Cuando nada parecía frenar al Atlético, el Celta le arrancó un empate al líder en el último minuto. Ni las múltiples bajas causadas por el coronavirus, ni la superioridad del equipo de Coudet durante toda la primera parte parecían que iban a evitar otra victoria rojiblanca. Agarrado a los dos goles de Luis Suárez, el Atlético había culminado un ejercicio de supervivencia solo frustrado por ese segundo tanto del Celta. Barcelona y Real Madrid recortan ahora dos puntos y se sitúan a ocho, pero aún contabilizan un partido más.
De entrada, el positivo de Lemar obligó a Simeone a descartar a Saúl del carril izquierdo para dar paso a Lodi y reubicar al volante canterano en el centro del campo junto a Koke y a Kondogbia. Esta última tacada de positivos generados por la cepa británica de la covid-19 ha afectado a gran parte del núcleo de los jugadores que más peso tienen con la pelota en el juego del equipo. A Lemar hay que añadirle a Herrera, también positivo como el francés, João Félix y Hermoso. Con menos destreza para la salida del balón desde atrás, las circulaciones en el medio y la inventiva en las zonas calientes del ataque, a la primera jugada el líder enseñó cómo pretendía meterle el diente al partido. Se le apreció un abuso de balones en largo y una prisa excesiva por conectar con Luis Suárez.
Lo que no tenía el Atlético sí lo presentó el Celta de Coudet. Un puñado de futbolistas con buen pie dispuestos a marcar los tiempos del partido. Denis Suárez, Tapia, Brais Méndez, Nolito y Iago Aspas hicieron suyo el duelo apoyados en las proyecciones de Hugo Mallo y Aarón Martín. Una rosca de este no acertó a meterle más que el flequillo Nolito, sin ninguno de los tres centrales rojiblancos al acecho. Un aviso de lo que vendría poco después. Esta vez la comba salió de la bota derecha de Hugo Mallo. Santi Mina sí acertó a dirigir un cabezazo certero tras retratar el bajón por el que atraviesa Felipe, al que se le coló por la espalda. El central brasileño nada tiene que ver con el señalado como mejor defensor del equipo la temporada pasada. Aspas y sobre todo Santi Mina le sacaron de punto y de quicio. La amarilla que vio y su descomposición terminaría por condenarle al banquillo en el descanso.
El tanto no hizo más que amplificar la superioridad del Celta. Al líder le escondían la pelota los futbolistas de Coudet. Hacían correr al Atlético y no le daban aire ni espacios cuando perdían la posesión. Con su gobierno del balón, no profundizó mucho, pero no dejó de transmitir que el partido era suyo. Tanta ausencia de virgueros en el Atlético dejó a Correa solo como único elemento de desequilibrio. No le había dejado ni un rasguño a ese Celta adueñado del cuero. Hasta que Lodi, al borde del descanso, se anticipó en el medio del campo a un saque de Rubén. Entre Kondogbia, que estrenaba titularidad liguera, y Correa aceleraron la jugada que Llorente terminó por entregar a Luis Suárez en un centro raso al segundo palo. Por allí, el uruguayo cazó el gol estirando la pierna tras deslizarse por la hierba para adelantarse a Hugo Mallo. Una secuencia vertiginosa, de una elaboración vertical, muy propia del perfil de jugadores que el Atlético tenía sobre el campo.
Pese al empate, Simeone no menospreció la manifiesta superioridad del Celta. Sentó a Felipe para recuperar el 4-4-2 con Torreira como acompañante de Kondogbia y Saúl y Koke en los costados. Un retorno al cuatrivote que le dio réditos de manera inmediata. Kondogbia hizo una apertura fina y aguda para la carrera de Lodi. El brasileño, sin dejar botar la pelota, cosió un centró al corazón del área. Y allí volvió a reinar Luis Suárez. Otro remate a un toque para su decimosexto gol en 19 partidos.
Ya con el marcador a favor, entre Torreira y Kondogbia sostuvieron al Atlético. El centroafricano evitó con un retorno veloz el empate al cruzarse ante Iago Aspas cuando este se disponía a ejecutar a Oblak. Una acción que probablemente le habrá reforzado a ojos de Simeone. El paisaje pintaba a otra victoria rojiblanca. Poco sucedía en las dos áreas, sin ninguna parada de los porteros. Hasta que en el último minuto, Aspas trenzó un pase a Solari y este le entregó con un centro el gol a Facundo Ferreyra.
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