentamos contra la libertad religiosa es la misma que le hacen al protagonista de la obra”, apostilla. La obra Poder i santedat se subtitula Els Àngels de Sodoma. “La sodomía se entiende como un pecado sexual, pero hay otra interpretación a partir de los textos bíblicos y es que alude a la no acogida del otro, al rechazo al otro; lo que está pasando a Lesbos, a los europeos con los inmigrantes”, añade.
“Siempre he sido católico y no he renegado nunca de mi fe. Pero eso no me impide ser crítico”, señala Molins
“Paco [Azorín, el director] propuso la imagen icónica y le di el visto bueno”, dice Roberto García, director adjunto de Artes Escénicas y responsable artístico de la producción. “La mayoría de carteles tiene una carga de provocación, porque pretenden ser una síntesis de lo que se puede ver y esta es una imagen metafórica importante, porque hay toda una serie de personajes vinculados al Vaticano por el ocultamiento o denuncia de la pederastia y el Papa es el líder de todos ellos”, afirma. “El propio papa Francisco pidió perdón por los casos de pederastia en la iglesia y su ocultamiento”, agrega.
Desde el Arzobispado de Valencia se incide que el comentario de Cañizares fueron unas breves palabras dentro de una larga homilía titulada Manteneos unánimes y concordes, que se editará como carta el domingo en la publicación religiosa Paraula. En la homilía, cuyo contenido ha sido adelantado por Las Provincias, aludía “a la necesidad de concordia en el contexto actual de polarización de la sociedad, y la referencia a la obra de Molins fue un ejemplo, como puso otros en otras materias”. Desde el Arzobispado de Valencia se añade lo siguiente: “El cardenal Cañizares ha pedido a quienes se han dirigido a él por esta obra que no generen violencia ni polémica. Que defender el respeto a la libertad religiosa se hace desde la libertad democrática y no desde la crispación. El Arzobispo ha puesto en valor el diálogo social que ha mantenido este martes y miércoles con sindicatos (CCOO, UGT Y USO) y organizaciones empresariales”.
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