Desde el Gran Premio de Australia de 2020, cuando el inicio de la pandemia del Coronavirus y los primeros casos de Covid-19 azotaron al paddock recién llegado a Melbourne, no se había cancelado un Gran Premio a escasas horas de su inicio y con todo el material ya en el circuito, como ha sido el caso de la suspensión este miércoles por causas meteorológicas del GP de la Emilia-Romaña en Imola previsto para este fin de semana en el histórico Autodromo Enzo e Dino Ferrari.
Pocas veces a lo largo de los 74 años del ‘Gran Circo’ las autoridades de la F1 han cancelado su evento. Pero los dos últimos evidentemente son por una causa de fuerza mayor, el uno en Melbourne 2020 por una pandemia que estaba ya causando millares de muertos en todo el mundo, luego serían millones, y de la que se desconocía todo en esos momentos. Luego fueron cayendo en cadena por los confinamientos el resto de Grandes Premios y la campaña se retomó en julio con calendario reescrito.
Las inmediaciones del circuito de Imola están inundadas
Esta vez en Imola 2023 las razones humanitarias han estado, como así debe ser, en el vértice de la decisión de cancelar en un contexto de emergencia por graves inundaciones que están costando vidas humanas. El balance este miércoles es de al menos ocho muertos, miles de evacuados y 50.000 personas sin electricidad y está previsto que tras una tregua este jueves regresen las lluvias de cara al viernes y todo el fin de semana. Tal como está escrito el calendario 2023 difícilmente podrá ser reubicado este 2023, a menos que sea a costa de una semana de las vacaciones veraniegas previstas.
Nunca antes se habían visto obligados a cancelar un GP entero de la F1 por causas meteorológicas aunque sí algún Gran Premio se ha visto perturbado por ello, como el Gran Premio de Japón, interrumpido por tifones en 2004, 2010 y 2019 y la clasificación tuvo lugar antes de la carrera del domingo.
Habría que remontarse al año 1957 para encontrar las primeras cancelaciones de los Grandes Premios de Bélgica y Países Bajos por la crisis del Canal de Suez, a raíz de la nacionalización por parte del estado egipcio donde se ubica, y la consiguiente crisis de suministro de petróleo. Se colocó a final de temporada una carrera extra en Pescara.
En 1985, de nuevo Spa fue protagonista del primer aplazamiento de una carrera. Se había reasfaltado la pista justo antes de la prueba, pero no dio tiempo a que el asfalto se asentase. Cuando los coches salieron a rodar el viernes, el nuevo asfalto comenzó a levantarse y ya que resultaba imposible correr, la carrera se aplazó y se celebró en septiembre.
Manifestantes proreformas en Bahrein
El GP Bahrein no pudo celebrarse del 11 al 13 de marzo de 2011 a raíz de la revuelta popular en el marco de lo que se llamó la ‘Primavera Árabe’ y que se expandió también al país del Golfo Pérsico. Las autoridades locales alentaron la suspensión de la carrera un mes antes cuando comenzaron. La cancelación oficial llegó el 21 de febrero.
Un año antes, 2010, fue el año de la erupción del volcán Eyjafjallajökulll islandés que paralizó el espacio aéreo europeo y alteró los planes de los equipos entre el GP de China, donde se encontraban, y el GP de España que era el siguiente del calendario, pero no los afectó.
Sí, en cambio, el terremoto de Kobe en enero de 1995 motivó la cancelación del GP Pacífico que debía disputarse el 16 de abril en Okayama y tuvo que ser pasado a octubre.
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Otras suspensiones han tenido que ver con las huelgas de los pilotos por las condiciones de escasa seguridad de un trazado: se anuló por ello Bélgica’1969 y ha habido varios GP ‘piratas’ que no constan en los libros porque alguno de los bandos de entonces abandonó el circuito como Jarama’1980, Suráfrica’1981 o el ‘GP de la vergüenza’, Indianápolis’2005, que solo corrieron seis coches, los que iban con Bridgestone mientras los calzados por Michelin se retiraron al no garantizarse su seguridad.